La presentación de un plan con más 600 obras e intervenciones de prevención para enfrentar el impacto del Fenómeno El Niño, con una inversión de 1,446 millones de soles, coloca al Perú en una situación operativa de ventaja ante la amenaza de este acontecimiento meteorológico.

Hace unas semanas, la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) confirmó el inicio del fenómeno climático en todo el planeta, que se caracteriza por el calentamiento de la superficie del océano Pacífico oriental ecuatorial.

En esta oportunidad, hay una mayor preocupación porque debido al cambio climático, como producto del efecto invernadero, puede exacerbar sus efectos en el mundo.

Las primeras manifestaciones de los efectos de El Niño ya comenzaron. Las intensas lluvias en la zona central de Chile es una señal de alerta de la llegada del fenómeno, que se espera aumente su intensidad aún en algunos meses y llegue a su mayor apogeo en verano del próximo año.

Una de las ventajas que hoy tenemos es que la ciencia nos pone en alerta sobre las ocurrencias de El Niño. El monitoreo cercano de los organismos especializados internacionales y el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) nos brinda valiosa información para tomar las medidas preventivas necesarias con el objetivo de mitigar los riesgos.

El anuncio del plan mencionado rompe con la tradicional respuesta reactiva del Estado peruano al adelantarse a las posibles ocurrencias de lluvias intensas, inundaciones, deslizamientos de tierra en partes de nuestro país, mientras que en el sur andino se teme la agudización de la falta de agua por las sequías.

El presupuesto señalado cubrirá tareas urgentes como la limpieza y la descolmatación de los ríos y cauces, el levantamiento de muros de contención, diques y también servirá en el equipamiento de nuestras Fuerzas Armadas y de la Policía con el propósito de que puedan desarrollar las tareas de rescate, si fuera necesario. El plan se caracteriza por ser multisectorial, lo cual implica una estrecha coordinación con las autoridades centrales, regionales y locales, las instituciones estatales, las empresas privadas y las organizaciones para que estos recursos asignados sean utilizados de forma oportuna, eficiente y transparente.

La población también juega un papel valioso, sobre todo las personas que habitan en zonas de riesgo. Aquellas que tienen sus hogares cercanos a las quebradas deben organizarse y crear sistemas de alerta temprana en caso de una caída de huaico y las que viven cerca de las riberas de los ríos deben evitar lanzar desechos al agua.

En circunstancias en que los peruanos nos enfrentamos a un nuevo desafío climático con impredecibles consecuencias, lo central debe ser trabajar por la unidad y enfrentar como un puño esta nueva amenaza climática con éxito. Hoy es momento de actuar.