PETRÓLEO Y GAS SIGUEN BARATOS

 

El año pasado, tras la invasión de Rusia a Ucrania, cualquier asomo de malas noticias enviaba los precios energéticos a la estratósfera. Los mercados se alocaron cuando un incendio provocó el cierre de una planta de gas en Estados Unidos, cuando Rusia exigió que Europa pague en rublos los combustibles que le compraba o el clima estaba más severo de lo usual. Pero desde enero, las cosas han cambiado.

El crudo Brent, que sirve de referencia global, se ha situado en alrededor de US$ 75 el barril, frente a US$ 120 hace un año. En Europa, el precio del gas está en €35 (US$ 38) por megavatio hora, 88% debajo del pico que registró en agosto. No es que las noticias hayan mejorado. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados han anunciado fuertes recortes en su producción. En Noruega, varias instalaciones de gas que ahora son vitales para Europa, están en un prolongado mantenimiento, y Países Bajos cerrará el mayor campo de gas del continente.

No obstante, cualquier salto en los precios se desvanece rápido. ¿Qué los mantiene estables? Parte de la respuesta sería la desalentadora demanda, pues las expectativas de crecimiento económico global se han reducido, la caída de varios bancos ha suscitado temores de una recesión en Estados Unidos, la inflación golpea a los consumidores en Europa y el impacto total del alza de tasas de interés aún está por sentirse. En China, el rebote pospandemia está siendo más débil de lo esperado. Pero en el mejor de los casos, esto solo es parte dela explicación.

A pesar de su decepcionante recuperación, China consumió 16 millones de barriles diarios (b/d) en abril, volumen récord. El rebote del turismo y transporte de carga significa que se está usando más diésel, gasolina y combustible para aviones. En Estados Unidos, la caída de 30% en el precio de la gasolina, respecto de hace un año, augura un buen verano (boreal) de viajes terrestres. En Asia y Europa, se espera que las altas temperaturas duren, lo que crea mayor demanda por electricidad generada por gas para aire acondicionado.

Una explicación más convincente podría estar en la oferta. Los últimos dos años de altos precios han incentivado la producción petrolera fuera de la OPEP (Argentina, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Guyana y Noruega). JPMorgan Chase estima que la producción fuera de la OPEP crecerá en 2.2 millones de b/d este año. En teoría, este aumento debiera balancearse con los recortes anunciados en abril por los miembros principales del bloque (1.2 millones de b/d) y Rusia (500,000 b/d), más 1 millón de b/d agregado por Arabia Saudita este mes. Pero la producción en estos países no se ha reducido todo lo anunciado, y otros miembros de la OPEP están aumentando sus exportaciones: Venezuela, gracias a una inversión de la gigante estadounidense Chevron, elrán, donde están en su nivel más alto desde el 2018, cuando Estados Unidos le impuso nuevas sanciones. De hecho, 20% del petróleo mundial proviene de países bajo embargos de Occidente, de modo que lo venden con un descuento.

Para el gas, la situación de la oferta es más complicada: el ducto entre Rusia y Europa sigue cerrado. Pero Freeport LNG, que representa 20% de las exportaciones estadounidenses de gas natural licuado y el año pasado sufrió una explosión, está operando nuevamente, y los flujos de gas noruego se reanudarán a mediados de julio. Lo más importante es que Europa tiene llena al 73% su capacidad de almacenaje de gas (53% hace un año) y alcanzará su meta de 90% antes de diciembre. Países asiáticos ricos, como Japóny Corea del Sur, también cuentan con abundante gas.

Cuando la inflación se disparaba y las tasas de interés eran bajas, commodities como el crudo eran una cobertura atractiva contra el alza de precios. Pero ahora que los especuladores esperan que la inflación se reduzca, el atractivo ha menguado, pues las altas tasas de interés hacen más seductores a activos como el efectivo y los bonos, además de elevar el costo de oportunidad de poseer existencias de crudo, así que los intermediarios están deshaciéndose de ellas. Los precios podrían subir hacia fines de año. La Agencia Internacional de la Energía proyecta que la demanda global por petróleo llegará a un récord de 102.3 millones de b/d este año. La oferta también marcará un récord, pero la entidad estima que habrá un déficit en la segunda mitad del año, opinión que comparten muchos bancos. Cuando se acerque el invierno (boreal), se intensificará la competencia por gas natural licuado entre Asia y Europa. Los fletes para esa estación ya están subiendo.

Pero es improbable que se repita la pesadilla del año pasado. Muchos analistas esperan que el crudo brent permanezca cerca de US$ 80 el barril. Los mercados de futuros del gas en Asia y Europa apuntan a un alza de 30% para el otoño (boreal), en vez de algo más extremo. En los últimos doce meses, los mercados de commodities se han adaptado y ahora hace falta más que un asomo de malas noticias para que los precios se disparen.

Autor: The Economist., Gestión. 27 de junio del 2023.