2 Febrero, Día Mundial de los
Humedales. Humedales Sanos, Gente Sana
30-01-08, Por Proteger
*
Para el Día Mundial de los
Humedales del 2 de febrero de 2008 el tema sugerido por
El Día Mundial de los
Humedales (DMH), 2 de febrero de 2008, se va acercando rápidamente. “Como ha
sucedido desde hace una década, PROTEGER invita también en esta oportunidad con
antelación a todos los interesados en el mundo de las ONGs,
medios de prensa escrita, radio, TV y páginas web,
así como a organismos académicos y de gobierno de diferentes niveles, a
preparar actividades para el DMH
“El DMH 2008 reviste una
importancia fundamental, ya que las necesidades en materia de salud se
multiplican de la mano de los altos niveles de pobreza en los países en
desarrollo y los impactos del cambio climático global, y precisamente los
humedales cumplen funciones irremplazables tanto para enfrentar enfermedades
como para brindar soluciones sanitarias a la vez que asegurar bienes esenciales
como agua dulce, pescado o plantas medicinales”, aseguró Peteán.
“
Para el 2 de febrero 2008
Un objetivo del DMH 2008 es
hacer hincapié en la fuerte relación que existe entre los ecosistemas de
humedales que funcionan en forma adecuada y la salud humana, así como poner de
relieve la importancia de contar con estrategias de manejo que apoyen tanto la
salud de los ecosistemas de humedales como la salud de las personas.
El costo de la falta de
manejo de los humedales o de un manejo deficiente pueden ser muy altos: las
enfermedades relacionadas con el deterioro de los humedales, por ejemplo, cada
año se cobran las vidas de más de tres millones de personas y llevan el
sufrimiento a muchas más, informó
En el cartel del DMH 2008
preparado por
Principales
temas para el DMH 2008
Alimentos de los
humedales
Un requisito para que las
personas gocen de salud es contar con alimentos adecuados y de buena calidad, y
en ese sentido la contribución de los humedales es fundamental, pues nos
suministran pescado (incluido marisco), frutas y plantas comestibles. Mil
millones de personas dependen del pescado como su principal o única fuente de
proteínas, y muchas más lo consumen habitualmente. En términos de plantas
cultivables de los humedales, el arroz es el más importante a nivel global,
proporcionando un 20% del suministro mundial de energía alimentaria.
La recolección de vegetales en los humedales, si bien no llega a la misma escala
que las capturas de pescado, es una importante fuente de alimentos para su
empleo local y para los mercados internacionales. De forma indirecta, las
plantas de los humedales a menudo desempeñan un papel esencial como alimento
para el ganado del que depende la salud de otras miles de millones de personas.
Bien manejados, nuestros
humedales seguirán proporcionando alimentos que nos mantengan sanos. Pero hay
muchas actividades humanas que afectan negativamente la capacidad de los
humedales para seguir proporcionándonos bienestar. La contaminación, la
extracción excesiva de agua, el saneamiento deficiente, la sobreexplotación de
sus recursos y, por supuesto, la destrucción de humedales, son factores que
reducen o destruyen la capacidad de los humedales de brindar alimentos para el
consumo humano.
Agua limpia
Llevamos años transmitiendo
el mismo mensaje: los humedales continentales (ríos, arroyos, lagos, esteros,
bañados, pantanos, etc) cumplen una función vital al
filtrar y purificar el agua dulce, devolviéndola “limpia” para el consumo
humano. Este servicio jamás había sido tan valioso para las poblaciones humanas
como lo es hoy día, cuando más de mil millones de personas carecen de acceso al
suministro de agua limpia. Pero los humedales tan sólo pueden ofrecernos agua
limpia si los mantenemos sanos mediante un manejo eficaz. Es obvio lo que
ocurre cuando destrozamos nuestros humedales: perdemos esa fuente de agua
limpia y segura, al igual que todos los demás servicios de los ecosistemas que
éstos ofrecen. ¿Y qué le ocurre a nuestro suministro de agua limpia cuando
introducimos demasiados subproductos de la actividad humana en los humedales?
En los párrafos sobre contaminación, abajo, le ofrecemos información al
respecto.
