- Esta área natural pasó de ser zona reservada a parque nacional.
- Con la categoría llega la titulación de las comunidades nativas.
Había pasado tanto tiempo que no lo podían creer. Tantas noches como las que Zenaida Tapuyima había trasnochado cuidando su cocha, esperando que mientras vigilaba no aparecieran cazadores del escaso paiche que su comunidad kichwa, Santa Rosa de Escalante, trataba de conservar. Tantos días como amenazas que tuvo que soportar Mauro Caimito, cacique de la comunidad huitoto de Santa Teresita, por parte de los pescadores ilegales que se llevaban su arahuana, ese pez mítico y dragonesco altamente cotizado en la China.
Luego de 15 años de espera, la noticia llegó por teléfono satelital a ese rinconcito que también es peruano: Güeppi ya es parque nacional.
LLEGADA A BUEN PUERTO
En esta punta del mapa loretano, la sonrisa no se borra ni por el calor sedante que los acompaña hasta en sueños. Tampoco porque para llegar a la capital de su región, Iquitos, tengan que viajar siete días. Ni siquiera porque la falta de lluvia también signifique que ha bajado el caudal de sus ríos, esos que adoptan el color de todo lo que reflejan. Azul, blanquito, verde musgo, verde selva.
“Ya vendrá la lluvia”, dice confiado David Caimito, mientras se alista al ritmo de un vallenato. Vivir tan cerca de la frontera y tan lejos del resto de países un reto al patriotismo. En la colombiana localidad de Puerto Leguízamo, cerca de las comunidades peruanas, el nuevo sol no vale mucho y las costumbres colochas se apropian del peruano más blanquirrojo.
El municipio de Soplín Vargas, capital del distrito Teniente Manuel Clavero, es lo más cercano que los peruanos tienen a una autoridad a lo largo del río Putumayo. Sin embargo, para la mayoría de las 18 comunidades que rodean Güeppi, el Estado tiene uniforme de guardaparque.
“Si no hubiera control del Sernanp hace rato nos hubieran matado”, dice Mauro. En los años duros, cuando los pescadores entraban con arpones al río Peneya para llevarse hasta 200 kilos de pescado, el cacique recibía amenazas y robos. Con el apoyo de los guardaparques y de los especialistas del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) que entraron a la zona en 1997, este panorama ha ido cambiando.
“Ahora tenemos aves sobre nuestras casas, hay pescado en nuestro caño. Hasta hemos visto tigres”, dice Mauro. Para los guardaparques, eso es una buena señal. Zenaida cree que el parque traerá atención sobre ellos, por fin. Sabe que el trabajo que realizó con los paiches no fue en vano.
Para Pedro Gamboa, jefe del Sernanp, la categorización como parque nacional y reservas es algo positivo desde el punto de vista jurídico, pues la zona entra en una situación definitiva.
UN PARAÍSO TRINACIONAL EN SUDAMERICA
APOYO INTERNACIONAL
Los gobiernos del Perú, Ecuador y Colombia desarrollan en la zona el Programa Trinacional, el cual cuenta con el apoyo económico dela WWF y la Unión Europea.
VARIEDAD NATURAL
En el 2008, la organización científica Field Museum estimó que existen 4.000 especies de plantas, 550de aves, 300 de peces y 56 de mamíferos grandes y medianos entre Güeppi y Cuyabeno, área natural protegida colindante en Ecuador.
CUIDADO EXTREMO
El Parque Nacional Gueppi-Se-kime protege especies de flora y fauna en situación vulnerable o en vías de extinción como el otorongo, el lobo de río, el manatí, el bufeo colorado o delfín rosado y el bufeo gris; así como el pez de agua dulce más grande del mundo: el paiche.
TRES FRONTERAS UNIDAS
Las nuevas áreas protegidas forman parte de un corredor trinacional (Ecuador, Colombia y el Perú) de conservación a lo largo del río Putumayo. En Colombia, está el Parque Nacional La Paya; en Ecuador, Cuyabeno; y en el Perú, Güeppi.
