POLITICEMOS EL CLIMA

 

Luego de iniciar su campaña presidencial, Ron DeSantis respondió así cuando se le preguntó sobre el cambio climático: "Siempre he rechazado la politización del clima". Es probable que la política ambiental no sea un tema central en la campaña electoral del 2024, sino los asuntos económicos y sociales. Ello a pesar de que los desastres atmosféricos se están acelerando y el extremismo del Partido Republicano es el más hostil a la acción climática que cualquier otro partido importante del mundo desarrollado, sería el tema más importante si tuviésemos un debate político más racional.

Recién estamos a mediados del 2023 y ya hemos visto múltiples eventos que hace poco hubiesen sido sor- prendentes. El mundo tuvo el junio más caluroso que se tenga registro. Inéditas olas de calor han estado golpeando regiones como el Sur de Asia, Medio Oriente, EuropayChina; y gran parte del sur de Estados Unidos ha estado sufriendo de peligrosas altas temperaturas durante semanas. Los residentes de Florida podrían sentirse tentados a tomar un refrescante chapuzón en el océano, pero está casi tan caliente como una tina de hidromasaje.

Aunque el resto del país no ha estado tan caluroso, todos en el noreste recuerdan el humo que provino de los incendios forestales en Canadá, que generó días de aire viciado y cielos anaranjados. Si bien los eventos extremos siempre han existido, ¿podemos demostrar que el cambio climático causó algún desastre en particular? No con exactitud, pero el floreciente campo de la meteorología llamado "atribución de eventos extremos" se acerca.

Los modelos climáticos indican que ciertos tipos de clima extremo se tornan más probables con el calentamiento del planeta, por ejemplo, lo que solía ser una ola de calor que ocurría una vez en varias décadas se convierte en una incidencia casi anual. La atribución de eventos compara las probabilidades de que un evento extremo se presente con calentamiento global con las probabilidades de que ese mismo evento hubiese ocurrido sin la existencia del cambio climático.

Por cierto, yo argumentaría que la atribución de eventos extremos gana credibilidad porque no siempre explica lo mismo, pues en ocasiones precisa que el cambio climático no es el culpable. Por ejemplo, análisis preliminares señalan que el cambio climáti co jugó un rol limitado en las gravísimas inundaciones que recientemente afectaron el noreste de Italia. Sin embargo, esa fue la excepción que confirma la regla puesto que, en general, el análisis que efectúa la atribución de eventos muestra que el calentamiento global hizo que sean más probables los desastres de años recientes.

Aún no hay estimaciones de la presente serie de desastres, pero parece seguro decir que esta concatena ción global de eventos extremos hubiese sido virtualmente imposible sin cambio climático. Y es casi seguro que esta ola de fenómenos atmosféricos solo sea una primera fase de la crisis, un pequeño anticipo de los muchos desastres que se avecinan.

Esto metrae de regreso a la "politización del clima". Al menos en este país, la crisis climática es un asunto partidista. Al año pasado, solo un 22% de estadounidenses que consideran estar en la derecha política opinaba que el cambio climático es una grave amenaza; la brecha entre izquierda y derecha era mucho más amplia en Estados Unidos que en otros países. Y solamente aquí uno puede ver casos como los republicanos de Texas intentando activamente perjudicar el pujante sector de energías renovables de su propio estado.

Lo notorio del negacionismo climático es que sus argumentos no han variado con los años: no hay cambio climático; bueno, sí hay, pero no es algo tan negativo; además, hacer algo al respecto sería un desastre económico. Y ninguno de estos argumentos es abandonado ante la evidencia. La próxima vez que se presente una ola de frío, los mismos de siempre volverán a afirmar que el cambio climático es un engaño. El espectacular progreso tecnológico en energías renovables, que hace que el camino hacia una fuerte reducción de emisiones de carbono sea más factible de lo que se imaginaba, no ha acallado las advertencias de que los costos de la política climática del Gobierno de Biden serán imposibles de cubrir. Así que no debemos esperar que las olas de calor récord pongan fin a las aseveraciones de que el cambio climático, incluso si existe, no es gran cosa. Tampoco debemos esperar que los republicanos suavicen su oposición a la acción climática, a pesar de lo que esté sucediendo en el mundo.

Lo que esto significa es que si el Partido Republicano gana el control de la Casa Blanca yel Congreso el próximo año, es casi seguro que tratará de desmantelarlos subsidios para energías verdes promulgados por el Gobierno de Biden que los expertos creen que conducirá a una sustancial reducción de las emisiones de carbono. Nos guste o no, el clima es un asunto político. Y los estadounidenses deben estar conscientes de que es uno de los temas más importantes por los que votarán en noviembre del 2024.

Autor: Paul Krugman. Publicado por: Gestión - pag.23, 19 de julio del 2023.