Bosques:¿la riqueza esta en la madera?

 

POR: CARLOS E. PAREDES


1. Desde pequeños, los peruanos aprendimos que los bosques son parte muy importante de nuestro territorio. Cuando en el colegio teníamos que colorear los mapas y utilizábamos el verde para pintar la zona de la selva, constatábamos que el área verde era enorme; mucho más grande que la marrón de la sierra o la amarilla pálida de la costa.

De hecho, desde un punto de vista geográfico, los bosques son muy importantes: aproximadamente, el 60% de nuestro territorio está cubierto por bosques tropicales y somos el cuarto país con mayor superficie de estos ecosistemas en el mundo.

2. ¿Pero cuál es la importancia económica de nuestros bosques? ¿Acaso la explotación maderera tradicional? Sorprendentemente, la respuesta es negativa. Alrededor del mundo, la producción maderera proviene mayoritariamente de plantaciones forestales y no de la explotación de bosques naturales. Chile, por ejemplo, con solo 2.7 millones de hectáreas de plantaciones forestales (apenas el 3.8% del área cubierta por nuestros bosques naturales), exporta más de US$5 000 millones por año (más de 30 veces el valor de nuestras exportaciones de madera).

3. En este contexto, algunos expertos plantean –y, creo, con razón- que no resulta apropiado medir la importancia del sector forestal por su aporte al PBI, a las exportaciones o a la generación de puestos de trabajo. El enfoque económico moderno del bosque indica que el valor de este reside principalmente en  (i) la biodiversidad que alberga (hasta el 90% de las diferentes formas de vida del país puede estar en los bosques); y (2) los servicios ambientales que brinda, desde el mantenimiento del ciclo hidrológico hasta la estabilidad del régimen climático.

4. Dado que por su naturaleza, la mayor parte del valor de los servicios de los bosques naturales no tiene contrapartida en transacciones en el mercado, su aporte a la actividad económica estaría subvaluado, y una política forestal que esté guiada por maximizar la explotación maderera, aunque  ésta sea sostenible, podría ser contraproducente. Más bien, debemos pensar en términos de un manejo forestal sostenible (MFS), que cubra de manera integral los diferentes servicios que brindan los bosques, y no solo la producción maderera.

5. Aunque cada vez somos más conscientes del enorme potencial que tiene nuestra Amazonía como banco genético, sobre todo ahora en la era de la biotecnología , y como un área con un enorme potencial para el ecoturismo, no nos resulta fácil identificar, comprender y, menos aún, cuantificar los beneficios de los servicios ambientales del bosque.

Por lo tanto, no resulta sorprendente que en la actualidad explotemos de manera poco racional este recurso natural, con la consecuente degradación del mismo. Al respecto, no se requiere ser un entendido en la materia para comprender que el MFS de los bosques naturales compite con otros usos privados más rentables de la tierra. De lo contrario, no estaríamos enfrenrando el creciente problema de deforestación que nos aqueja.

6. El reto de la política reside en cómo generar los incentivos para alinear los intereses privados de corto plazo con los intereses de la sociedad de mediano y largo plazo. Por suerte, en los últimos años se ha desarrollado algunos mecanismos para acercarnos a ese objetivo, y existe, además, un enorme interés de la comunidad internacional para apoyar este tipo de esfuerzos en países como el nuestro. Confiamos en que el reglamento de la ley forestal que está por aprobarse incorpore la visión del MFS del bosque natural y conduzca a un manejo más eficiente de esta gran riqueza del país.

Publicado por Diario Gestiòn (17 de Enero de 2013)