VIGILANCIA VERDE
Por ahora se tienen tres puestos de control en Güeppi: uno en Lagartococha, en el río Napo; otro en el río Peneya y el último en Soplín Vargas.
Si no hubiera control hace rato nos hubieran matado”, dice Mauro. En los años duros, cuando los pescadores entraban con arpones al río Peneya para llevarse hasta 200 kilos de pescado, el cacique recibía amenazas y robo
Para Teófilo Torres, jefe de Güeppi, la categorización es el resultado de un proceso largo y participativo que beneficiará a las comunidades, ya que les da la oportunidad de abastecerse del bosque de forma sostenible.
“Ahora solo nos falta cubrir la zona del río Santa María. Ahí aún existe tala ilegal”, dice Teófilo. Pero ya nada es imposible. Digamos, después de haber erradicado la tala, la pesca desmesurada y hasta haber guiado a un pueblo atener de nuevo una cocha llena de paiches, solo se necesita tiempo.
LEGALES AL FIN
Con la legalidad del área llega la de las comunidades. Demesio Tangoa, presidente de la Federación Indígena Kichwa, confía en que los títulos de propiedad de las ocho comunidades que aún faltan serán una realidad. “Ahora podremos pedir apoyo de forma oficial, ahora siento que vamos a progresar”, dice.
Lelis Rivera, del Centro para el Desarrollo Indígena Amazónico, cuenta que el área de la zona reservada ocupaba hasta hace poco incluso las comunidades. “Ahora, con la nueva demarcación del parque y las reservas, esta área se ha liberado y se podrá avanzar con la titulación”, indica.
LA OTRA ESPERA
Dentro de las amenazas a Güeppi hay una que han preferido dejar de lado por la alegría, pero que no pierden de vista: la concesión de los lotes petroleros 117 A y B a Petrobras, los que se superponían a toda la reserva. Aunque ninguna actividad que haga peligrar el bienestar de un área protegida debe existir, David Caimito tiene miedo. “La concesión se la dieron en el 2006, cuando nosotros luchábamos por ser parque. Luego han venido a hablar con nosotros pero no nos han explicado qué va a pasar con nuestra agua”, dice. Zenaida asiente. “Si llegan, al inicio seguro lloverá plata más que arroz, pero ¿qué le vamos a dejar a nuestros hijos?”, agrega.
Esa noche, la lluvia llegó. Mientras los adultos se refugiaban bajo calaminas, los niños salían a jugar con los pies desnudos contra el pasto mojado, con la risa bajo el pronosticado diluvio, con el concierto de gotones golpeando el río sediento. Al final, aunque todo parezca ya perdido, siempre aparecerá un motivo para ser feliz.
Publicado por Diario El Comercio (Noviembre del 2012)
Obligadas por el avance de internet y las nuevas tecnologías, las bibliotecas tradicionales han comenzado a cambiar su formato a paso ligero. En todo el mundo, muy pronto dejarán de ser silenciosos almacenes de libros –nuevos y antiguos–, para convertirse en centros de gestión del conocimiento.
El libro mismo, como producto cultural, se adaptará a los adelantos de la electrónica. Y al no demandar talas forzosas para procesar papel, ocupará menos espacio en la vida cotidiana de las personas. Pero no desaparecerá.
Las bibliotecas, entonces, acogerán no solo a lectores de enciclopedias e investigadores de hemeroteca, sino a ciudadanos deseosos de encontrar respuestas para situaciones de su entorno inmediato: empleo, salud, turismo, comercio, capacitación y un sinnúmero de necesidades.
"El milagro de las comunicaciones ha terminado por reinventar a las bibliotecas públicas, obligándonos a redefinir funciones sociales –opina el director de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), Ramón Mujica Pinilla–. Sin embargo, libro e internet no son conceptos contrapuestos, sino complementarios."
