PARA LOS FANS GLOBALES
Aunque eventos como los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de Fútbol masculino capturan audiencias globales, muchas franquicias deportivas multimillonarias han sido reacias a la globalización. La NFL, por ejemplo, genera el 98% de sus ingresos por derechos de transmisión dentro de Estados Unidos, y la liga de críquet de India obtiene el 96% de sus ingresos en su país, a pesar de que sus derechos valen más que los de los Juegos Olímpicos cuando se anualizan. Solo la Premier League en Europa logra ganancias significativas fuera de su región. Sin embargo, la tecnología está cambiando la forma en que se transmiten los eventos deportivos y cómo los fanáticos los disfrutan, ofreciendo a las ligas nuevas oportunidades para expandirse internacionalmente. Esto no solo representa una gran oportunidad de negocio, con miles de millones de dólares disponibles para las franquicias que se aventuren en mercados extranjeros, sino también una oportunidad mayor para las audiencias, al permitir que los espectáculos que fascinan a los fanáticos en un país comiencen a hacerlo en otros.
La dificultad del deporte para convertirse en un producto exportable contrasta con otros sectores del entretenimiento. Desde principios de este siglo, más de la mitad de los ingresos de taquilla de Hollywood provienen del extranjero. Asimismo, un tercio del streaming de música de artistas estadounidenses ocurre fuera del país, junto con una significativa venta de entradas para sus conciertos. En los videojuegos, consolas japonesas y aplicaciones chinas capturan la atención de jugadores en todo el mundo.
Dos cambios están facilitando la globalización del deporte. En primer lugar, se está produciendo una revolución en la oferta, con la transmisión de eventos deportivos moviéndose de canales nacionales a plataformas globales de streaming. Por ejemplo, la serie documental "Drive to Survive" de Netflix ha popularizado la Fórmula 1 entre los estadounidenses, y en 2023, Apple comenzó a transmitir la Major League Soccer (MLS) a más de 100 países. A medida que la distribución se globaliza, los fanáticos tienen más oportunidades de seguir diferentes competiciones.
El segundo cambio viene del lado de la demanda. A diferencia de otras formas de entretenimiento, los fanáticos del deporte suelen querer ver a sus equipos locales. Sin embargo, esta preferencia está cambiando, ya que los seguidores ahora muestran una devoción creciente por deportistas individuales, impulsada por las redes sociales. Estas plataformas permiten a los mejores atletas construir una base de seguidores que va más allá de su equipo o incluso de su deporte.
Por ejemplo, Lionel Messi ha atraído nuevas audiencias a la MLS no solo por sus seis premios Bota de Oro, sino también por sus 500 millones de seguidores en Instagram. Asimismo, el baloncesto femenino está en auge gracias a Caitlin Clark, cuyo extraordinario desempeño ha capturado la atención de fanáticos que nunca antes habían visto un partido de esta disciplina.
Además, los jóvenes, que prefieren los videos cortos, son más propensos a consumir momentos destacados y resúmenes en lugar de partidos completos. Las apuestas deportivas, recientemente legalizadas en gran parte de Estados Unidos, también están impulsando el interés por las ligas sobre el enfoque en un único equipo. Con la globalización del deporte, podrían surgir quejas similares a las que han enfrentado otras formas de entretenimiento, donde el contenido extranjero desplaza a los eventos locales. Hace un siglo, se temía que la radio atrajera a los oyentes hacia las bandas de las grandes ciudades en detrimento de las locales, y recientemente, los políticos europeos han expresado su preocupación porque la televisión estadounidense desvíe la atención de la programación nacional.
Es probable que estas quejas continúen a medida que los fanáticos sigan a deportistas famosos en lugar de estrellas locales. Sin embargo, depende de los aficionados decidir qué deportes seguir, al igual que eligen qué música escuchar o qué películas ver. En el deporte, más que en cualquier otra actividad, lo que realmente importa es la competencia.
Autor: The Economist. Fuente: Diario Gestión - pag. 23, 30 de julio del 2024.