NO ES NECESARIO QUE TE VEAN

El suplicio de las videoconferencias y cómo solucionarlo.

Fue uno de los videos virales del 2017. El académico estadounidense Robert Kelly comentaba sobre la política surcoreana en BBC World News, cuando sus dos pequeños hijos, impacientes por llamar su atención irrumpieron en la habitación. Fue un momento natural y jovial. Lo que no se veía natural y jovial. Lo que no se veía natural era la postura de Kelly antes de la interrupción.

Estaba siendo entrevistado vía videochat y mantenía la mirada fija y vidriosa. Al igual que la mayoría de personas que utilizan esa tecnología, parecía que estaba apareciendo en un video pidiendo ser rescatado de un secuestro. Esas torpes interacciones son características en los canales de noticias y su insaciable apetito por consultar expertos, muchos de los cuales viven muy lejos del estudio de televisión.

Cada vez más, ese tipo de trasmisiones también está formando parte regular de la vida laboral. Muchas reuniones ahora necesitan un monitor de video a fin de que otras personas puedan participar a la distancia, cuyos rostros surgen magnificados, como los de los villanos en las pantallas de la nave espacial insignia Enterprise, en la serie "Star Trek". Es probable que en el futuro haya más reuniones que involucren el uso de monitoreos.

Una encuesta publicada a principios de este año predijo un crecimiento anual de 12% en las ventas globales de equipos para videoconferencias hasta el 2023. Viéndolo desde el lado positivo, esto podría contribuir al combate contra el cambio climático: un videochat es incalculablemente más limpio que un vuelo de larga distancia.

Sin embargo, es díficl encontrar estimaciones realistas respecto a cuánto se podría ahorrar en términos de emisiones de carbono. Es saludable si las videollamadas hacen que la gente no vaya a la oficina en auto, pero menos provechoso si lo que hace es evitar el transporte público. Algunos de sus defensores también afirman que las videoconferencias son muchos mejores que las llamadas telefónicas. Señalan que es más fácil establecer una relación con alguien si es posible verlo en pantalla, y no con oír su voz. Las expresiones faciales y los gestos con las manos pueden dar una mejor idea de la actitud y las intenciones del interlocutor, lo cual puede servir para evitar malentendidos.

Pero en muchas comunicaciones a nivel profesional uno podría desear ocultar o disimular su estado anímico.

Hasta en ambientes más íntimos que la oficina, los mensajes de texto han reemplazado a las conversaciones telefónicas, de modo que sin ser oídos hace que muchos se cohíban, imagínense ser vistos. Este columnista tiene un rostro que solo una madre podría amar -es por ello que, aunque ocasionalmente participa en podcast de The Economist, está ausente en sus videos-. No desea ser visto por la gente con la que se comunica, ni verse a sí mismo en una esquina de la pantalla, pues automáticamente se pone nervioso. Si alguien de Relaciones Públicas le sugiere una entrevista vía video, siempre opta hacerla por teléfono.

No todos quieren ser vistos cuando están en medio de una prolongada llamada telefónica, especialmente si se encuentra en casa, donde ni la ropa ni la escenografía juegan a su favor. Además, es difícil mantener la atención durante mucho tiempo. La capacidad de revisar e-mails o resultados deportivos es la única manera de lidiar con el tedio de , digamos, llamadas para discutir la participación como panelista en conferencia -esas llamadas suelen duran más que los propios paneles-.

Esa opción desaprece cuando el rostro está frente a cámaras. No obstante, pueden hacerse mejoras a la videoconferencia. Facebook ha lanzado Portal, que promete (¿amenaza?) seguirá la persona mientras se desplaza, captándola en video todo el tiempo. Apple planea una función que usará "manipulación avanzada de imágenes" para que parezca que los ojos siempre estén mirando de frente, incluso si no lo hacen.

Para este columnista, la primera opción le recuerda escenas de antiguos filmes de terror donde los ojos del retrato seguían a las víctimas por la habitación. Prefiere cómo suena la segunda, especialmente si existiese una versión que digitalice su rostro y se pueda programar inteligencia artificial para insertar frases pregrabadas como "tiene razón" y "hmmm" en momentos apropiados, de modo que él pueda ocuparse en sus asuntos.

Los grandes escritores han jugado con la idea de estar constantemente vigilados -con resultados perturbadores-. Jeremy Bentham concibió el Panóptico, una prisión en la que un solo guardia puede ver cada celda, sin ser visto. Winston Smith, el desafortunado héroe de "1984", la novela de Geroge Orwell, descubre agentes de Gran Hermano le han estado vigilando a través de una pantalla de TV y que, por ende, están al tanto de su deslealtad.

Una videoconferencia puede ser altamente útil en ocasiones, pero no todas las reuniones las requieren.

Así que antes de aparecer en una, pregúntese: ¿Es mi cara realmente necesaria?.

Publicado en Gestion, 21 de noviembre del 2019.