Tras un año de fenómenos meteorológicos extremos, el mundo se enfrenta a una disyuntiva: combatir el cambio climático, lo que implica una profunda mutación del modo de vida del ser humano, o seguir consumiendo energía abundante y barata.
“Hemos perdido un año”, se lamentaba el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, después de la última conferencia sobre el cambio climático de la ONU (COP27) en Egipto.
Luego de dos semanas de negociación, los cerca de 200 países presentes apenas lograron ponerse de acuerdo en la creación de un fondo de reparaciones para las naciones más pobres, pero sin un monto ni un calendario claros.
“El mundo no nos lo agradecerá el día de mañana”, advirtió Timmermans al cierre de la conferencia.
El compromiso
La COP27 no aludió a la necesidad de acabar con las energías de origen fósil (petróleo, carbón o gas).
Ese compromiso es imprescindible para cumplir con los propios objetivos de la comunidad internacional de mantener el aumento de la temperatura del planeta a un máximo de 1.5 °C (Acuerdo de París).
Los récords de temperatura durante el verano en Europa, las inundaciones catastróficas en Pakistán o las hambrunas en regiones africanas fueron noticia durante el 2022.
Pero “desgraciadamente esto es solo el principio: estamos viendo a pequeña escala lo que nos podría suceder a gran escala”, advierte Robert Vautard, el director del instituto francés Pierre-Simon Laplace, Robert Vautard.
La esperanza pasa por la aceleración en el empleo de las energías renovables, según los climatólogos y las organizaciones ecologistas.
Energías renovables
La capacidad energética de las fuentes renovables crecerá en 2,400 gigavatios en los próximos cinco años, según las previsiones de la Agencia Internacional de Energía.
Esas fuentes alternativas superarán al carbón como fuente de energía eléctrica de aquí al 2025, de acuerdo con ese informe.
Pero una visión más cercana de los datos arroja inquietantes claroscuros.
Por ejemplo, en Alemania, uno de los países más afectados por la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, tres cuartas partes de la generación de electricidad sigue dependiendo de los combustibles de origen fósil.
Y de las fuentes renovables, la mayoría es biomasa (18%), muy por delante de la solar o las eólicas, según datos oficiales.
Ambiciones incompatibles
La mayoría de los países desarrollados tienen ambiciones climáticas incompatibles con los objetivos del Acuerdo de París, según un estudio.
En lugar del objetivo de 1.5 ºC, la Unión Europea se situaría en 2.3 o 2.5 ºC de aquí a finales de siglo, y EE. UU. en 3 o 3.4 ºC, según ese estudio de Paris Equity Check.
Pero del lado de los países en vías de desarrollo las perspectivas no son mucho mejores; así, Brasil se ajustaría a un calentamiento de 2.1 o 2.9 ºC, y México de 2.7 o 3.2 ºC. China, Rusia o Turquía superarían los 5 ºC, lo que en términos científicos supone un umbral desconocido, que provocaría cambios climáticos dramáticos.
Fuente: El Peruano, 16 de diciembre del 2022.