¿Se
imagina poder tener una fuente pública de
agua potable de donde pueda beber de manera
segura? Pues esto es ahora una realidad para
miles de parisinos, en medio de una medida
que intenta alejar a los consumidores del
agua embotellada.
La fuente develada en el Jardín de Reuilly
(al este de la capital) por la empresa
estatal de agua Eau de París, inyecta
dióxido de carbono el agua corriente para
hacerla levemente gasificada y la enfría
antes que llegue a los consumidores.
“Nuestro objetivo es mejorar la imagen del
agua de canilla de París” dijo Philippe
Burguiere, portavoz de Eau de París.
Y ello debido a la enorme desconfianza de la
población francesa con respecto a la calidad
del agua potable, situación que ha motivado
un enorme crecimiento del consumo de agua
embotellada.
Según el Instituto de Políticas de la
Tierra, los franceses son los octavos
mayores consumidores de agua embotellada en
el mundo.
Tomaron un promedio de 128 litros por
persona de agua con gas o sin gas durante el
2009, una demanda que generó más de 262 mil
toneladas de residuos plásticos, el
equivalente a casi 4,5 millones de barriles
de crudo.
Por eso, hace buen tiempo los ambientalistas
han identificado el consumo de agua
embotellada como la forma menos amigable de
consumir agua debido al enorme impacto
ambiental.
La recomendación más aceptada es el consumo
de agua de caño filtrada. Siempre y cuando
se garantice una óptima calidad, iniciativa
como éstas son más que bienvenidas.