Francia apuesta por las renovables para reducir el peso de la energía nuclear.
El Gobierno francés presentó este miércoles su proyecto de ley sobre la transición energética, uno de los compromisos del presidente François Hollande, que pretende elevar el peso de las renovables en detrimento de la energía nuclear, que actualmente supone el 75 % de la electricidad del país.
La ministra de Ecología, Ségolène Royal, indicó que lejos de ser un freno a la economía del país, la apuesta por los sectores tecnológicos limpios será un instrumento de creación de riqueza y de empleo que contribuirá a la salida de la crisis.
El plan establece que la energía atómica no deberá incrementar la producción actual, que es de 63,2 gigavatios, y pasará a ser el 50 % de la producción eléctrica en 2025, con respecto a las cifras de 2012.
Para ello, el Gobierno establecerá una serie de medidas destinadas, por un lado a reducir a la mitad el consumo energético en el horizonte de 2050 y, por otro, incrementar el uso de las renovables, que deberá ser el 32 % del total.
Con ello, Francia prevé bajar la factura energética del país, que actualmente supera los 65.000 millones de euros anuales y disminuir un 40 % las emisiones de gases a efecto invernadero en 2030 en comparación con las de 1990.
“Este plan no supone una renuncia a la energía nuclear, es una apuesta por la diversificación de las fuentes”, indicó Royal, que recordó que el sector atómico emplea en el país a 200.000 personas.
La ministra, que consideró “extremadamente ambiciosa” la ley, se negó sin embargo a precisar la forma en la que el peso de la nuclear será reducido, puesto que la ley no entra en ello.
Presiones de los ecologistas
Pese a las presiones de los ecologistas, el texto presentado no cifra la bajada de la producción de electricidad atómica ni regula el cierre de centrales nucleares.
Royal indicó que esas decisiones se tomarán paulatinamente y en concertación con el sector.
En particular con la eléctrica pública EDF, de la que el Estado posee el 85 % del capital, y que deberá presentar un plan estratégico que vaya en el sentido de la ley.
Los ecologistas reclamaban que el Gobierno regulara el cierre de las centrales nucleares, pero ni siquiera se refiere a la de Fessenheim, la más vieja del país y la única que Hollande se había mostrado dispuesto a cerrar.
La ministra indicó que eso dependerá de los industriales, al igual que con el resto de las centrales, que tienen entre 30 y 40 años, periodo de vida máximo que los ecologistas consideran viables para mantenerlas en actividad.
“Cerrar una central nuclear no es apretar un botón“, indicó Royal al vespertino “Le Monde”, al tiempo que señaló que hay que pensar en la recolocación de los trabajadores de esas plantas.
Para favorecer el desarrollo de los oficios ligados a la economía verde, se establecerá un programa específico de formación profesional.
Publicado por Eco-Sitio (22 de Junio del 2014)