EL ARROZ MAS AUSTRAL DEL MUNDO DESAFIA AL CAMBIO CLIMATICO EN CHILE

 

 

En los arrozales de Chile, se está implementando una serie de técnicas innovadoras que permiten reducir el consumo de agua en más de un 50 % durante el cultivo de arroz, todo esto mientras se mantiene la capacidad de producir bajo condiciones climáticas extremas. En la comuna de Ñiquén, en la región de Ñuble, se ha comenzado a observar un tipo de cultivo que desafía las prácticas convencionales, haciendo posible cultivar arroz con menos recursos hídricos. Este cultivo ha captado la atención de agricultores, como Guillermo Muñoz, quien, aunque tiene una amplia experiencia en el campo, nunca había sido testigo de algo similar. Lo que muchos consideran un avance sorprendente no es producto de la naturaleza, sino de la investigación genética llevada a cabo por expertos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA). A través de modificaciones genéticas, estos investigadores han logrado desarrollar una variedad de arroz más resistente al cambio climático y menos perjudicial para el medio ambiente.

A pesar de este desarrollo, la producción de arroz en Chile ha experimentado una caída en los últimos años. El país no es un gran productor de arroz, con solo unas 20 hectáreas dedicadas al cultivo, y, debido a la creciente rentabilidad de otros cultivos como los frutales, así como la falta de mano de obra, la siembra de arroz ha disminuido. Actualmente, Chile depende de las importaciones de arroz desde países como Uruguay, Argentina y Paraguay para cubrir casi la mitad de la demanda nacional, que oscila entre las 150,000 y 200,000 toneladas anuales.

El arroz cultivado en Chile, en particular una variedad genética conocida como ‘japónica’, es un tipo especial utilizado principalmente para la preparación de sushi y alimentos para bebés. Este tipo de arroz no es el más común a nivel mundial, pero su producción es clave para los investigadores que buscan expandir su cultivo de manera sostenible, sin que las condiciones climáticas extremas representen un obstáculo.

Este contexto refleja el desafío que enfrenta la agricultura chilena, que busca innovar con técnicas más sostenibles y resilientes para adaptarse a un clima cambiante. La introducción de modificaciones genéticas y el enfoque en una producción eficiente de arroz es fundamental no solo para asegurar la autosuficiencia alimentaria, sino también para reducir el impacto ambiental de la agricultura, que históricamente ha sido intensiva en el uso de agua.


Fuente:Diario El País- pag.12, 12 de enero del 2025.