GANADORES Y PERDEDORES

 

 

A principios de la pandemia, el sector tecnológico estuvo desbordado por una sensación de euforia. Con miles de millones de personas encerradas en sus casas, el trabajo y el juego se mudaron online. Muchos esperaban que la nueva normalidad provocaría un enorme boom de productividad, pues las empresas se digitalizaban y los trabajadores pasaban menos tiempo transportándose.

La excitación fue más evidente en los mercados bursátiles, donde cualquier empresa relacionada con esa tendencia vio subir el precio de su acción. El valor de un portafolio de idéntica ponderación de cinco favoritas de la pandemia, llamé moslo "índice de locura por confinamiento", se incrementó 320% desde el inicio de la pandemia hasta su pico, en agosto del 2021. En cambio, el índice tecnológico Nasdaq subió 88%.

La manía ha terminado. Hoy, el índice de locura por confinamiento, que está conformado por el servicio de straming Netflix, la fabricante de sofisticadas bicicletas estacionarias Peloton, la app de negociación bursátil Robinhod, la plataforma de e-commerce Shopify y la empresa de videoconferencias Zoom, ha caído más de 80% desde su pico, excediendo largamente la baja de 18% del Nasdaq. Las acciones de Zoom y sus amigas se están negociando por debajo de sus precios prepandemia.

¿Cuán preocupante es este retorno a la Tierra? En parte, es un reflejo de perspectivas sombrías para la economía global, sacudida por la inflación, la guerra y el aumento de las tasas de interés. Y es decepcionante que dos años de digitalización y trabajo remoto no hayan brindado clara evidencia de un boom de productividad. No obstante, aún hay motivos para sentirse "tecno-optimista".

Es que gran parte del entusiasmo inicial podrían haber estado enfocado en el tipo equivocado de empresas.

Aunque las favoritas de la pandemia se han esfumado, continúa el viraje hacia una mayor digitalización. Las verdaderas ganadoras no son las rutilantes empresas de consumo sino las que proveen la infraestructura que posibilita este cambio.

Mucho del declive del índice de locura por confinamiento refleja precarios modelos de negocio. El 22 de agosto, Zoom reportó un aumento de sus ingresos de 8% en el segundo trimestre respecto del mismo periodo del año pasado, la tasa más baja desde que comenzó a listar, el 2019. Tres días después, Pelotón reportó una caída de casi 30% de sus ventas en el mencionado trimestre. Los suscriptores están huyendo de Netflix hacia otras plataformas como Disney+. Robinhood está reduciendo su personal en 25% debido al menor interés de los inversionistas de intradía.

El desvanecimiento del boom del teletrabajo también ha afectado la demanda por Hardware. Se espera que el transporte mundial de PC decline 10% este año y se estima que las ventas de teléfonos móviles caigan 7%. Asimismo, una desaceleración del gasto en videojuegos y una serie de implosiones en el entorno cripto mellado las ventas de poderosos semiconductores usados para el minado de dinero digital y renderizar gráficos.

Pero hay que mirar más allá del auge y caída de la tecnología de consumo para ver los verdaderos éxitos. El mercado de infraestructura de la tecnología que apuntaba la vida diaria de la gente, tales como computación en la nube, ciberseguridad y pagos digitales, está prosperando. Se espera que el rubro de la nube crezca a casi US$ 500,000 millones este año (el 2019 sumó US$ 243,000 millones).

El servicio en la nube de Amazon, el más grande del mundo, sigue creciendo 33% cada año, representó 75% de sus ingresos operativos en los últimos doce meses y está sosteniendo al debilitado negocio de e-commerce de la compañía. Sus rivales más cercanos son los servicios en la nube de Microsoft y Gooble, cuyas ventas anuales están creciendo 40% y 36%, respectivamente.

La migración a la nube ha creado nuevas demandas por ciberseguridad, otra ganadora tecnológica. La suma de los ingresos de las tres firmas de ciberseguridad listadas casi se ha duplicado desde el inicio de la pandemia. Su capitalización de mercado se ha triplicado y solo ha descendido una fracción desde inicios de año.

Los pagos digitales son otro punto brillante, gracias a los confinamientos y el distanciamiento social. El 75% el 2019, y nueve de cada diez minoristas estadounidenses lo aceptan como método de pago. Casi 200 millones de personas en China e India han usado alguna forma de pago digital por primera vez desde la aparición del covid.

Un tercio de adultos en África subsahariana tiene una cuenta de dinero móvil, comparado con 20% el 2017.

Si bien la burbuja de las favoritas de la pandemia ha estallado, el repiqueteo de la digitalización continúa.

Las tecnologías menos llamativas brindan la infraestructura subyacente para el viraje con las reales beneficiarias del covid. Todavía está por verse si algún día alimentarán un incremento de la productividad, pero durante la pandemia estaban ocurriendo más cosas aparte de la locura por confinamiento.

 

 

Autor: The Economist. Publicado en Gestión, 06 de setiembre del 2022.