Bendita humedad. La gestión de las microcuencas de las zonas altas de Moyobamba incluye la reforestación del bosque y un manejo agrícola sostenible sin perjudicar la
Los pobladores de Moyobamba dependen del bosque para vivir. Saben que todo lo que sucede en las quebradas de arriba, en las microcuencas de Mishiquiyacu, Rumiyacu y Almendra, repercute irremediablemente abajo.
Como el inseparable binomio causa-efecto. Más aún si el agua les viene de estas cabeceras que alimentan el río Alto Mayo y abastecen de este vital recurso a los 50,000 habitantes.
Por ello, desde hace tres años los habitantes de esta zona en la región San Martín pagan un nuevo sol más en su recibo de agua con el fin de financiar proyectos para conservar y recuperar esas fuentes.
El fondo anual por esos pagos alcanza unos 100,000 nuevos soles y es administrado por un comité de gestión en el que intervienen los gobiernos regional y local, asociaciones civiles, universidad y consumidores, entre otros.
"Existe un plan de gestión de las microcuencas de la zona alta donde se incluye actividades de reforestación del bosque, mejora de los suelos, uso de nuevas tecnologías y prácticas agroforestales amigables con el medioambiente. Todo ello busca evitar que con la lluvia se genere sedimentación y afecte el agua para la ciudad", refiere Fernando León, asesor de incentivos económicos de la Iniciativa para la Conservación de la Amazonía Andina (ICAA), proyecto de Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
También se otorgan herramientas, apoyo técnico e insumos a los agricultores de esas zonas dedicados al cultivo del café y se ha detenido la ampliación de la zona agrícola. Asimismo, se hace un tratamiento previo de los desechos de la producción cafetalera que antes eran arrojados al río directamente, agrega.
Este sistema es conocido como pago o compensación por servicio hídrico y forma parte de un mecanismo por el cual se otorga un valor financiero a los beneficios procedentes del medioambiente.
"El principio básico del esquema de conservación por servicios ecosistémicos (CSE) es que los usuarios de las partes bajas compensan a los gestores de la conservación en las partes altas de la cuenca por las acciones de manejo en el uso del suelo, la restauración y la protección de la cobertura boscosa", señala el libro Compensación por servicios ecosistémicos: lecciones aprendidas de una experiencia demostrativa basada en el caso de San Martín, editado por el Ministerio del Ambiente.
"Es la primera experiencia en el Perú donde los gobiernos regional y local participaron de forma activa; así también se vio la apertura de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) para incorporar en la tarifa de la Empresa Prestadora de Servicios (EPS) de Moyobamba este pago", indica León.
Bienes naturales
El programa espera ser reproducido en otros once puntos del país con similares problemas. Destacan Jaén; Chachapoyas, en la región de Amazonas; Cumbaza, que afecta el suministro de agua en Tarapoto; Nanay en Loreto; Jequetepeque, Chili y Rímac.
"La idea es hacer entender a la gente que debemos retribuir por conservar los ecosistemas, que son como 'fábricas de agua' y ofrecen servicios ambientales considerados gratuitos", anota el representante de la ICAA, e informa que en el Congreso se encuentra un proyecto de ley sobre la Promoción de Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos.
El año pasado, el Instituto de Bien Común (IBC) reveló que el Perú perdió 15,000 kilómetros cuadrados de bosque amazónico en diez años y las principales amenazas son las actividades extractivas y el desorden territorial.
¿Podemos ver los beneficios económicos de la conservación de los recursos naturales? León dice que "en el Perú por cada dólar invertido en áreas naturales protegidas se obtienen 156 para la economía nacional. Una de las razones es que el 73% del turismo nacional se sustenta en estas áreas. Además, el 50% de la economía y más del 80% de las exportaciones del Perú dependen de su biodiversidad".
De acuerdo con sus estudios, las pérdidas económicas causadas por los impactos ambientales equivalen al 3.9% del Producto Bruto Interno.
El problema
El equilibrio en la parte alta de la ciudad de Moyobamba se rompió cuando personas de bajos recursos procedentes de la zona andina invadieron el lugar con ansias de hacer algo productivo. Cortaron los árboles y quemaron todo para cambiar el uso de la tierra. Decidieron convertir el bosque en campos de cultivo de café y el río fue contaminado por los desechos y melazas.
Así, el bosque dejó de cumplir su función; al carecer de árboles, cuando llovía se producía la erosión del suelo e iba a parar al río. La EPS de Moyobamba, que trata el agua, la potabiliza y distribuye, sintió el impacto. El agua empezó a llegar con mucho barro, que dañaba sus tanques; entonces, en época de lluvia cerraban sus compuertas y el agua escaseó. Los moyobambinos sufrieron el racionamiento de este recurso, y con el tiempo se agudizó.
