Camisea: el gas nuestro de cada día

 

Por Aurelio Ochoa Alencastre

La última edición de la prestigiosa BP Review, un ícono de las estadísticas energéticas internacionales, sitúa las reservas mundiales de gas natural al 01.01.2010 (probadas, obviamente), en 6,512 TCF, donde 301 corresponden a Sudamérica, y 11 al Perú, es decir, en nuestro caso, el 0.17% del orbe, a partir de cifras emitidas por el MEM, en las cuales por cierto no están incursas las últimas de gabinete entusiastamente dadas por Perupetro.

Esas diferencias abismales entre unas y otras cifras, permiten percibir a escala mundial, la real magnitud de nuestros modestísimos y no renovables recursos gasíferos, lo que debe inducirnos a maximizar la optimización de los mismos, así como a desarrollar una intensiva exploración para incrementarlos. En ese sentido, recordemos que en los últimos dos años hemos perforado 11 pozos exploratorios, en tanto que Colombia, 169. Mientras este último es exportador neto de hidrocarburos, nosotros continuamos hace 25 años con déficits cada vez mayores en nuestra balanza comercial. En lo que a masificación del gas natural se refiere, el país de la cumbia tiene 5’500,000 connexiones efectivas, mientras el de la marinera, 15,500. A ese ritmo, en 500 años alcanzaríamos a nuestros vecinos del norte. Ante tales escenarios, urge hacer algo, de lo contrario, ¿de qué habrá servido nuestro esfuerzo como consumidores eléctricos al aportar más de US$ 500 millones a través de la GRP (Garantía de Red Principal) para viabilizar Camisea?.

En el escenario de las Américas, los exportadores de gas se circunscriben fundamentalmente a cinco países: Estados Unidos (Alaska), Canadá, Bolivia, Trinidad y Tobago y Perú. El 1º, 4º y 5º, vía GNL (gas natural licuefactado), y los dos restantes, vía gasoducto. Según BP Review, las reservas probadas de aquellos países son de 245, 62, 25, 16 y 11 TCF, respectivamente. En el mismo orden, la relación reservas/población (TCF/MM habitantes) es de 0.8, 1.8, 2.3, 10.7 y 0.4, es decir, el Perú en este grupo exportador no solo es el de menores recursos gasíferos, sino que adicionalmente tiene la más baja proporción de gas versus su población, parámetro que sería muy preocupante para cualquier país antes de arriesgarse a exportar.

Nuestro territorio guarda un enorme potencial gasífero, el mismo que está a la espera de ser trabajado, lo que permitiría mirar con optimismo el futuro de nuestro desarrollo industrial a través de la petroquímica y de su efecto multiplicador, actividad que permite darle al gas un mayor valor agregado, mínimo seis veces, respecto a si fuese usado como combustible o exportado como simple materia prima
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