Basura
Bendita
Por Manuel Marticorena
Por las noches mientras Lima descansa, un ejercito
de 5.000 personas recorre las calles buscando sacarle provecho a los desechos
que la ciudad produjo durante el día.
La experiencia las ha hecho ser capaces de tener un olfato
único para ubicar lo que tiene más valor: botellas de plástico, papel, cartón
y, si la suerte los bendice, metales. A veces sólo les basta con ver las bolsas
de desperdicios; si esto no funciona tocan su exterior, y si aun hay dudas,
proceden a hacerles una cuidadosa cirugía para rescatar (en ese coctel de olores y desperdicios) objetos que podrán vender
al día siguiente a las recicladotas minoristas.
Las personas dedicadas a la segregación de la basura son,
Lima produce cerca de 7.000 toneladas diarias de basura, de
las cuales se estima solo se aprovecha el 15% en reciclaje, aunque más del 45%
de los volúmenes desechados corresponden a materiales no degradables, a los que
se les puede dar un segundo uso.
Panteones de sobras
Según Ruiz, una de las razones por las que no se aprovecha
adecuadamente los desechos es porque los municipios entregan el servicio de la
basura a empresas que no solo cobran por los volúmenes que recogen sino por las
toneladas que entierran.
Según las clasificaciones de
El precio promedio de tonelada métrica tratada en un relleno
sanitario es de S/. 11 por TM. Si se toma en cuenta que solo se estarían
tratando 5.000 toneladas de basura en estos depósitos, los municipios gastarían
cerca de S/. 1,65 millones diarios en enterrar sus desperdicios.
El gerente general de Petramás
(que maneja un relleno sanitario), Jorge Zegarra,
señala que el precio por tonelada promedio es reducido. ¿La razón? Existe una
sobreoferta de este servicio en la ciudad. Así, indica, que solo bastaría un
relleno sanitario para atenderlo. “Bogotá y Santiago de Chile tienen solo un
relleno, Río de Janeiro y Sao Paulo, dos, en el caso de Lima tiene una
sobreoferta de más de tres veces lo que necesita. Por la competencia, los
servicios de relleno sanitario en Lima son los más baratos del mundo”, indica.
¿Por qué las empresas que prestan el servicios de recojo de
basura no apuntan a segregar los desperdicios y aprovechar económicamente su
venta?
EL gerente de negocios de Relima (empresa que maneja dos
rellenos sanitarios), Néstor Mancilla, indica que esto implica mayores costos
que muchos municipios no están dispuestos a pagar, pues se trata de un “doble
servicio”, uno para recoger los desechos orgánicos y otro para los reciclados.
Igualmente, si la empresa deseara hacerlo como parte de su negocio, implicaría
educar a la gente para que separen sus residuos. Las normas establecen que la
segregación solo debe darse en las fuentes de generación de los residuos, es
decir, los hogares.
Relima desarrolló un proyecto piloto hace dos años con 2.000
familias del Cercado de Lima. En su planta de transferencia se San Juan de
Miraflores separaba todo el material reciclado que recogían; el resultado no
fue positivo: el monto de la venta de estos materiales no cubría los costos del
servicio.
Ruiz, por su parte, esta convencida de que el tema del
reciclaje va por otro lado: que las autoridades se preocupen por incentivar
esta práctica en los hogares y se logre organizar mejor a los recicladores, los
que harían el servicio incluso gratis. “Ellos viven de eso, ya están metidos en
ese tema, pero, por el contrario, a los recicladores algunos municipios los
acosan”, indica.
En su lugar
Reciclar no solo tiene un fin económico, también logra un
beneficio ecológico, asegura Juan Carlos Belaunde,
gerente de asunto corporativos de Kimberly Clark. Reciclar en el caso del papel
significa que no se deforestarán más árboles para obtener pulpa virgen y se
requerirá de menos agua y energía.