En esas circunstancias, el municipio provincial reconoció la importancia de estas microcuencas y las declaró Áreas de Conservación Municipal (ACM). El gobierno regional de San Martín, por medio del Proyecto Especial Alto Mayo (PEAM), y la EPS de Moyobamba, con apoyo del Programa de Desarrollo Rural Sostenible de la Cooperación Alemana (PDRS-GIZ), se unieron para gestionar el agua proveniente de estas cabeceras.
De este modo empezaron las actividades de recuperación y conservación, y se fomentó la compensación por servicio hídrico, que a la fecha continúa con éxito.
SNIP Verde para el medioambiente
La compensación que realizan los moyobambinos es insuficiente para cubrir el monto requerido para recuperar y mantener una zona tan dañada; aun así, constituyen fondos permanentes que se unen a otros fondos.
Uno de esos otros recursos fue conseguido por el gobierno regional de San Martín, que logró financiamiento mediante el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) de un millón 500,000 nuevos soles para mantener la preservación de estas microcuencas y el fortalecimiento de las instituciones implicadas.
Y es que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) permite, por medio de su SNIP Verde, solicitar financiamiento para los proyectos relacionados con la conservación y recuperación de la biodiversidad, ecosistemas y servicios ambientales.
Aplican aquellas zonas degradadas o con cambios negativos en el uso del suelo, cuyo objetivo es recuperar y restaurar la capacidad de la naturaleza de otorgar bienes y servicios ambientales, como los orientados a los de orden hídrico y de control de erosión, porque están ligados con actividades económicas como la agricultura, ganadería, piscicultura y generación de energía hidroeléctrica.
Esta cartera tiene 15 iniciativas de retribución por servicios ecosistémicos, relacionadas con lo hidrológico.
"Se espera reproducir esta experiencia en once puntos del país con similares problemas, como Jaén, Chachapoyas, Cumbaza, Nanay, Jequetepeque, Chili
y el Rímac."
Publicado por Diario El Peruano (06 de Febrero de 2013)
La llamada Ciudad de los Reyes es una capital privilegiada. Posee una vasta cultura de siglos contenida en sus museos, es dueña de los históricos secretos de los centros arqueológicos y propietaria de una mágica cultura urbana.
Sin embargo, muchos desconocemos la existencia de unos territorios ecológicos maravillosos, atractivos y con un gran valor medioambiental: las lomas de Lima.
"Lima posee 70,000 hectáreas de lomas costeras, desde Ancón hasta San Bartolo. 50,000 aparecen cuando se presenta el Fenómeno de El Niño; las 20,000 restantes aparecen en todos los inviernos, desde junio hasta octubre", señala Gunther Merzthal, subgerente de Medio Ambiente de la municipalidad de Lima.
La importancia de estas lomas –que involucran a 19 distritos de Lima Metropolitana– es que proveen a la ciudad de aire puro, regulan el clima, captan agua atmosférica y tienen valor recreacional y paisajístico. Las laderas de los cerros se cubren de una extensa vegetación, dejando al descubriendo una hermosa flora.
El problema
En Lima, las lomas se han visto afectadas permanentemente por la ocupación no planificada de la ciudad, la presión urbana, la extracción de recursos mineros no metálicos, industria y problemas de titularidad de propiedad.
Merzthal afirma que el principal problema que existe en las lomas de nuestra capital es el tráfico de tierras. "En las lomas de Villa María del Triunfo, por ejemplo, han abierto una carretera de 1,000 metros lineales para empezar a invadir el terreno", refiere.
Ante tal situación, la municipalidad de Lima ha presentado una propuesta para la creación del área de conservación regional Sistema de Lomas de Lima, con el propósito de conservar y aprovechar de manera sostenible los recursos naturales y la diversidad biológica de estos sectores ecológicos.
"La propuesta es conservar las 20,000 hectáreas que aparecen todos los años. Estamos apostando, en una primera etapa, por una conservación de 10,375.98 hectáreas, ubicadas en Ancón, Rímac, Independencia y San Juan de Lurigancho, por el norte, y Surco, La Molina, San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo, por el sur", menciona Merzthal.
Esta área de conservación regional zonificará las lomas para hacerlas intangibles, tanto por la presencia de su especial flora como para realizar circuitos ecoturísticos. La comuna limeña ha presentado el expediente técnico al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), entidad estatal que deberá aprobarlo en un corto plazo.
Trabajo conjunto
El concejo capitalino trabaja de la mano con municipalidades involucradas, organizaciones ambientalistas, universidades interesadas y pobladores de las zonas. "Si esta iniciativa camina es por el apoyo incansable de una red de gente que sabe del atentado (tráfico de tierras) que se comete contra este importante ecosistema", afirma Merzthal.
De esta manera, la población de Lima tendrá –en poco tiempo– un nuevo lugar para hacer turismo, respirar aire puro y contemplar la hermosa naturaleza que posee esta zona medioambiental.
Publicado por Diario El Peruano (31 de Enero de 2013)