El desafío ecológico que afronta China
Xu Shein colgó el teléfono y sonrío. Era
una llamada de Canada, dijo el director de ingeniería de una planta de energía a
base de carbón, ubicada entre tiendas de antigüedades y arte de imitación en un
suburbio de Beijing. Una empresa canadiense estaba interesada en los avances de Xu para reducir el costo de eliminar las emisiones de gases de efecto
invernadero de la quema de carbón.
Ingenieros dirigidos por Xu tratan de resolver uno de los problemas mas
espinosos del cambio climático: como quemar carbón sin emitir carbono a al
atmosfera.
Xu es parte de un esfuerzo mas amplio que lleva adelante China para introducir
tecnología verde en la economía industrial de mas rápido crecimiento, una misión
tan ambiciosa que podría cambiar el panorama de todo el sector, algo que ya ha
hecho en otros, desde las grúas hasta las computadoras.
Hoy en día, pocos discuten que China sea la mayor fuente de emisiones de carbono
del mundo. Sin embargo, menos conocido es que ahora China también se ha
convertido en una fuente de algunas de las soluciones.
Su amplio mercado y su capacidad de bajar precios al producir en grandes
volúmenes están reduciendo el costo de la energía solar y eólica, al igual que
otras tecnologías menos perjudiciales para el medio ambiente como las baterías
eléctricas para automóviles. Eso podría ayudar a hacerle frente a un gran
impedimento para adoptar ese tipo de tecnologías: necesitan fuertes subsidios
para ser rentables.
El llamado “precio China”, la combinación de mano de obra barata y capital que
reescribió el libro de reglas de la manufactura, esta extendiéndose a la
tecnología verde. “El precio China avanzara al terreno de la energía que depende
de proyectos que requieren mucho capital”, afirma Jonathan Woetzel, director de
la oficina de McKinsey & Cop. En China.
El Gobierno chino respalda la tendencia.
Quiere replicar el éxito de las zonas económicas específicas que transformaron
ciudades como Shenzhen de un pueblo de pescadores cerca de Hong Kong en uno de
los mayores centros manufactureros de exportación del mundo. Establecidas cuando
China comenzó sus reformas económicas en la década de los 80, las zonas fueron
diseñadas para atraer inversión extranjera a las manufacturas livianas para dar
un empujón a las exportaciones. Luego, se convirtieron en motores del “boom”
económico de China.
En el 2010, los reguladores anunciaran varios centros que tendrán políticas
preferenciales para promover la manufactura y las exportaciones de bajo carbono.
Las metas de China enfrentan grandes desafíos. China podría terminar
convirtiéndose simplemente en una base de manufacturas de bajo costo, en vez de
una fuente de innovación. O peor, su intento por recortar costos podría
trasladar la innovación a otros países.
Asu vez, Beijing tiene mucho camino por recorrer para reducir la huella de
carbono. Por cada planta energética envejecida que cerro en una campaña de
limpieza de dos años, agrego la capacidad de alrededor de dos mas. Incluso
algunas de las mejores plantas son manejadas con deficiencias porque los jefes
de las empresas no quieren pagar para limpiar sus emisiones.
Foco en las plantas de energía
En la lucha contra el calentamiento global, algunos de los mayores logros
provendrán de limpiar el carbono de las plantas energéticas que queman carbón.
China y EE.UU. juntos tienen 44% de las reservas mundiales de carbón, y no
planean abandonar esta fuente de electricidad barata y confiable. Según
proyecciones del Gobierno de EE.UU., el uso mundial del carbón podría aumentar
casi 50% para el 2030.
La tecnología de captura atrapa los gases de dióxido de carbono emitidos por las
plantas de carbón. El gas puede ser bombeado bajo tierra a latas profundidades,
en general dentro de cavernas salinas o pozos petroleros antiguos. El carbono
puede ser extirpado antes o después de quemar el carbón. La captura posterior a
la combustión es más simple y puede ser colocada a posteriori en plantas
energéticas existentes. Las versiones actuales recortan la producción de energía
en un quinto o más.
Mucho mas complicada es la captura de carbono previa a la combustión, que
involucra plantas completamente rediseñadas. El carbón se quema para convertirlo
en gas, el carbono se saca y el resto se quema. Las llamadas plantas de “ciclo
de gasificación combinada integrada” cuestan miles de millones de dólares y aun
no han sido desarrolladas a escala comercial.
China lleva delantera en la tecnología para convertir el carbón en gas. Ha
estado usando la tecnología de forma general para fabricar petroquímicos y
fertilizantes como sustitutos del gas natural, que es más costoso. Future Fuels
LLC, con sede en la ciudad de Houston, licencio la tecnología de gasificación de
China para usarla en una planta en Pensilvania, en EE.UU.
Los críticos afirman que las tecnologías de captura de carbón son solo un parche
para el alentamiento global. Son tan ineficientes que es necesario quemar
incluso más carbón para producir la misma cantidad de electricidad. Además, la
tecnología usa mucha agua y el aislamiento de carbono bajo tierra no esta
probado.
Con todo, algunos analistas estiman que la captura de carbono podría representar
entre 15% y 55% de la reducción mundial de emisiones acumulativas de carbono
para 2100.
A pesar de los ejércitos de jóvenes graduados en ingeniería que tiene China, las
empresas extranjeras aun crean y poseen la mayoría de las tecnologías claves.
“China esta unos 10 años atrasada en tecnología”, dice Bernice Lee, directora de
investigación en Chatham House, un centro de investigación con sede en Londres.
Los críticos en países ricos acusan a China de subsidiar de forma injusta a
empresas a través de préstamos baratos de bancos estatales y enviar el excedente
de producción a otros países. Otros afirman que sus errores podrían dañar el
mercado para todos. “China esta abaratando la energía renovable hoy, produciendo
de mas, igual que hace en la mayoría de las industrias”, señala Daniel Rosen,
director de la firma de consultoría Rhodium Group. “La pregunta –y el peligro-
es si enviar un exceso de suministro al mercado, China daña la innovación a
largo plazo y la competencia en el sector para el futuro”.
Publicado por diario El Comercio (21/12/09).