AUTOR: HUGO CARRILLO CAVERO.
El 20 de enero se produjo un deslizamiento de tierras en el distrito de Cuenca (región Huancavelica) que causó graves problemas, como el estrangulamiento del cauce del río Mantaro, cuyas aguas destruyeron extensas áreas de cultivo, viviendas, infraestructura vial (férrea y carretera), generando un significativo número de pobladores damnificados.
El Gobierno respondió prontamente con el DS N° 011-2014-PCM, declarando en emergencia los distritos de Cuenca, Izcuchaca y Mariscal Cáceres, de la provincia de Huancavelica, y los distritos de Acostambo y Ahuaycha, de la provincia de Tayacaja; lo que unido a las acciones del gobierno regional de Huancavelica y los gobiernos locales de la zona evidencian una respuesta oportuna de las instancias gubernamentales frente a dicho desastre.
Sin embargo, el peligro continúa. Existen aún cuatro lugares con grave riesgo de deslizamiento de grandes masas de tierra sobre el río Mantaro: bajíos de Acostambo, Cuenca, Huayllapampa y Pilchaca, donde pueden ocurrir incidencias de igual o mayor magnitud y cuyas secuelas comprometerían no solo a la población huancavelicana sino a todo el país, ya que de ocurrir podría paralizar el sistema hidroenergético del Mantaro por muchos meses. Recordemos que la Central Hidroeléctrica de Machu Picchu en el río Urubamba fue destruida por un accidente de este tipo.
Las centrales hidroeléctricas El Mantaro y Restitución, a las que pronto se les sumará Cerro del Águila, tienen una capacidad instalada de 798 y 210 megavatios, respectivamente, y en total aportan más de 1,000 megavatios y más de 7,000 gigavatios/hora al país.
Esta energía que aporta Huancavelica a todos los pueblos del Perú es “invisibilizada” por los alambres de cobre que la transportan y por el peso del centralismo capitalino que agobia al país. Si ocurriera un gran deslizamiento, que es posible dada la configuración geológica de esta parte del país, se podrían paralizar las centrales hidroeléctricas mencionadas, que dejarían de percibir las aguas que ponen en funcionamiento las turbinas que generan la electricidad afectando gravemente la economía nacional.
Si ocurriera la desgracia de la que hablamos, se produciría un apagón de gran envergadura, ya que significan el 38.9% de la capacidad instalada hidroenergéticadel país; el 43.0% de la producción de gigavatio/hora y el 23.2% del total de energía producida (entre hidroenérgetica, térmica y otras fuentes). Urge, entonces, realizar trabajos de prevención en la cuenca del Mantaro para evitar más desastres.
Publicado por Diario El Peruano (01 de Marzo de 2014)