¿APARTARSE DE LAS REGLAS?

 

 

Con suerte, el mundo estará atiborrado de vacunas contra el covid-19 afines de este año. Pero ahora no lo está, y la vasta mayoría  de los miles de millones de dosis producidas se ha administrado en países ricos. En cambio, las muertes se están concentrando en países pobres. Algunos gobiernos están proponiendo opciones radicales para remediar esa disparidad.


Por ejemplo, India y Sudáfrica plantean que los miembros de la Organización Mundial del Comercio otorguen dispensan a la protección de propiedad intelectual  (PI) para tecnologías que combatan el covid-19, incluidas vacunas.


Algunos en el mundo avanzado están interesados, en Estados Unidos, diez senadores demócratas han instado al presidente Joe Biden a respaldar la idea. Sin embargo, las farmacéuticas alertan que asestaría un duro golpe a la innovación.


El argumento económico para la protección de PI parece bastante convincente. Las farmacéuticas invierten fuertes sumas en desarrollo de fármacos sin contar con ninguna garantía de éxito. Si otras pudiesen copiar libremente un nuevo tratamiento, su precio bajaría rápidamente hasta su costo marginal de producción, dejando a la innovadora incapaz de cubrir sus costos de desarrollo. Por ende, es necesario otorgarle un corto periodo de monopolio para que sus inversiones valgan la pena económicamente. Las patentes proporcionan esta protección.


No obstante, la protección de PI no siempre funciona así.


Es habitual que estudios encuentren poco o ninguna evidencia de que impulse la innovación, sostiene Michele Boldrin y David Levin, de la Universidad Washington en San Luis (Misuri) las farmacéuticas, donde los derechos de PI son asumidos como esenciales, no son la excepción. En  Estados Unidos, las patentes les confieren grandes ganancias pese a que la inversión privada solo es un tercio del gasto en investigación biomédica.


Otras retribuciones a la innovación, como recompensas financieras, podrían generar más medicinas novedosas a bajos costos. Pero por ahora, la protección de PI es crucial para los negocios de la mayoría de compañías que desarrollan vacunas contra el covid-19 ¿Deberían otorgarse ciertas dispensas ante una pandemia que sigue cobrándose más de 10,000 vidas diarias? Los defensores de la idea argumentan que la pandemia es un evento extremo que lo justifica.

Pese a ello, la experiencia del año pasado indica cómo los gobierno podrían hacerlo mejor la próxima vez que negocien contratos, por ejemplo, para vacunas contra nuevas variantes del virus. Habiendo invertido tanto en desarrollo, obviaron incluir en los contratos medidas que obliguen a las farmacéuticas a compartir la información que otras necesitan para producir rápidamente grandes volúmenes de vacunas; tampoco buscaron presionarlas para que transfieran tecnología para expandir la producción.

Extretanto, los gobiernos podrían repensar las reglas base para transferencia tecnológica e intercambio de PI, a fin de estar preparados para la próxima pandemia.

Se han cometido errores cuyo costo está medido en vidas, y no pueden repetirse.

 

 

Publicado en Gestión, 29 de abril del 2021.