Electricidad del aire
Por Alex Fernández Muerza
El investigador de la Universidad de Campinas (Brasil)
Fernando Galembeck pretende transformar la electricidad de la atmósfera en una
nueva fuente de energía alternativa y renovable para el futuro. Así lo ha dado a
conocer durante la última reunión de la Sociedad Americana de Química (ACS).
Para ello, se basa en un sistema que ha bautizado como higroelectricidad, al
extraer la energía de la humedad del aire. En experimentos de laboratorio,
Galembeck y su equipo han dejado en un entorno de gran humedad pequeñas
partículas de sílice y fosfato de aluminio, y han demostrado que pueden acumular
cargas eléctricas y transferirlas a otros materiales. El experimento confirma
así la idea de que las gotas de vapor de agua presentes en la atmósfera están
cargadas de electricidad y no son neutras, como se pensaba.
A partir de este sistema, señala el científico, se podrían
crear en el futuro colectores, similares a las células solares, para capturar la
higroelectricidad y aprovecharla en los hogares y en los lugares de trabajo. Al
igual que los paneles fotovoltaicos extraen más energía cuanta más luz solar
hay, los colectores higroeléctricos alcanzarían su mejor rendimiento en lugares
muy húmedos.
Galembeck afirma que también podrían ayudar a prevenir los efectos indeseados de
las tormentas eléctricas, que causan miles de muertos y heridos y pérdidas
millonarias en todo el mundo. La idea consistiría en colocar estos paneles
higroeléctricos en los tejados de casas ubicadas en lugares donde las tormentas
son frecuentes. Los paneles atraerían la electricidad del aire y prevendrían
posibles descargas violentas en forma de rayos. Su equipo de investigación
prueba diversos metales para identificar cuáles tienen más potencial para este
objetivo.
El investigador de la Universidad de Campinas no es el único que quiere sacarle
rendimiento eléctrico al aire. Fraser Armstrong, de la Universidad de Oxford,
trabaja en una célula de biocombustible con dos electrodos cubiertos de enzimas
hidrogenadas sensibles al oxígeno. Estos elementos, colocados en un contenedor
de aire con una mezcla de 3% de hidrógeno han generado energía para aparatos
electrónicos pequeños, como relojes de pulsera.