CARAL "MÁGICA Y ANCESTRAL
Veinte años después del inicio de las investigaciones arqueológicas en Caral, la certeza de su grandeza es inobjetable. Esta civilización hilvanó un saludable tejido social, organizado y pacífico, que es perentorio conocer.
Muy cerca de Lima se encuentra cuno de esos destinos que ningún peruano debería dejar de conocer, pues allí se desarrolló una de las civilizaciones más antiguas del mundo. La ciudad Sagrada de Caral, como se le conoce, floreció hace 5,000 años, pero son relativamente recientes los conocimientos que se han difundido acerca de cómo vivieron los primeros pobladores de América.
Este complejo arquitectónico se encuentra en Supe, en la provincia de Barranca, al norte de Lima, donde en 1993, apenas provista de sus instrumentos de investigación, la arqueóloga Ruth Shady instala una carpa sobre la explanada desértica del valle para iniciar las primeras exploraciones en la costa norcentral del Perú, que develarían para el mundo, finalmente, la majestuosidad de esta urbe de la antiguedad, hecho que la Unesco reconoció en 2009, cuando la declaró patrimonio de la humanidad.
Los estudios han revelado la sólida estructura social de Caral, la que influyó en las posteriores sociedades andinas hasta la organización del Imperio incaico. Por eso, los que visitan la zona arqueológica se sorprenden con los ancestrales conocimientos en construcción, astronomía, agricultura, pesca y manufactura que perduraron durante su existencia. Hoy la tarea se enmarca en revalorar la especialización productiva de la población caralina, que le permitió alcanzar notoriedad y posperidad.
NUEVA VISION:
En años recientes, la Zona Arqueológica Caral (ZAC) implementa proyectos sociales orientados al desarrollo integral y sostenible de la población del valle de Supe, y tiene como eje el patrimonio arqueológico de la civilización Caral.
Por ejemplo, la ZAC trabaja en la recuperación del cultivo de algodón de colores que hace 5mil años permitió a los antiguos pobladores del valle confeccionar sus prendas de vestir y otras indumentarias, en las que prevalecieron el verde, beis, marrón y amarillo.
Esta labor se realiza desde 2004, para lo cual ha promovido la creación de la Asociación de Agricultores Orgánicos de Algodón Nativo de Colores de Caral. Estos agricultores proyectan su cultivo en más de 15 hectáreas.
Los turistas que recorren la zona pueden advertir, además, la labor que desarrollan 50 mujeres capacitadas en la manufactura del algodón nativo. Ellas integran la Asociación de Hilanderas y Textileras y confeccionan tanto prendas de vestir como accesorios, entre ellos, carteras y bolsones que ofrecen ordenadamente, al finalizar el recorrido por la ciudadela sagrada. En visita, el turista siempre contará con el servicio de un guía oficial.
ORGANIZADA Y FESTIVA:
Lo que se puede concluir, a la luz de lo estudiado, es que los pobladores de Supe vivieron en asentamientos nucleados, de diversa extensión y complejidad, distribuidos por secciones del valle. Los pobladores participaban en actividades colectivas de producción, así como en otras, sociales, económicas y religiosas, diseñandose un importante tejido social, que no dejó de lado la música, la danza y la comida.
Un conjunto de 32 flautas traversas, 38 cornetas y 4 antaras, recuperadas en las excavaciones, revela que se trató de una civilización sin conflictivdad social, pacífica e incluso festiva.
Publicado por Diario El Peruano ( 29 de Octubre del 2014 )