El afianzamiento hídrico
Por Máximo Hatta Sakoda
El agua es el elemento imprescindible para la vida, el medio de transporte
principal en la biósfera y el catalizador más importante para las funciones
vitales. La escasez del agua en muchas regiones del planeta y la pérdida de
calidad de las aguas naturales por la incesante contaminación, combinadas con el
crecimiento de la población mundial, hacen que la accesibilidad al agua de buena
calidad sea uno de los mayores problemas de este siglo y, en un futuro cercano,
probablemente la causa de conflictos bélicos.
El aprovechamiento de los recursos hídricos disponibles en nuestro país es
deficiente no solo por la irregular distribución espacial sino también por la
presencia estacional del agua disponible. En la vertiente del Pacífico solo el
47% (17,542 millones de metros cúbicos) se aprovecha para usos agropecuarios y
el resto 53% (19,821 millones de metros cúbicos) se pierde como excedentes al
mar con los cuales se podría asegurar el riego de casi 2 millones de hectáreas o
abastecer de agua potable a una población de cerca de 500 millones de
habitantes. Debe advertirse que, en el año 2025, el Perú podría ser un país con
estrés hídrico si se asume una tasa de crecimiento poblacional baja
(disponibilidad de 1,200 metros cúbicos por habitante por año) o un país con
escasez hídrica si se proyecta con una tasa de crecimiento demográfica alta
(disponibilidad de 1,000 metros cúbicos por habitante por año).
Por ello debe establecerse, como política de Estado y de prioridad nacional, el
afianzamiento hídrico de todas las cuencas del país, entendiéndose por aquello
las medidas y acciones orientadas a la preservación, conservación y uso
sostenible de los sistemas hídricos a lo largo de sus fuentes y cauces
naturales. Este concepto considera el aumento de la oferta y abastecimiento de
agua que permita hacer frente no solo a las demandas hídricas actuales y futuras
de uso y gestión multisectorial, sino también a los desafíos que puedan
presentarse por cualquier tipo de cambio global que se produzca en nuestro
territorio.
Las obras de almacenamiento de agua constituyen una de las principales medidas
de afianzamiento hídrico porque no solo preserva y conserva el recurso hídrico,
sino que fundamentalmente permite que el mismo pueda ser aprovechado en épocas
de escasez. Se tiene identificado alrededor de 75 sitios topográficamente
favorables que podrían almacenar al año cerca de 7,000 millones de metros
cúbicos de agua (35.3% del agua que se pierde en el mar), suficientes para
regular el riego de 700,000 hectáreas de tierras de cultivo en la costa y sierra
en la vertiente del Pacífico o para abastecer a una población de 175 millones de
habitantes.
Sin embargo, los proyectos de afianzamiento hídrico generalmente involucran a
más de una región generando problemas políticos y sociales como los presentados
entre Piura y Lambayeque por el Proyecto Olmos, Arequipa con Cusco por la
represa de Angostura del Proyecto Majes-Siguas y Arequipa con Moquegua por el
Proyecto Pasto Grande, por citar algunos. Esta situación conduce a reflexionar
sobre la necesidad de que las soluciones relacionadas con el afianzamiento
hídrico no tengan fronteras político-administrativas y quizás, en el corto
plazo, se puedan conciliar estos límites territoriales de las regiones y
municipios del país, con los límites naturales que establecen las cuencas.