Así contamina el tabaco
Por Jordi Sabate
El tabaco no sólo perjudica seriamente la
salud, sino que además es uno de los peores enemigos del medio ambiente. Desde
su cultivo, producción, uso y hasta su desecho es contaminante como ningún otro
producto de consumo masivo.
Si seguimos la cadena de producción del tabaco, encontramos desde el principio
las primeras afecciones a la naturaleza. El cultivo de la Nicotina tabacum es
una de las principales causas de deforestación mundial. De hecho, de cada 8
árboles que se talan en el mundo, por lo menos 3 serán los responsables de dar
el espacio necesario para la plantación. Además, esos árboles talados son
toneladas de CO2 que se dejan de absorber.
Pero no es la plantación lo único que contribuye a la tala. No hay que olvidar
que para elaborar cigarrillos hace falta papel. No hay que pensar mucho para
adivinar de dónde se obtiene…
A eso hay que sumar que la planta del
tabaco consume muy rápido los nutrientes del suelo, por lo que hay que usar
pesticidas y fertilizantes adicionales para conseguir que tenga un buen
desarrollo. Debido a estas prácticas, el suelo sufre un aumento de la erosión,
pérdida de sustrato, filtración de contaminantes en aguas… y a las 2 cosechas,
está prácticamente inservible.
Ya tenemos, además de una selva talada, un suelo degradado y cigarros listos
para fumar.
Pero eso no es todo… ¿cuánto puede contribuir un cigarro a la contaminación del
aire? En general, los fumadores se escudan en que los efectos del tráfico. Lo
que no saben es las emisiones de los cigarrillos superan a las de algunos
motores, concretamente los alimentados de biodiesel.
Sin olvidar que, entre calada y calada, el humo contribuye notablemente al
aumento de Gases de Efecto Invernadero. De hecho, se estima que los fumadores
producen al año 225.000 toneladas equivalentes de CO2, lo que equivale a 10.000
kilómetros recorridos por 12.000 coches. A eso hay que sumar otras partículas
contaminantes derivadas de la combustión.
Tras los aplastantes datos anteriores, hay que reconocer que aunque contamina el
aire en menor medida que el transporte y la industria, podemos sumar al tabaco
parte de la culpa por la polución.
Aunque el precio del tabaco invite a fumarse hasta las colillas, los cigarros
mal apagados son una de las principales causas de incendios forestales en el
mundo. Así que agregamos “fuego” a la lista de problemas ambientales derivados
de este vicio.
Cada año se tiran unos 4,5 billones de
colillas en el mundo, fabricados con materiales no biodegradables. La colilla
puede conservar restos de sustancias tóxicas, como el alquitrán o la nicotina.
Esos residuos pueden llegar a ríos y lagos, y no es tan difícil que esto ocurra
ya fumadores hay en todas partes.
En España, casi el 30% de la población fuma. Así que resumiendo, con cada
cigarrillo hemos contribuido a la deforestación, a la degradación del suelo, a
la contaminación atmosférica, a la generación de residuos y a provocar un
posible incendio en un descuido. ¿Cuál es el resultado de multiplicar ?