Egipto diseña una réplica del trono de Tuntankamón
El trono de Tuntankamón fue fabricado con madera, láminas de cobre y plata y fue decorada con piedras semipreciosas.
Egipto ha diseñado una réplica del trono del faraón Tuntankamón, la primera de una serie de copias de piezas arqueológicas que están hechas de los mismos materiales que se emplearon originalmente y que serán puestas a la venta en internet.
El Ministerio egipcio de Antigüedades informó hoy, en un comunicado, de que un grupo de artistas egipcios ha elaborado una copia del trono de Tuntankamón gracias a una iniciativa gubernamental.
La idea es apoyar la arqueología a través de la producción de copias de monumentos célebres para su posterior venta en internet.
El ministro de Antigüedades, Mohamed Ibrahim, aseguró que estos modelos arqueológicos se caracterizan por la alta calidad y precisión con la que fueron ejecutados a manos de artistas y técnicos especializados, a su vez supervisados por arqueólogos.
Cada copia incluirá las distintas inscripciones que incluía el objeto original y será grabadas "meticulosamente" para "otorgar la oportunidad a los amantes de la historia del antiguo Egipto en todo el mundo de adquirir modelos de una determinada pieza con una calidad inigualable", explicó en el comunicado.
En el caso del trono de Tutankamón, la réplica "necesitó más tiempo y esfuerzo para su fabricación, ya que está considerada una de las piezas más importantes por su perfección", dijo Amro Taibi, director ejecutivo de este equipo de producción arqueológica.
La pieza fue fabricada con madera y láminas de cobre y plata, y después fue decorada con piedras semipreciosas con la intención de lograr la imitación más parecida posible a lo que realizaron los antiguos artistas egipcios.
Taibi añadió que se está acabando la elaboración de varias piezas de joyería del faraón Tutankamón, entre ellas un conocido colgante, la corona real y el pectoral que representa un escarabajo alado.
Tutankamón, de la dinastía XVIII, reinó en Egipto durante un corto periodo (1.332-1.323 a.C.) y lo más relevante de su mandato fue la devolución de la influencia y el poder a los sacerdotes de Amón, tras la experiencia monoteísta de Akenatón.
También será recordado por su supuesta maldición, la que también dice que contribuyó a la muerte repentina en El Cairo de Lord Carnarvon, el mecenas que financió la misión del arqueólogo Howard Carter, que encontró la tumba de Tutankamón el 4 de noviembre de 1922.