Contaminación del
agua
A pesar de que los
humedales de agua dulce tienen capacidad para purificar el agua, ésta realmente
es limitada. Sólo son capaces de tratar una cierta cantidad de residuos
agrícolas, una limitada afluencia de desechos domésticos e industriales. Y, por
supuesto, la especie humana es capaz de añadir mucho más: productos químicos
tóxicos (como bifenilos policlorados
como PBC, DDT o dioxinas), antibióticos procedentes de la ganadería, aguas
residuales humanas no tratadas, plaguicidas que actúan como ‘disruptores endocrinos’. . . y más. Somos capaces de
sobrepasar rápidamente, y de hecho lo hacemos, la capacidad de purificación de
los humedales de forma que esas fuentes de agua dulce, y los alimentos que
suministran, se vuelven inapropiados para el consumo y se convierten en un
peligro para la salud humana.
Particularmente preocupante
es el hecho de que todavía hoy existan 2.600 millones de personas que carecen
de acceso a un saneamiento adecuado; y cuando al saneamiento deficiente se
añade la contaminación microbiana del agua potable que proporcionan los
humedales, sobrevienen enfermedades y, a veces, pérdidas de vidas.
Los humedales funcionan
como filtros o trampas para muchos patógenos: cuando el paso del agua a través
de los humedales es suficientemente prolongado, los patógenos pierden su
viabilidad o son consumidos por otros organismos. Se están construyendo
humedales artificiales en zonas urbanas y rurales con objeto de que ejerzan
precisamente esa función y de este modo eviten que las aguas residuales no
tratadas lleguen a humedales naturales que se utilizan como fuente directa de
agua potable.
Enfermedades
relacionadas con el agua
En muchas partes del
planeta la salud humana está estrechamente amenazada por enfermedades
relacionadas con el agua. El paludismo, debido a que mosquitos se crían en
áreas húmedas muchas veces degradadas por acción humana, y las infecciones
diarreicas (incluido el cólera), debido a la presencia de aguas residuales
contaminadas, son las peores en el mundo en cuanto a la gravedad de su impacto:
en 2002 fueron la causa, respectivamente, de 1,3 y 1,8 millones de víctimas, y
afectan a la salud de muchísimas personas más. Las muertes sobrevienen casi en
su totalidad en niños de menos de cinco años de edad. Las enfermedades
diarreicas afectan tanto al continente africano como al asiático, mientras que
el principal impacto del paludismo se produce en África, aunque también es
significativo en muchas partes de Asia y América.
Si bien el paludismo y las
enfermedades diarreicas son las enfermedades que tienen mayores repercusiones
en el ser humano, a éstas podríamos añadir los efectos debilitadores de otras
enfermedades relacionadas con humedales y aguas contaminadas, como
esquistosomiasis, encefalitis japonesa, filariasis, oncocercosis y otras.
Las enfermedades diarreicas
se pueden controlar mediante el abastecimiento de agua potable, buenas
prácticas de saneamiento y educación en materia de higiene. Las aguas
residuales humanas deficientemente tratadas contienen patógenos que son una
causa principal de infecciones diarreicas, y los humedales (tanto continentales
como costeros) pueden ser un importante mecanismo de transporte para esos
patógenos cuando el saneamiento es deficiente.
En el pasado, una idea
impulsora para la destrucción de humedales fue controlar el paludismo,
especialmente en Europa, pero ello ha conducido a la pérdida de servicios
esenciales de los ecosistemas, como son proporcionar agua y alimentos, y hoy en
día ya no se considera una opción. Las soluciones que funcionan actualmente, al
menos en algunas zonas, van desde el empleo de peces que consumen la larva de
los mosquitos y larvicidas bacterianos que los matan
sin afectar a otros organismos, hasta unos mejores diseño, manejo y
reglamentación de represas y sistemas de riego y sistemas de drenaje de aguas
que reduzcan sus sitios de cría.
Inundaciones
Las inundaciones y las
tormentas afectan a las vidas humanas desde los albores de la civilización,
pero todos los tipos de inundaciones -crecidas y tormentas ribereñas y
costeras, fusiones de nieve repentinas, inundaciones tras intensas
precipitaciones- han pasado a ser más destructivas en los últimos decenios,
debido a que cada vez se construye más infraestructura humana en zonas
expuestas a inundaciones, y es probable que su impacto vaya a ser más
pronunciado en el futuro, incluyendo los efectos del cambio climático. Todos
estamos al corriente de ello por las informaciones que nos llegan por los
medios de comunicación y, quizás, de nuestra propia experiencia.
