Para 2050, se espera que 4.100 millones de personas se vean afectadas por riesgos extremos y relacionados con el agua (un aumento del 34% con respecto a los 3.070 millones en 2019 debido a las principales actividades económicas relacionadas con los recursos de agua dulce disponibles) aumentado en 0,21 puntos. %, del 18,03% al 18,24%. A nivel regional, la población del norte de África aumentó 15,87 puntos porcentuales entre 2015 y 2020, seguida de Asia occidental (11,45 puntos porcentuales), África subsahariana (0,28 puntos porcentuales) y América Latina y el Caribe (0,23 puntos porcentuales). ; mientras que las regiones de Asia oriental y sudoriental (0,47 puntos porcentuales) y Asia central y meridional (0,14 puntos porcentuales) han reducido los niveles de escasez de agua. La escasez de agua está aumentando en todo el mundo debido al cambio climático y al derretimiento del hielo, lo que tiene un impacto significativo en la cantidad y calidad del agua. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la escasez mundial de agua ha aumentado del 18,03% al 18,24%, con diferencias regionales notables, especialmente en países como el norte de África y Asia.
Las estimaciones futuras sugieren que la población con estrés hídrico podría duplicarse para 2050, alcanzando otros mil millones de personas en áreas con alto estrés hídrico. Esta situación puede causar conflictos y amenazar la disponibilidad de este importante recurso.
Por lo tanto, recomendamos encarecidamente revisar las políticas y adoptar soluciones innovadoras como el tratamiento de aguas residuales para la producción de energía, enfatizando la necesidad de una gestión integrada y la participación ciudadana para proteger este importante recurso de desarrollo. En todo el mundo, los cambios en las precipitaciones y el deshielo están alterando los sistemas hidrológicos, afectando los recursos hídricos tanto en cantidad como en calidad. En los Andes de América del Sur y las montañas de Asia Central, los glaciares han perdido gran parte de su volumen, lo que afecta la disponibilidad de agua dulce y cambia la dinámica del agua, aumentando así el riesgo de inundaciones. Sin embargo, esto cambiará en unas pocas décadas a medida que aumente el riesgo de sequía, afectando los patrones de consumo, la producción agrícola y energética, entre otras cosas.
Fuente: Diario Gestión - pag.16, 12 de abril del 2024.