Cultivando oportunidades


Por:MIGUEL ANGEL SUÁREZ

Los precios de los granos y de las materias primas agrícolas han subido fuerte este año. El maíz y la soya, por ejemplo, han llegado a nuevos máximos históricos. Detra de este fenómeno hay alteraciones climatológicas cada vez más frecuentes y dinámicas de carácter permanente, involucradas con lo primero.

El autor de "El cisne negro", Nasim Taleb, decía a mediados del 2011: "La mejor inversión para los próximos diez años es tierra". Funda su argumento en que la demanda por alimentos seguirá creciendo.

El acelerado crecimiento económico de las naciones en vías de desarrollo está aumentando la demanda por más y mejor proteína, lo que presiona al alza las cotizaciones por el "efecto multiplicador" que conlleva, pues la cantdad necesaria de granos para producir un kilo de carne de vacuno es tre veces la necesaria de granos para proucir un kilo de carne de vacuno es tres veces la necesaria para producir uno de pollo. Sin embargo, la necesidad cada vez mayor de tierra cultivable se enfrenta a uan realidad compleja en la que los suelos han sufrido degradación y han disminuido por la urbanización.

Así, las alzas de los precios que hemos visto podrían ser solo el comienzo de algo más amplio y permanente, similar, quizás, a lo ocurrido con el petróleo en los últimos diez años.

¿Cómo ha afectado esto el mundo de las inversiones? Una tendencia incipiente- pero que toma fuerza entre los institucionales- es que los inversionistas están elevando el porcentaje de sus portafolios invertido activos reales. Específicamente, en materias primas agrícolas y tierras de cultivo. Dado el enorme tamaño de los montos involucrados, aquello tendrá un gran efecto en el ya estresado mercadp mundial de alimentos. En la misma línea, ciertos países asiáticos, han comprometido tierras en Latinoamerica y Africa- y piensan seguir haciéndolo- en pos de asegurar la alimentación de sus respectivas poblaciones.

Todo lo anterior ya ha tenido importantes efectos. En los últimos dos o tres años, en el valle central de Chile, el suelo agrícola de calidad ha subido, en algunos casos, más de 100%. En Uruguay, en diez años, el precio de la tierra ha aumentado siete veces, según datos de la FAO.

Con miras hacia el futuro, el Banco Mundial estima que de aquí a 20 años necesitaremos subir la producción de alimentos al menos en 50%. Lograr esto en un mundo donde la tierra arable por habitante ha pasado de 0,5 hectareas por persona los años 50, a cerca de 0,2 hectárea por persona. El desafío es muy duro.

En resumen, hay varias fuerzas estructurales, una más visibles que otras, que actúan conjuntamente e impulsan la demanda por alimentos en todo el mundo. Se espera, además que ellas se sigan intensificando en los años venideros.

Todo ello hace pensar que los mejores retornos de la próxima década estarán asociados a inversiones relacionadas a la agricultura. Las oportunidades están en compañías que se beneficiarán de las distintas soluciones que se formulen para enfrentar los enormes retos alimentarios que tiene hoy el mundo.

 

Publicado por Diario El Comercio (07 de Octubre del 2012)