POCAS ALTERNATIVAS

 

 

 

 

Se suponía que la recuperación de la economía de China tras el covid iba a sacudir al mundo, pero en lugar de eso, se ve titubeante. Tras la inicial descarga de la demanda acumulada (en meses previos), la data económica de abril no pudo cumplir con las expectativas. Como consecuencia, las cotizaciones de acciones de empresas chinas flaquearon, los rendimientos de los bonos gubernamentales cayeron y el yuan se depreció. El tipo de cambio real multilateral del país se encuentra actualmente tan débil como lo estuvo en noviembre, cuando los funcionarios chinos estaban poniendo ciudades en cuarentena.

¿Se verán mejor las estadísticas de mayo? El último día del mes pasado, el Instituto Nacional de Estadística de China reportó sus índices de órdenes de compra (PMI, por sus siglas en inglés), los cuales mostraron que la producción de servicios creció más lentamente que en abril y que la actividad manufacturera se contrajo por segundo mes consecutivo.

Otro indicador de compras manufactureras, elaborado por la publicación especializada en negocios Caixin, fue más alentador, quizás porque otorga una menor ponderación a la industria pesada del país, la cual se beneficiaría en menor medida de una recuperación económica encabezada por el aumento del consumo.

Estos grupos de PMI también parecen señalar que los precios que las empresas manufactureras pagan por sus insumos y cobran por sus productos han descendido. Algunos economistas ahora estiman que los precios al productor, aquellos que son cobrados en la "puerta de la fábrica"habrían disminuido más de 4% en mayo, respecto del mismo mes del año pasado.

Esos decrecimientos en los precios están perjudicando las ganancias de las empresas industriales, lo que a su turno obstaculiza la inversión manufacturera. Esta situación ha despertado temores de que surja una espiral deflacionaria.

Como resultado, la economía china enfrenta el creciente riesgo de experimentar una "doble caída" (un escenario de variación económica en forma de "W"), sostiene Ting Lu, economista jefe para China del banco de inversión Nomura. Eso significa que el crecimiento del PBI en un trimestre podría enfriarse cerca de 0%, respecto del anterior, aunque haya sido respetable el crecimiento de ese trimestre, si se lo compara con el mismo periodo del año previo.

En el resto del mundo, el débil crecimiento está siendo acompañado por una incómoda inflación. Esto dificulta que los encargados de la política económica sepan qué hacer. Pero los problemas que le plantean a China, el crecimiento vacilante y la inflación decreciente apuntan en la misma dirección: hacia una suavización de la política monetaria y una posición fiscal más holgada.

Algunos inversionistas les preocupa que el Gobierno chino no esté lo suficientemente preocupado. El Banco Popular de China (banco central) parece estar indiferente ante el prospecto de una deflación. Incluso sin implementar mucho estímulo, es probable que el Gobierno consiga su modesta meta de crecimiento del PBI para este año (5%), simplemente porque el año pasado la economía del país estuvo muy débil.

Esa postura cambiará pronto, predice Robin Xing, economista jefe para China del banco de inversión Morgan Stanley, quien puntualiza que, en 2015 y 2019, los encargados de la política económica china respondieron rápidamente cuando el PMI manufacturero se redujo por debajo de 50 durante algunos meses.

También está convencido de que el banco central reducirá sus requerimientos de encaje bancario en julio, si no es antes y cree que los bancos estatales de fomento de política económica que otorgan préstamos para secundar objetivos de desarrollo incrementarán el crédito para inversión en infraestructura. Eso sería suficiente para hacer que el enfriamiento de la economía solo sea un "hipo".

Sin embargo, otros son menos optimistas. Ting Lu argumenta que el Gobierno actuará, pero que pequeños ajustes no levantarán los ánimos por mucho tiempo. Una respuesta más contundente de parte del Gobierno enfrenta otros obstáculos. Sus funcionarios podrían rebajar las tasas de interés, pero esa medida comprimiría la rentabilidad de los bancos, los que ya estarían preocupados por las pérdidas generadas en créditos hipotecarios.

Asimismo, las autoridades centrales podrían transferir más dinero a los gobiernos locales, pero muchos de estos han malgastado fondos en el pasado, en proyectos de infraestructura mal diseñados. También podrían distribuir dinero en efectivo directamente a las familias, pero crear una estructura que posibilite la implementación de una medida de ese tipo tomaría tiempo. En el pasado, el Gobierno chino tenía la capacidad de estimular rápidamente la economía a través de la inversión inmobiliaria y en infraestructura. Pero desde entonces, precisa Lu, "su caja de herramientas se ha estado empequeñeciendo más y más".

 

 

Autor: Paul Krugman. Fuente: Gestión, 08 de junio del 2023.