Y DESPUES DE LA RECESION ¿QUE?
Los datos de crecimiento económico de septiembre, nuevamente negativos, confirman la continuación de la recesión que dura ya diez meses. Excluyendo el año de la pandemia, este sería el primer año de crecimiento negativo desde la década de 1990, una situación con la que la mayoría de los peruanos no están familiarizados. Los datos económicos han mostrado muchos de los efectos cíclicos de la recesión, incluidas caídas significativas en los ingresos del gobierno y un pobre desempeño del mercado laboral. Otros problemas, como el aumento de la pobreza, sólo se confirmarán en los próximos meses, una vez finalizado el año. Los indicadores no sólo de la situación actual sino también de las expectativas empresariales, medidos por el BCR, se mantienen en gran medida en la zona pesimista, continuando la racha ganadora más larga desde los cálculos de hace 20 años y empeorando incluso en los últimos dos meses hasta septiembre. Índices de confianza en la capital Lima, obtenidos a partir de encuestas de opinión individuales. ¿Significa esto que la recesión podría durar unos meses más? Menos probable. Excepto en casos de desequilibrios estructurales muy severos o errores graves de política económica (que se volvieron cada vez más comunes en el Perú en los años 1980), las recesiones tienden a corregirse por sí solas.
Además, aunque se ha observado una desaceleración general desde el segundo trimestre del año pasado, los shocks temporales (protestas, Yaku, FEN) a finales del año pasado y principios de este han contribuido a acelerar el ritmo de entrada de la economía en recesión. Sólo los efectos comparativos subyacentes, combinados con la ausencia de recurrencia de estos shocks temporales (una NEF fuerte es una variable de alto riesgo), podrían hacer que la economía vuelva a crecer más adelante este año. Otros factores, como tasas de inflación más bajas, que a su vez permitieron que se reiniciara el crecimiento del ingreso real de los hogares, tasas de interés más bajas a través del BCR y estímulos fiscales temporales, son algunos de los factores que pueden respaldar nuevamente el crecimiento económico. El crecimiento puede ser débil y frágil. La segunda se debe al enorme problema que enfrentamos, y que nuestra clase política se niega a reconocer, a saber, que las bases para el crecimiento (y el desarrollo) del país se están erosionando cada vez más.
Está ampliamente documentado que el potencial de crecimiento (potencial) a mediano plazo de la economía ha ido disminuyendo durante una década y actualmente ronda el 2,5%, cifra insuficiente para mejorar el bienestar de la sociedad. La tasa de crecimiento económico del Perú ha sido menor que la tasa de crecimiento económico de América Latina, la región de crecimiento más lento del mundo, en tres cuartas partes de los últimos años y menor que el promedio mundial en siete de los últimos 10 años. Una parte clave de la explicación es la inestabilidad política, la falta o reversión de reformas en los últimos años, las malas decisiones políticas del gobierno y la incapacidad de adaptarse a un mundo desafiante, con nuevos conocimientos (y oportunidades) y una administración pública cada vez más burocrática e ineficiente.
La situación actual se parece cada vez más a la de finales de los años 1990: una economía de bajo crecimiento, propensa a sufrir shocks, incapaz de ganar mayor impulso. En ese momento, fue el superciclo de las materias primas lo que nos sacó de la agitación y nos dio una falsa sensación de prosperidad duradera. Actualmente los precios de las materias primas se encuentran en un nivel alto, ¿qué factores externos pueden salvarnos? Las políticas fiscales y monetarias basadas en la demanda, incluso cuando están bien diseñadas, hacen poco para limitar las fluctuaciones cíclicas. También contribuyen a la estabilidad macroeconómica. Sin embargo, es evidente que esto no es suficiente.
Autor: Alonso Segura. Fuente: Diario Gestión - pag.19. 20 de noviembre del 2023.