CONTRA LA PESCA ILEGAL

La flota pesquera de China es la que peor reputación tiene en lo que concierne a la pesca ilegal, no reportada a y no regulada a nivel global. Su presencia es notoria en Sudamérica, en cuyas aguas opera cerca de la tercera parte de dotación total de 3,000 barcos, durante todo el año.

A la caza del calamar gigante (pota), que es una especie migratoria, las naves pasan los primeros seis meses expoliando el Atlántico sur, frente a las costas de Argentina, y los siguientes seis haciendo lo mismo en el Pacífico, cerca de Ecuadory Perú, tras haber cruzado el estrecho de Magallanes, ubicado en el extremo sur de Chile.

En estos momentos, la flota china se encuentra frente a las costas de Ecuador. Sin embargo, un grupo de países está tomando medidas para combatir esa actividad. El 30 de setiembre, Ecuador, Perú, Estados Unidos y otros once países concluyeron su más reciente ejercicio contra la pesca ilegal, no declarada y no regulada, consistente en la interceptación de barcos pesqueros.

En los últimos diez años, dicha práctica ha mermado las reservas globales de poblaciones de especies marinas. Anualmente, extrae el equivalente de uno de cada cinco pescados consumidos en el planeta y genera ingresos por hasta US$ 36,000 millones. Ese monto la convierte en la sexta mayor actividad ilegal del mundo la falsificación es la más grande, con US$ 1.1 billones anuales, seguida del tráfico ilícito de drogas, con US$ 650,000 millones.

En Sudamérica, la pesca ilegal, no declarada y no reportada despoja a sus países de entre 8% y 15% de su extracción anual, según una investigación de la Universidad Americana, basada en Washington D.C. La flota china representa el 75% de las naves foráneas en esas aguas.

Liderazgo ecuatoriano

La reacción de los países latinoamericanos del Pacífico comenzó con Ecuador. En el 2020, vuelos de vigilancia marítima identificaron 340 barcos chinos, entre arrastreros usan redes que capturan grandes volúmenes sin diferenciar el tipo de especie y "poteros" especializados en capturar, procesar y almacenar pota, atrapando incalculables volúmenes de especies vulnerables al sur de las islas Galápagos, que son una reserva marina.

El entonces presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, se comprometió a defender las islas. El primer paso que tomó el Gobierno fue solicitarle a China que detuviera sus ilegales incursiones. El Perú siguió prontamente el ejemplo de su vecino. En el transcurso de los últimos tres años, la mayor parte de naves chinas se han mantenido a 100 kilómetros (60 millas) de las aguas territoriales de ambos países.

Ecuadory Perú también han conformado una coalición para abordar la problemática de la pesca ilegal, no declarada y no regulada, y han reclutado a Chile, Colombia, Costa Rica y Panamá. Todos estos países condenaron públicamente la incursión de la flota china del 2020.

Al año siguiente, se comprometieron a extender y proteger de manera conjunta sus áreas marinas protegidas, en lo que sería la mayor reserva del mundo, que duplicaría en superficie a Gran Bretaña. Asimismo, sus Gobiernos se acercaron a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para promover el establecimiento de un acuerdo que recorte los subsidios a la pesca, el mismo que fue adoptado en el 2022.

Tanto el Gobierno del anterior presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como el del actual, Joe Biden, han respaldado el contraataque de Sudamérica. Al respecto, han proporcionado equipamiento y sensores de alta tecnología. Además, en el 2020, la Guardia Costera de ese país comenzó a patrullar conjuntamente con la Marina ecuatoriana. Desde el 2022, el Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores de Es- tados Unidos) ha destinado cerca de US$ 30 millones para programas de combate a la pesca ilegal, no declarada y no regulada.

Ellos no suman En cambio, en Argentina y Uruguay, el panorama es desalentador. "La situación ha empeorado en el Atlántico", sostiene el conservacionista marino Milko Schvartzman. El número de barcos chinos en el Atlántico sur se incrementó de 74 el 2013 a 421 el 2021.

Alberto Fernández, el presidente izquierdista de Argentina, se ha rehusado a presionar por una regulación más estricta. Es que China es un aliado ideológico del Gobierno argentino y su segundo mayor socio comercial, después de Brasil. Por su parte, el Gobierno derechista de Uruguay busca suscribir un acuerdo de libre comercio con China. Es decir, ambos países tienen otras prioridades en lo que respecta al gigante asiático, que frenar a su flota pesquera.

 

Autor: The Economist. Publicado en Gestión - pag.23, 10 de octubre del 2022.