TENDENCIA REACTIVADA
Carl Icahnes un inversionista que busca convertir en considerable influencia sus pequeñas tenencias de acciones en grandes empresas. Por ejemplo, posee el 1.4% de la gigante biotecnológica Illumina, que ha estado haciendo negocios poco sensatos, el precio de su acción ha caído 60% desde su pico, el 2021. Su campaña contra los jefes de la compañía ha sido una de las más candentes estas semanas, temporada en que la mayoría de empresas estadounidenses eligen sus directorios.
Nuevas reglas de gobernanza corporativa, introducidas en setiembre, facilitan que los inversionistas activistas obtengan sitios en los directorios, pues obligan a las empresas a incluir en las votaciones a todos los nominados (los propuestos por ellas y por sus detrac tores). Muchas compañías, temerosas de que las nuevas reglas favorezcan a los activistas, han buscado la tregua antes de arriesgarse a sufrirreyertas. En febrero, el fondo activista Trian terminó su batalla contra Disney luego de que el coloso del entretenimiento presentase un plan de reestructuración.
Otro gigante activista, el fondo de coberturas Elliott Management, descartó su plan para nominar directores en la firma de software Salesforce, dos meses después de que esta incluyó en su directorio al CEO del fondo ValueAct. Y este mes, la cadena de comida rápida Shake Shack anunció un acuerdo con el fondo activista Engaged Capital. Quizás esas treguas sean menos entretenidas que la tácticas de Icahn, pero para los inversionistas activistas siguen siendo triunfos.
Quince años de tasas de interés bajísimas han creado un entorno lleno de presas fáciles. Con el aumento del costo de capital, los activistas espían equipos gerenciales que, con más disciplina, podrían tener un mejor desempeño. El 11 de mayo, Elliott reveló poseer el 10% de Goodyear (US$ 4,000 millones de valor de mercado) junto con un plan para vender tiendas y reforzar sus márgenes de ganancias.
Asimismo, el 15 de mayo, anunció la tenencia del 13% de la empresa de energía NRG (US$ 8,000 millones de valor de mercado), cuya compra de la firma de seguridad Vivint describió como "la peor transacción" de los últimos diez años en el sector. Ambas campañas buscan concentrar las mentes de los gerentes y optimizar las operaciones de esas empresas. Los precios de las acciones de Goodyeary NRG subieron 21% y 3%, respectivamente, tras las noticias de la participación accionaria de Elliott.
Los activistas también están persiguiendo presas mayores. Las campañas sobre empresas con capitalización de mercado por encima de US$ 50,000 millones marcaron un récord el primer trimestre. Algunos fondos apuntan a las tecnológicas, que representaron 25% de las campañas del año pasado.
La enorme capitalización de mercado de las gigantes tecnológicas permite a los activistas destinar grandes sumas sin sobrepasar el umbral que las obligaría a revelar sus tenencias antes de que lancen campañas dirigidas a la opinión pública. Ninguna es inmune. Este mes, los fondos de cobertura Pershing Squarey Third Point revelaron tener acciones en la casa matriz de Google, Alphabet (US$ 1.5 billones de valor de mercado). Third Point insiste en que su tenencia no es una campaña activista, pero aun así se beneficiará de los esfuerzos del fondo TCI, que lucha contra los altos costos y proyectos caros de Alphabet.
Además, los activistas estadounidenses exportarán su versión de capitalismo accionista. En adición a grandes jugadores regionales, como Cevian Capital en Europa, los fondos estadounidenses de alto perfil se han hecho conocidos en los círculos de negocios mundiales, lo que les ha posibilitado relacionarse con otros accionistas.
En Japón, por ejemplo, muchos accionistas que emprendieron batallas en el pasado, como TCI, que el 2008 abandonó su inversión en la eléctrica J-Power, resultaron magullados. Pero actualmente, gracias a la reformas en la gobernanza corporativa de los últimos diez años, el sector empresarial japonés no ha tenido otras alternativa que volverse más receptivo. Las nuevas directrices bursátiles podrán solicitar a las empresas con valor de mercado inferior a su valor en libros que revelen iniciativas de mejora. No obstante, los activistas no siempre prevalecen. El 25 de mayo, ValueAct perdió una batalla para elegir cuatro miembros del directorio en Seven &I, conglomerado japonés que posee las tiendas 7-Eleven. Este mes, el propio Icahn se convirtió en blanco de un ataque activista: la intermediaria Hindenburg Research afirma que su holding, Icahn Enterprises, está sobrevaluada. Icahn lo ha negado y ha defendido el estilo de inversión que él inició. Los activistas, argumentó, "penetran los muros" de empresas mal administradas. No es seguro si él merece el trato activista, pero es innegable que muchos otros sí.
Autor: The Economist. Publicado por: Gestión - pag. 19, 30 de mayo del 2023.