UNA TEORÍA ECONÓMICA DEL TODO

 

 

La búsqueda que realizan los físicos de la "teoría del todo" es bien conocida. El equivalente en la ciencia económica es la búsqueda de las causas comunes que expliquen las tendencias macroeconómicas de la última década en los países ricos: la reducción de la porción de la torta económica que reciben los trabajadores, el depcionante desempeño de la inversión y el mediocre incremento de la productividad.

Estas tendencias deben contrastarse con las bajas tasas de interés, el avance tecnológico en ciertos sectores y jugosos retornos para inversionistas dispuestos a a sumir riesgos. La "teoría económica del todo" más influyente es que la competencia se ha debilitado a medida que se ha profundizado la concentración de mercados. Es que a diferencia de los mercados competitivos, los monopolios limitan la producción a fin de mantener elevados sus precios y sus utilidades.

Por lo mismo, también se puede esperar que restrinjan su inversión. Tal vez sean innovadores -con el dinero disponible de sus ganancias monopólicas, ¿por qué no?-, pero es usual que el poder de mercado haga que las economías sean menos productivas.

Y los monopolios tienen muchas oportunidades para darle mordiscos a la porción que les corresponde a los trabajadores. Normalmente, las elevadas ganancias fluyen hacia los accionistas, sus altos precios reducen el poder adquisitivo de los salarios y su poder puede incluso permitirles suprimir directamente los pagos de remuneraciones.

El 3 de abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proporcionó la más reciente evidencia para partes de esta teoría. En un estudio presentado ese día, los economistas del organismo examinaron el ratio costo - precio de venta ("markup") y el costo marginal -que es una aproximación para medir el poder de mercado- de 900,000 empresas en 27 países.

Lo que encontraron fue que los markups aumentaron 8% en promedio entre el 2000 y el 2015. En hallazgos que son consistentes con análisis previos elaborados por The Economist, el FMI concluyó que el poder de mercado se ha intensificado notoriamente en Estados Unidos, y en un porcentaje menor en Europa, y principalmente afecta a sectores distintos de la manufactura, a la que el comercio internacional mantiene ferozmente competitiva.

¿Caso cerrado? No tan rápido. Quienes dudan de que la competencia se ha debilitado atribuyen tales conclusiones al surgimiento de empresas "superestrella". Argumentan que la actividad económica se está concentrando en las mejores debido a la tecnología, los efectos de red y la globalización.

Este esquema en que "el ganador se lleva la mayor parte" podría explicar el incremento promedio de los markups si los productos caros pero fenomenales estuviesen capturando más participación de mercado, o si las empresas superestrella estuviesen inusualmente reacias a gastar en activos intangibles, lo cual no figura como costo en los márgenes brutos.

Teniendo en cuenta que está en aumento la importancia de la propiedad intelectual y del valor de marca para superestrellas obvias como Apple o Google, vale la pena tomar en serio ese par de objeciones.

El estudio del FMI confirma que en la mayoría de países, un pequeño porcentaje de empresas es responsable del alza de los markups, los que se han elevado entre las mejores pero han permanecido invariables en el resto. El 10% de empresas con markup más alto es 50% más rentable que las demás, además de 3% más productivo y tiene mayor dependencia en activos intangibles.

El organismos no halló que los crecientes markups estén ralentizando la innovación, al menos no con el uso de la medición aproximada -aunque ciertamente dudosa- del número de patentes registradas.

No obstante, el poder de mercado que crece de manera orgánica sigue siendo poder de mercado. El FMI encontró evidencia de algunas de las perniciosas consecuencias de la menor competencia. Los markups altos están asociados a una menor inversión en capital físico -que estima han reducido en un punto pocentual el PBI a la economía avanzada promedio-. Las empresas top con markups altos pagan a los trabajadores una porción más pequeña del valor económico que crean.

El organismo advierte que el poder de mercado podía frenar la innovación, si es que las grandes empresas se adormilan. Eso podría ocurrir si los reguladores demoran en reaccionar a los cambios estructurales en la economía, o se comportan con demasiada laxitud en supervisar las fusiones y adquisiciones que posibiliten que las grandes se hagan de potenciales competidoras.

Al respecto, el estudio encontró que las fusiones y adquisiciones, en promedio, son seguidas por markups significativamente más elevados en las empresas involucradas en dichas transacciones. A veces se acusa a los economistas de tener "envidia de la física" -o sea, de codiciar la precisión de las ciencias duras-. Pero si la teoría económica tiene una ley digna del nombre, es que las empresas prefieren fusionarse en lugar de competir.

 

Fuente: Gestión, 09 de Abril del 2019.