Los impactos directos e
inmediatos sobre la salud humana incluyen la pérdida de vidas, lesiones e
incluso la falta de agua potable y la destrucción de los sistemas de
saneamiento, lo que se traduce en otro conjunto de amenazas a la salud humana
-diarrea, cólera y otras enfermedades mortales relacionadas con el agua. Las
recientes inundaciones en algunos países también ofrecen un entorno perfecto
para los mosquitos portadores del paludismo.
Finalmente, están los
efectos a largo plazo para la salud mental, como son la ansiedad y la depresión
que sobrevienen frecuentemente tras las inundaciones importantes.
Si bien no podemos impedir
las inundaciones de gran magnitud, lo que sí podemos es asegurarnos de que
aprovechemos los servicios de protección contra inundaciones que nos
suministran gratuitamente los humedales. Los ríos, lagos y marismas frenan y
contienen las aguas de crecida, pero ello sólo es posible si no construimos
nuestros centros urbanos en llanuras de inundación naturales y meditamos más
sobre las consecuencias de canalizar los ríos y drenar y secar las marismas y
otros humedales.
Disponibilidad de
agua
Si la extracción de agua es
más rápida que la reposición natural los humedales, pueden sufrir un colapso,
produciéndose una pérdida completa de los servicios de los ecosistemas. El
efecto de esos casos extremos es costoso en lo que a salud humana se refiere.
Un ejemplo bien documentado es el mar de Aral, donde
la extracción de agua para regar cultivos redujo un palpitante humedal a polvo
-causando la pérdida de medios de vida a corto plazo y dañando gravemente, a
largo plazo, la salud de las comunidades que vivían alrededor del mar por culpa
de los efectos ocasionados por las tormentas de polvo, la erosión, la pérdida
de la pesca y la deficiente calidad del agua para beber y para otros
propósitos.
Aunque éste pueda ser un
ejemplo extremo, existen muchos casos en que una reducción dramática en la
disponibilidad de agua tiene como consecuencia importantes efectos negativos en
la salud humana. En el lago Chad, lago compartido por Camerún, Chad, Nigeria y
Níger, el cambio climático, la demanda de agua para el riego corriente arriba y
las malas decisiones de manejo en la cuenca han reducido en un 90% el tamaño
del lago en los últimos 40 años. El efecto neto sobre 20 millones de personas,
principalmente pescadores y agricultores que dependen directamente del lago, ha
sido unos crecientes niveles de malnutrición, lo que a su vez ha dado lugar a
una vulnerabilidad mucho mayor ante las enfermedades. Se está llevando a cabo
un proyecto importante para tratar de revertir la situación.
Medicinas de los
humedales
Muchas plantas de humedales
y especies de animales se han utilizado desde hace milenios como medicinas
tradicionales, y aun hoy se siguen utilizando. También se emplean en la medicina
complementaria, un sector que no deja de crecer en el mundo desarrollado, y
desempeñan una función importante en la elaboración y producción de medicinas
modernas. La sobreexplotación, las técnicas de recolección destructivas y la
pérdida y alteración de hábitats ponen en peligro la
capacidad de las especies de humedales de continuar cumpliendo esas funciones.
Bienestar mental
La población mundial se va
concentrando en las zonas urbanas, especialmente a lo largo de las costas, y
los habitantes urbanos cada vez son más inactivos desde el punto de vista
físico.
Además los efectos sobre la
salud de la inactividad física de las poblaciones urbanas cada vez resultan más
onerosos en lo que se refiere a tratamiento médico. Utilizamos los espacios
verdes, incluidos los ríos, lagos y estanques y sus riberas y áreas de
humedales asociados, para recrearnos, educarnos y relajarnos. El valor de los
espacios verdes para mejorar la salud mental y física de las poblaciones
urbanas está adquiriendo mayor reconocimiento y los estudios actuales indican
que del contacto habitual con espacios verdes urbanos se obtienen beneficios
cuantificables físicos y psicológicos. En ese aspecto, los humedales urbanos
tienen un papel muy importante que desempeñar. www.ecoportal.net
Más información en: www.proteger.org.ar/dmh