ABUNDANCIA BIEN MANEJADA

 

El suelo de África está repleto de tesoros enterrados. La mitad de los diamantes del mundo se extrae allí y los mayores productores de cobalto, manganeso y uranio son países africanos. Desde el 2000, más descubrimientos de grandes yacimientos petrolíferos han tenido lugar en África subsahariana que en cualquier otra región. No obstante, los africanos no se equivocan cuando se refieren a la "maldición de los recursos naturales".

La élite política del continente ha despilfarrado o robado mucho de esa abundancia, con frecuencia asistida por inescrupulosas empresas privadas. El Banco Mundial predice que, para el 2030, el 62% de la población muy pobre del planeta vivirá en países subsaharianos ricos en recursos naturales, un fuerte incremento frente al 12% registrado en el 2000. Asimismo, los Estados que poseen riqueza de recursos naturales tienen mayor probabilidad de sufrir dictaduras o guerras civiles.

Una mejor gestión de recursos naturales es crucial para el futuro de África. El mundo está ávido de sus hidrocarburos, y sus minerales son necesarios para generar energía limpia. Lamentablemente, políticos africanos se arriesgan a desperdiciar la oportunidad. Pocos buscan aplicar políticas económicas adecuadas. Sin embargo, un país africano ha sido una reluciente excepción, al menos hasta hace poco: Botswana (en castellano, Botsuana).

Cuando se independizó, en 1966, era uno de los países más pobres del mundo. Exportaba carne de res y casi nada más, y solo albergaba a 22 graduados universitarios. Pero en las siguientes cuatro décadas, su tasa de crecimiento económico rivalizó las de China, Singapur y Corea del Sur, y hoy es uno de los países más ricos de África.

Una condición necesaria para su ascenso fue el descubrimiento de diamantes, en 1967, por la gigante minera De Beers Diamond Consor tium. Pero no fue una condición suficiente: la transformación de Botsuana también requirió de políticas gubernamentales apropiadas, de las que varias sobresalen.

Su Estado lleva mucho tiempo garantizando la propiedad privada yun régimen tributario estable y claro. Actualmente, De Beers estima que Botsuana retiene 80% de los ingre- sos generados por su empresa mine- ra conjunta, Debswana, a través de impuestos, regalías y dividendos. En otras partes del continente, las empresas son renuentes a invertir enormes sumas dado que las minas pueden ser expropiadas olas tasas impositivas son volátiles.

La vecina Sudáfrica, por ejemplo, figura entre los diez países menos atractivos para la inversión minera, de acuerdo con el centro de investigación Fraser Institute. Entre el 2009 y el 2018, África solo atrajo 14% del gasto del sector minero global en exploración, a pesar de poseer 30% de la riqueza minera del planeta.

Asimismo, Botsuana ha minimizado la "enferme- dad holandesa"la apreciación de la moneda local causada por las exportaciones de recursos naturales, que hace menos competitivas las otras exportaciones. Ha manejado el valor de su moneda, la pula, y ha establecido un fondo soberano de inversión. Demasiados países africanos han malgastado el dinero de sus booms de recursos naturales. En Botsuana, un fondo de estabilización permite "suavizar" los ciclos de auge y caída.

Al igual que muchos países africanos, Botsuana ha tenido dificultades para diversificar sus exportaciones e impulsar su manufactura. Tanto el desempleo (25%) como la inequidad de ingresos (entre las mundo) son elevados. Los diamantes aún representan el 80% de sus ingresos por exportación. Pero mientras petroestados como Angola y Nigeria han destinado dinero a elefantes blancos industriales, Botsuana ha invertido en futuras fuentes de riqueza, incluidas educación e infraestructura.

En vista de que la nueva tecnología hace posible que más tallado y pulido de diamantes se realice en el país, en lugar de India, las pasadas inversiones en una fuerza laboral especializada le brindarán la chance de cosechar los frutos. Es mejor tener estrategias industriales basadas en fortalezas existentes que tratar de inventar nuevas.

Pero copiar a Botsuana no es tarea sencilla. Los diamantes no son un commodity típico, y no es un tí- pico país africano. Gracias a un trío de astutos jefes tribales, quienes a fines del siglo XIX lo solicitaron a Reino Unido, la entonces Bechuanalandia se convirtió en un protectorado, no una colonia. Ello evitó al país algunos de los traumas del imperialismo y su Gobierno fue construido sobre la base de instituciones relativamente plurales y tradicionales.

Lo inquietante es que bajo Ian Khama, el anterior presidente (2008-2018), y Mokgweetsi Masisi, el actual, Botsuana ha estado presentando señales de estarse olvidando los secretos de su propio éxito. El populismo económico, el proteccionismo y los abusos de poder se están expandiendo de a pocos. No obstante, la historia del país muestra que entender los fundamentos básicos sirve de mucho. Quizás los diamantes no duren para siempre, pero los beneficios de una política gubernamental sólida, sí.

 

 

Autor: The Economist. Publicado por: Gestión, 13 de junio del 2023.