"Hoy la información nos llega en red, con sonidos, video, fotografías y documentos, gracias a las computadoras. Estos aparatos, con su tecnología digital, nos ofrecen 'bibliotecas sin paredes' y 'páginas líquidas' que permiten todo tipo de interacciones entre lectores y especialistas en una diversidad de temas."
Enfoque integral
En esta integración de herramientas residen la importancia y la vigencia de las bibliotecas, añade Mujica.
Por ejemplo, los campesinos en Guatemala han decidido rescatar conocimientos agrícolas ancestrales para eliminar insecticidas y semillas transgénicas y retomar el uso de abonos naturales, aprovechando el guano de las ovejas.
Para todo ello, los productores guatemaltecos cuentan con el respaldo de sus bibliotecas públicas, que los ponen en contacto con otras comunidades –en el país y el exterior– interesadas en reproducir ese modelo de agricultura sostenible. "En el mundo globalizado, la biblioteca es un centro de innovación tecnológica", enfatiza el director de la BNP.
Campaña nacional
La importancia del establecimiento no está en discusión; ahora, lo que hace falta es llevar el nuevo formato de biblioteca a todos los rincones de nuestro país. Y en este campo, la decisión es sembrar para el futuro.
A finales de octubre, en coordinación con la Asociación de Municipalidades del Perú (Ampe), la BNP inició la campaña Semillas para el Desarrollo, que busca el compromiso de los alcaldes para instalar bibliotecas municipales en las 1,834 jurisdicciones existentes. A la fecha, solo 835 gobiernos locales cuentan con este servicio.
Mediante convenio, cada municipio que se sume a la cruzada cederá un local para la biblioteca y asumirá el costo de la conexión a internet de banda ancha y el pago del bibliotecario. La BNP, en contraparte, proveerá las colecciones de libros y capacitará al personal para la gestión de la información y la atención del público.
"Necesitamos crear en el Perú una red nacional de bibliotecas municipales y públicas que reintegre nuestra Costa, Sierra y Selva", afirma Mujica Pinilla.
Demanda profesional
Si Semillas para el Desarrollo alcanza el éxito esperado, el número de bibliotecas en el interior del país se duplicará en los próximos años, generando una fuerte demanda de profesionales en esta materia.
Como a la fecha solo dos universidades ofrecen la carrera de Bibliotecología –San Marcos y Católica–, la BNP ha pensado en una solución: en marzo de 2013, previa aprobación del sector Educación, comenzará a funcionar el Instituto Superior Tecnológico de Bibliotecarios, el cual dotará de conocimientos técnicos a sus egresados en gestión de bibliotecas.
Ellos, junto a los profesionales universitarios, serán los encargados de hacer germinar las semillas del progreso en cada distrito y provincia del país. Después de todo, generar contenidos y compartir conocimientos –mediante libros y tecnología– son otras dos formas de inclusión social.
Bibliotecas y Objetivos del Milenio
La Biblioteca Nacional del Perú fue incorporada este año como miembro de Beyond Access (Más allá del Acceso), un proyecto mundial financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates y que trabaja con el convencimiento de que las bibliotecas impulsan el desarrollo en el mundo.
"En el siglo XXI, el desarrollo demanda acceso a la información", refiere el portal del proyecto, uno de cuyos objetivos es hacer de las bibliotecas verdaderas bases para el cambio económico y social.
En octubre, directivos de la BNP fueron invitados a Washington para compartir, con representantes de otros 35 países, las experiencias sobre los nuevos usos de las bibliotecas públicas.
Allí quedó claro que varios de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aprobados por Naciones Unidas, pueden monitorearse desde las bibliotecas: erradicar la pobreza extrema, lograr la enseñanza primaria universal, promover la autonomía de la mujer, reducir la mortandad infantil, mejorar la salud materna, combatir el sida, el paludismo y otros males con campañas informativas, y garantizar la sostenibilidad del medioambiente.
Publicado por Diario El Peruano (Noviembre del 2012)