Kimberly Clark utiliza en su planta de Lima entre 4.000 y
5.000 toneladas métricas ™ mensuales de diversos proveedores (que van desde
fuentes directas como imprentas y colegios, hasta comerciantes mayoristas de papel
reciclado). Más del 90% de los insumos para la fabricación de sus productos
corresponde a papel reciclado, y han optado por esta opción porque la fibra
virgen es el doble de cara que la fibra reciclada.
Por su parte, Roberto Colichón,
gerente de proyectos especiales de papelera Atlas, indica que el 40% (600 TM)
de la producción de esta empresa depende del papel reciclado. El ejecutivo
estima que la oferta de papel reciclado que existe actualmente es de TM por
mes, por las cuales las papeleras deben competir, lo cual estaría incentivando
la recolección de mayores volúmenes cada año.
Asimismo, el incremento del precio de la pulpa virgen de
papel ha hecho que en los últimos meses el papel reciclado sea más valorado. Colichón indica que los papeles de cara blanca, los más
demandados, su bieron cerca de 17% en el último año.
En el caso de los plásticos el tema también reviste singular
importancia. La demanda de plástico reciclado, según Albina Ruiz, se habría
incrementado en 20%, sobre todo por los niveles de exportación de este
producto. Solo en desechos de politereftalato de
etileno (material de las botellas pet) en el 2006 se
exportaron US$ 11.4 millones, monto ligeramente
debajo de los desperdicios de cobre (US$ 12
millones), material que en el mundo es uno de los más requeridos. Y la demanda
también es local. Empresas como Ximesa, Melaform y Gexim tienen parte de
su producción de plásticos con componenetes
reciclados del pet.
En el caso de Gexim, la empresa
produce fibra poliéster que es utilizada para fabricar frazadas polares.
Los metales son quizá un rubro aparte. Su valor es uno de
los más altos del mercado, razón por la que es poco frecuente verlos en los tachos de basura. Según un estudio de Ciudad Saludable, se
puede obtener cerca de S/. 7 por un kilo de bronce, mientras que por uno de
cobre, S/. 6.
Jesús Ramsay es superintendente de
Planeamiento Y Control de la producción de Aceros Arequipa, e indica que las
necesidades de acero de la siderúrgica local y de las funciones son de 80.000
toneladas mensuales. Sin embargo el reciclaje de chatarra no sobrepasa las
40.000 toneladas, razón por la cual estas empresas a veces están obligadas a
importar acero desde Bolivia, Chile e incluso Estados Unidos, compitiendo por
precios.
Explica que en el caso de Aceros Arequipa, las fuentes para
obtener acero son diversas, y van desde compras directas a las mineras hasta
chatarreros medianos. Y el precio va de acuerdo con la calidad del acero. “Por
su cotización en el mercado mundial y la competencia del propio mercado
interno, quien sea que quiera vendernos estamos dispuestos a comprar”. En este
sentido, señala que oscilan entre US$ 200 y US$ 250
Según Ciudad Saludable, el empleo de los residuos sólidos
como insumos productivos está restringido a un número limitado de fábricas,
quizá no más de veinte, que han adaptado sus procesos para emplear residuos
como insumos, generalmente combinados con materia prima virgen.
Sin embargo, estas pocas industrias han creado, gracias a su
creciente demanda, una cadena virtuosa. Las industrias formales exigen a sus
proveedores su formalización, estos a los minoristas y finalmente estos a las
personas que reciclan para ellos, los que deben constituirse como asociaciones.
Leandro Sandoval, de
Sandoval señala que hay una industria paralela del
reciclaje, que también demanda parte de los desechos para la fabricación de
papel higiénico, bolsas, tuberías, suelas y utensilios descartables,
los que no cuentan con la certificación ni la autorización de Digesa.
Según Ciudad Saludable la falta de abastecimiento constante
(poca capacidad de recolección) y un estándar uniforme son una preocupación
fundamental para estas industrias que demandan un mayor volumen de materiales
reciclables.
