Agricultura ecológica y cambio de
paradigmas
Por Patricia Sandoval
La integralidad del enfoque de la
Agroecología requiere la articulación de la “ciencia” y de la “praxis” para
compatibilizar sus dimensiones ecológica, social, económica y política – Eduardo
Sevilla Guzmán, 2006
Estamos convencidos de que no existe futuro agrícola para Puerto Rico, como
proveedor significativo de alimentos para nuestra población, si no adoptamos
como estrategia central la producción agroecológica. Al hablar de agricultura
ecológica (que incluye a la agricultura orgánica, permacultura y otras
modalidades) nos referimos a una agricultura -alternativa al modelo
agroindustrial dominante- de bajos insumos externos que tiene como metas la
salud de los ecosistemas, la viabilidad económica a largo plazo y la
responsabilidad social. Se trata de una agricultura económicamente sostenible,
ecológicamente sensitiva y socialmente justa.
Nuestro territorio no aguanta más maltrato ni contaminación a sus recursos
naturales agrícolas, como es el caso de los suelos, aguas y biodiversidad
(silvestre y agraria). También se debe tener en cuenta el impacto negativo sobre
la salud de la población de las prácticas agrícolas contaminantes (para estudios
sobre la relación entre salud y uso de agroquímicos . Además, tenemos que
considerar los serios problemas de disposición de desperdicios sólidos, algunos
de los cuales podrían ser materia prima para la agricultura ecológica. A través
de un manejo apropiado, gran parte de los desperdicios orgánicos caseros e
industriales, así como las podas, desyerbos y residuos de jardinería, sirven
para hacer composta, un abono orgánico excelente para las siembras. Existen
experiencias a través del mundo que así lo demuestran.
Es necesario intensificar la producción para producir alimentos de forma
ecológica y eficiente en una isla sobrepoblada como Puerto Rico. La
intensificación a través del modelo de monocultivos a base de un alto nivel de
insumos externos (agro-químicos, fertilizantes de síntesis, riegos, semillas
híbridas o transgénicas, maquinaria pesada), más allá de los problemas que ha
causado a través del planeta, no es una opción sustentable en nuestro caso.
Mientras tanto, existen muchos ejemplos de cómo las fincas agroecológicas
pequeñas y medianas pueden ser netamente más productivas que las grandes
extensiones en monocultivos industriales. Cuando se cuantifican todos los
alimentos, productos agrícolas y servicios que proveen las fincas familiares a
través del año, éstas resultan ser altamente productivas. Ver, entre otros,
Jules Pretty (2009), los trabajos de la puertorriqueña Ivette Perfecto (2007),
también los estudios citados en las páginas 15-17 de nuestro libro El Huerto
Casero: manual de agricultura ecológica.