Contaminación pone en riesgo al camarón del Río Majes

 

POR: CARLOS ZANABRIA

 

Cada noche, Jesús Begazo se enfrenta a esos monstruos que alguna vez Mario Vargas Llosa vio en el chupe de camarones que le sirvieron alguna vez en Arequipa. Mucho antes de que el Nobel revelara su gusto por este suculento potaje, ya se había convertido en el más importante de la astronomía de esta región. Pero hoy ese protagonista de la comida arequipeña está en peligro. Es amenazado por la contaminación que producen los mineros informales y las ciudades sin servicios adecuados. El pescador Jesús Begazo, al igual que otros mil pescadores de este recurso, se internan cada noche en las tibias aguas del río Majes. Ellos saben que la luz de la linterna que llevan sobre sus cabezas aturdirá a los crustáceos
ocultos detrás de las piedras, saben que cogiéndolos por el caparazón mantendrán alejadas sus tenazas mientras los llevan a las bolsas de malla colgadas en sus cinturas. Cada pescador sabe que el mercado para el camarón está garantizado. Se estima que los restaurantes dedicados a su preparación venden aproximadamente 20 platos de chupe de camarones en un día y estos locales se extienden desde las riberas del río Majes, en Castilla, hasta los más conocidos locales de la ciudad de Arequipa. Sin embargo, cada vez que Jesús y sus compañeros introducen la cabeza en el agua para buscar a los camarones, temen que su única fuente de subsistencia ya no esté allí detrás de una piedra y que finalmente haya desaparecido, producto de la contaminación que los amenaza.


PENOSA REALIDAD
Los temores de Jesús y sus compañeros están basados en los estudios que este año realizaron estudiantes de la Facultad de Química de la Universidad Nacional San Agustín. Ellos encontraron altas concentraciones de metales tóxicos como el plomo tanto en el agua del río Majes como en los propios camarones. La investigación, realizada durante 6 meses, muestra una concentración de aluminio, plomo, cadmio, cobre y hierro, los que provienen de los relaves que los mineros informales que trabajan en la cuenca alta del río Majes echan directamente al río, además de las descargas directas de los desagües de Aplao, Huancarqui y Corire. Para el presidente de la Asociación de Pescadores de Camarón de Corire, Julio Palomino, esas no son las únicas fuentes de contaminación del hábitat del camarón. Existiría una tercera que proviene de la agricultura, pues el uso indiscriminado de insecticidas contaminaría el suelo del valle y luego, por percolación, el agua de regadío llevaría esos químicos al río.


PRODUCCIÓN DISMINUYÓ
Julio Palomino afirma que en los últimos años la producción de camarón se redujo de manera considerable. "Hace cinco años un pescador podía sacar unos 30 kilos por día; en la actualidad, con suerte podemos llegar a los 10 o 15 kilos en una jornada", refiere. Jesús Cáceres, un viejo pescador de camarones que hoy dirige el restaurante El Errante, aporta otro dato que muestra lo que está pasando en el valle. Hasta hace algunos años era posible encontrar camarones de 40 centímetros, hoy en día los más grandes no superan los 20 centímetros.
Los pescadores de camarón, están empeñados en evitar que el recurso que les da el sustento diario desaparezca. Por eso lograron compromisos importantes para disminuir la contaminación. Para Palomino, la decisión del alcalde provincial de Castilla, René Cáceres Muñoz, de construir la planta de aguas servidas del distrito de Aplao, el más poblado de la provincia, es fundamental para reducir la descarga de desagües en el hábitat natural del camarón. En los camarones se encontraron grandes concentraciones de metales como plomo.

UN ATRACTIVO TURÍSTICO
El camarón no solo es el principal insumo de la gastronomía arequipeña. También es un atractivo turístico, según piensan los pobladores de Castilla, que viven en las riberas del río Majes, pues anualmente llegan 10 mil visitantes que participan de los festivales organizados por los municipios.
En el caso de Majes, la afluencia de visitantes en diciembre, con motivo del festival del camarón, es tan importante que el municipio provincial ha construido un albergue para los turistas que llegan a Aplao para este evento. Será el último del año antes de la veda, que comienza en enero.
Desde hace varias décadas se diseñó una ruta turística para ver atractivos como los petroglifos de Toro Muerto, antiguos dibujos hechos sobre roca volcá nica que grafican la vida de los primeros pobladores del valle y las huellas de dinosaurios en Querullpa.
Después de este recorrido es obligatorio visitar alguno de los restaurantes ubicados en las riberas del río Majes para degustar uno de los 23 platos preparados con camarones, desde los más sencillos como el sargento de camarón: una sarza acompañada de camarones crudos bañados con vinagre, hasta el muy elaborado chupe.

Publicado por Diario El Comercio (2 de Diciembre del 2012)