VACUNA ANTICOVID Y MAS

 

 

El premio Nobel de Medicina de este año fue concedido a Katalin Karikó y Drew Weissman, cuyo trabajo en la Universidad de Pensilvania (UPenn) fue pionero en el desarrollo de las vacunas de ácido ribonucleico mensajero (AR- Nm), que fueron aplicadas en tiempo récord contra el coronavirus. La idea detrás de esas vacunas era generar AR-Nm que codificase parte de una proteína en el agente patógeno, lo que provocaría una respuesta del sistema inmunológico a fin de proteger de la infección.

Además, la capacidad de persuadir a las células a producir proteínas, a pesar de que no posean los genes para hacerlo, podría tener muchos otros usos aparte de vacunas. Pero en biología, nada es simple. Intentos previos de producir ARNm crearon una respuesta hostil al ARN inyectado. Las células reconocieron la molécula como intrusa e invitaron al sistema inmunológico a matarlas, pues asumieron que se habían infectado.

La Dra. Karikó y el Dr. Weissman notaron que había diferencias químicas significativas entre el ARN creado artificialmente y el humano, de modo que le hicieron "retoques" para que se asemeje a la versión natural. Esto sucedió el 2005. La revista científica Nature rechazó el artículo que ambos escribieron sobre su hallazgo y tuvieron que bregar duro para que fuese publicado por otra, Immunity. Antes de eso, Karikó había sido degradada por UPenn por insistir en su investigación, pues sus superiores consideraban que no conducía a nada. Al principio, hubo poco interés.

Pero a inicios del 2020, cuando los gobiernos presionaron el "botón de pánico", dos compañías BioNTech y Moderna ya trabajaban en vacunas ARNmy pudieron desarrollar versiones eficaces contra el nuevo coronavirus. Miles de millones de vacunas después, con millones de vidas salvadas, Karikó y Weissman se han convertido en héroes.

El Nobel de Física también fue otorgado por un trabajo cuyos resultados se vieron muchos años después. Los galardonados, Pierre Agostini, Ferenc Krausz y Anne L'Huillier, desarrollaron láseres que emiten pulsos de luz tan cortos que se miden en attosegundos (la trillonésima parte de un segundo), que permiten observar muchos procesos físicos que ocurren a ese tipo de velocidad. Por ejemplo, los electrones orbitan los átomos tan rápido, que cambian de posición en attosegundos.

La idea básica es similar a la luz estroboscópica, que permite capturar imágenes de objetos que se mueven a gran velocidad en la vida diaria, como el aleteo de los colibríes. La Dra. L'Huillier fue la pionera. En 1987, cuando trabajaba en el Centro de Investigación Nuclear Saclay (Francia), experimentó con láseres y gases nobles, como argóny neón, a fin de hallar un proceso que genere ondas luminosas que produjesen pulsos de luz ultravioleta que duren unos cientos de attosegundos.

El 2001, el Dr. Agostini, también en Francia, convirtió el proceso de L'Huillier en una tecnología viable al diseñar un modo de producir series de pulsos de luz que duraron 250 attosegundos. Por la misma fecha, el Dr. Krausz, hacía lo propio en Austria. Actualmente, se ha logrado reducir esa duración a unas docenas de attosegundos. Aunque aún no es posible obtener fotogramas perfectos de electrones orbitando átomos, una visión borrosa es mejor que nada.

Los pulsos de luz que duran attosegundos podrán usarse en el futuro para crear dispositivos electrónicos ultra rrápidos, para provocar que las moléculas emitan la radiación adecuada en función de su composición química, o para analizar muestras de sangre con el objetivo de detectar hasta los más diminutos marcadores de enfermedades.

Por su parte, el Nobel de Química fue concedido a Moungi Bawendi, Louis Brus y Alexei Ekimov, por el descubri- miento y síntesis de los puntos cuánticos (nombre informal de los nanocristales semiconductores), cuyas propiedades no dependen de su composición química sino de su tamaño. El Dr. Ekimov comenzó a experimentar en 1979, en Leningrado (hoy San Petersburgo) y el Dr. Brus, en 1983, en los Laboratorios Bell, en Nueva Jersey. El Dr. Bawendi, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ayudó a convertir esos experimentos en tecnología utilizable.

En 1993, desarrolló la manera de producir puntos cuánticos a pedido, los que hoy son usados para alumbrado, para capturar energía solar y para generar imágenes biomédicas. Pero su uso más conocido es en tecnología de consumo-televisores y monitores quantum LED, por ejemplo. En el futuro podrían ser usados en la arquitectura de computadoras cuánticas.

En ocasiones, los premios Nobel son criticados por estar muy rezagados de los avances científicos. Algunos científicos, ampliamente considerados como potenciales ganadores, han fallecido antes de ser galardonados (los premios solo se entregan en vida). Pero los de este año muestran por qué a menudo las cosas se mueven despacio. Tal como lo prueban las dificultades que enfrentó Karikó, pueden pasar muchos años para que se vuelva evidente el significado pleno de una pieza de investigación destinada a cambiar el mundo.


Autor: The Economist. Publicado en Gestión- pag.23, 12 de octubre del 2023.