MAS RIESGO NO IMPLICA MAYORES RETORNOS

 

Una de las primeras tareas de un administrador patrimonial es comprender la actitud de un nuevo cliente hacia el riesgo con preguntas que van desde lo sin sentido hasta lo complejo. Esto no significa necesariamente que el asesor quiera irritar a los inversores, sino que señala algo fundamental. El riesgo es intrínseco a los mercados financieros, pero tratar de definirlo con precisión y, en particular, determinar qué riesgos asumir y qué decisiones de inversión tomar puede ser un desafío.

Para evitar esto, la mayoría de los inversores piensan en la volatilidad, que tiene la ventaja de ser más fácil de definir y medir: describe la amplia gama de resultados que se pueden lograr utilizando un tipo de distribución de probabilidad "curva de campana". Los resultados cercanos a la mitad del gráfico son siempre los más probables; La volatilidad determina qué tan amplio debe ser un rango para que se considere "cercano".

Si es alto, también aumenta el riesgo de un resultado extremo: en términos de inversión, una gran ganancia o una gran pérdida. La volatilidad de una acción se puede evaluar observando cuánto ha fluctuado su precio en el pasado o, en otras palabras, qué tan costoso es protegerse contra fluctuaciones futuras bruscas.

Todo esto suena mucho a riesgo, incluso si persiste la persistente sospecha de que las verdaderas preocupaciones carecen de la simetría de una curva de campana: cruzar la calle corre el riesgo de que le atropellen; ningún resultado feliz es igualmente probable o inusual. Sin embargo, más allá de estas advertencias, si uno cree que la volatilidad es un riesgo, entonces se puede construir una teoría de inversión completa que permita a cualquiera construir una cartera que maximice el rendimiento y las ganancias basándose en su neurosis.

En 1952, el economista Harry Markowitz propuso algo similar y ganó el Premio Nobel (en 1990). Su Teoría Moderna de Carteras (MPT, por sus siglas en inglés) es casi con certeza el enfoque que utiliza un administrador de dinero para traducir la actitud de riesgo de un nuevo cliente en una combinación de inversiones. El problema es que la suposición principal del MPT, que asumir más riesgos traerá a los inversores retornos superiores a los esperados, es completamente errónea. Los investigadores Al Roy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton lo demuestran en el Global Investment Returns Yearbook del banco suizo UBS. Examinaron los precios de las acciones de empresas estadounidenses desde 1963 y de empresas británicas desde 1984, las clasificaron según su volatilidad y luego calcularon su rendimiento dentro de cada parte de la distribución. Los resultados de los defensores de los MPT de volatilidad media y baja son decepcionantes: la volatilidad tiene poco o ningún impacto perceptible en los rendimientos. La situación es aún peor para las acciones más riesgosas. No sólo no generan grandes beneficios, sino que también están muy por detrás del resto.

Los autores son lo suficientemente perspicaces como para no presentar su análisis sin reservas. En ambos países, las acciones de mayor riesgo son las acciones de pequeñas empresas, que en promedio representan sólo el 7% del valor total de mercado. Por otro lado, las acciones de menor riesgo son desproporcionadamente gigantes: representan el 41% y el 58% del valor de mercado en Estados Unidos y el Reino Unido, respectivamente. Esto niega la posibilidad de combinar una posición larga (larga) en acciones de baja volatilidad con una posición corta (corta) en acciones de baja volatilidad, lo que sería una estrategia de negociación de valores claramente para sacar provecho de esta anomalía y evitar la necesidad de arbitraje. En cualquier caso, las posiciones cortas son inherentemente más riesgosas que las posiciones largas, por lo que será difícil convencer a los clientes de vender acciones en corto en el contexto de fuertes fluctuaciones de precios. Por supuesto, ningún inversor sensato compraría una acción así porque podría esperar ser castigado en lugar de recompensado por asumir más riesgos. Aunque, en retrospectiva, está claro que estos valores son riesgosos: las acciones ilíquidas de pequeñas empresas, vulnerables a la competencia y a un entorno económico desfavorable, difícilmente pueden considerarse un negocio bueno y seguro. Mientras tanto, entre las acciones de menor riesgo, lo sorprendente es que mucha gente no se da cuenta de que las acciones menos volátiles también ofrecen rendimientos similares con menos riesgo. Puede que la conclusión no sorprenda a los lectores: los inversores no son del todo racionales y tal vez quieran reconsiderar las partes más atractivas de sus carteras. Quizás estas sean las posiciones que podrían conducir a una jubilación dorada, aunque la historia sugiere que es sólo especulación por especular. Llamemos a esto "riesgo irreversible".

 


Autor: The Economist. Fuente: Diario Gestión - pag.23, 12 de marzo del 2024.