El ingreso de las pantallas LED o LCD para desplazar a las pantallas analógicas generó un aluvión de basura electrónica tóxica que excede la capacidad de las recicladoras.
Hasta hace pocos años en Estados Unidos, los monitores y los televisores rotos hechos con tubos de rayos catódicos era reciclados de manera rentable. Los tubos, hechos de vidrio y con alto contenido en plomo, eran fundidos y usados para hacer otros nuevos. Pero la tecnología de pantalla plana ha desplazado completamente a las antiguas pantallas, diezmando así la demanda del tubo de vidrio reciclado y generando que se acumule en todo el país.
"Muchos de los pequeños recicladores están endeudados, y el riesgo de que abandonen sus almacenes es muy real", expresó Jason Linnell, del Electronics Recycling Coordination Clearinghouse, que es una organización que representa a los reguladores estatales del medio ambiente, a los fabricantes de electrónica y a los recicladores, según una nota de The New York Times republicada en el diario argentino "La Nación".
En febrero, esta organización envió a la Agencia de Protección Ambiental, una solicitud de ayuda inmediata frente a las crecientes pilas de vidrio tóxico acumulado.
BASURA ELECTRÓNICA
Con tan pocos compradores del vidrio con plomo de las pantallas análogicas, los Estados y las empresas tecnológicas han pagado a los recicladores para deshacerse de las viejas pantallas. Un pequeño grupo de ellos ha desarrollado una nueva tecnología para separar el plomo del vidrio, pero la mayor parte de estos residuos se almacena y se envía a los rellenos sanitarios, o se eliminan por medios que son nocivos para el medio ambiente. En algunos casos, empresas recicladoras se han deshecho de estos residuos enviándolos a países subdesarrollados.
En vez de reciclar los residuos, han acumulado millones de monitores en sus almacenes, práctica que es a veces ilegal, ya que por su toxicidad, existen límites federales en cuanto al plazo durante el cual una empresa puede almacenar los tubos. Cada uno de ellos puede contener más de tres kilos de plomo.
La situación evidencia cómo los pequeños cambios en el mercado pueden transformar un producto en problema, y demuestra las dificultades que los reguladores ambientales estadounidenses enfrentan para enfrentar estos cambios rápidos. En 2009, después de que las emisoras de televisión apagaron sus señales analógicas en el ámbito nacional en favor de la televisión digital, millones de personas se deshicieron de sus televisores viejos y los reemplazaron por televisores modernos. Los expertos señalan que la solución es que las empresas de tecnología diseñen productos más durables y menos tóxicos.
"SOLUCIONES" INEFICIENTES
Durante la década pasada, los reguladores ambientales han promovido programas de "devolución" para que las personas entreguen los más de 200 millones de televisores y monitores analógicos viejos que se estima que los estadounidenses han almacenado. Los mismos programas han solicitado a las empresas que desvíen su basura electrónica de los rellenos sanitarios para evitar que los componentes químicos lleguen hasta las napas subterráneas.
Al menos 22 estados de EE.UU. tienen leyes que instan a empresas como Sony, Toshiba y Apple a ser económicamente responsables de reciclar sus productos viejos. En septiembre, California aprobó una medida que permite a las empresas enviar por dos años pantallas viejas a los rellenos sanitarios para residuos peligrosos.
Publicado por Diario el Comercio (31 de Marzo de 2013)