Mientras tanto, las empresas que están interesadas en
colaborar con el medio ambiente y ser parte de esta cadena del reciclaje
tendrán que seguir compitiendo por obtener la materia prima. Si el mercado
sigue creciendo y se organiza, pueda que en el futuro veamos el tacho de basura
con otros ojos.
Algo
debemos hacer con la ‘e-basura’
Por Juan Carlos
Cuadros Guedes
No hace falta reinventar la pólvora si esta ya existe. Es
tiempo, más bien, de que todos tomemos conciencia y propongamos alternativas
viables para dar solución a un problema global, que, en le Perú, empieza a ser
preocupante: la gestión, reciclaje y disposición final de la basura
electrónica.
Algunos señalan que los desechos domésticos de la última
década poco tienen que ver con los de años anteriores. Y no se equivocan.
Computadoras y teléfonos celulares en desuso, así como televisores, equipos de
sonido, de entretenimiento y de uso profesional, artefactos electro-domésticos
y una gran variedad de repuestos usados en la industria automotriz, están
formando grandes montañas de desechos tecnológicos por todos lados, pero pocos
parecen darse cuenta de los serios problemas ambientales que ello entraña.
“El efecto de la basura electrónica producida por las
computadoras obsoletas y los componentes electrónicos descartados es desastroso
para el medio ambiente y nuestra gente”, advierte el ingeniero Manuel Luque Casanave, especialista en el tema y presidente del Centro
para el Desarrollo Económico, Social y Ambiental (Cepadesa).
Pero no solo las PC y los celulares causan preocupación.
Hablamos también de equipos médicos obsoletos (utilizados principalmente para realizar
exámenes radiológicos, electroencefalografías, tomografías y ecografías), de
los focos ahorradores cuya vida útil se acabó (incluidos fluorescentes y
reflectores), desechos de calculadoras, cajas registradoras, impresoras y
fotocopiadoras, entre otros.
¿Sabe Ud.
Donde van a parar cuando les dan de baja por viejos o los cambian por no estar
de moda?
Reciclar o ¿canibalizar?
En los países donde se ha tomado conciencia de la crisis
ambiental, el reciclaje tecnológico empieza a tener acogida. Además de evitar
la destrucción del medio ambiente, el sistema puede ser provechoso y generar
ganancias para quienes lo practican.
En el Perú, esta posibilidad es aún remota. Aquí solo se ¿canibalizan? Los componentes de viejas computadoras para
armar nuevas y venderlas como tales en el mercado informal. Lo que sirve se
vuelve a usar, y, lo que no, se bota a la basura para ser quemado o arrimado en
algún lugar.
Basta darse una vuelta por el jirón Leticia, en el Centro de
Lima, por San Jacinto en El Agustino o por la ‘cachina’ de Las Malvinas, para
comprender la dimensión del problema. Y no hablamos de las galerías ni de
tiendas comerciales dedicadas formalmente a la venta de productos informáticos,
sino de locales donde la basura electrónica es depositada, procesada, y,
finalmente, convertida en nuevos productos que se ofrecen sin garantía en el
mercado informal.
“Por eso a los vertederos y rellenos sanitarios llega todo y
en ellos puede encontrarse restos de mercurio, cobalto y cromo, elementos
químicos que forman parte de los circuitos electrónicos de los aparatos
electrodomésticos de uso diario. Y si a estos contaminantes les agregamos
toneladas de plástico, cobre, cadmio, plomo, zinc y níquel, la situación
empeora aun más”, agregó el ingeniero Luque.
Físicamente, en el Perú hay casi 10 millones de celulares
activos y más de 500 mil computadoras operativas, además de diferentes
artículos electrónicos como fax, escáner y fotocopiadoras, entre otros, que se
transformarán en un verdadero riesgo ecológico al final de su vida útil.
Normas aplicables
El manejo de los residuos tecnológicos en el Perú es
regulado por
Pero la solución no está en manos de un solo sector. La
legislación y los incentivos pueden influir, pero dependerá de todos hacer
frente al problema.