El Perú cuenta con una impresionante dotación de recursos energéticos: recursos fósiles, como petróleo y gas natural; un inmenso potencial hidroenergético, todavía no plenamente explotado; y también importantes recursos eólicos, geotérmicos y amplia radiación solar, las llamadas “energías renovables no convencionales” (ERNC). A pesar de que el desarrollo de las ERNC viene fomentándose alrededor del mundo para mitigar el cambio climático tal vez, el mayor peligro que enfrentamos como especie, en el Perú estas se encuentran en un nivel incipiente. Solo alrededor del 5% de la energía eléctrica que consumimos proviene de estas fuentes.
Recientemente, el Gobierno publicó el D.S. 003-2022-MINAM que propone incrementar la participación de las ERNC a por lo menos el 20% del total de la energía consumida en el país para el año 2030. ¿Será posible? Posible sí, fácil no. Dependerá de la voluntad política de avanzar en esta ruta, levantando las barreras a la entrada al mercado eléctrico que han enfrentado las ERNC y que, en algunos casos, siguen teniendo. El que las plantas de fuente solar no puedan contratar con distribuidoras por no tener “potencia contratable” es una barrera artificial a la entrada al mercado, la cual no está presente en muchos otros países.
Otra barrera artificial está dada por las supuestas “inflexibilidades operativas” de las unidades térmicas (básicamente generadoras a gas), que llevan a que si una unidad térmica se prende no se puede apagar sino hasta 168 horas después (7 días). Increíblemente, este valor declarado de 168 horas mucho más alto que en países vecinos no es auditado, lo cual lleva a inflar el grado de inflexibilidad técnica. Esto afecta negativamente a las ERNC debido a que, para que una planta eólica o solar entre a despachar energía limpia y barata cuando el viento o la radiación están presentes debe apagarse una planta a gas. Claro que si la planta a gas debe seguir encendida por la simple declaración de la empresa térmica, se frena el desarrollo de las ERNC. Es hora de revisar y levantar estas barreras que frenan la competencia y la eficiencia.
Hay un tema del cual no se habla y que debería estar en el debate de política energética. Gracias a los avances tecnológicos de la última década, el costo de desarrollo de las ERNC se ha reducido significativamente. Así, hoy es posible desarrollar en el Perú una planta eólica o solar a costos inferiores a los que se puede desarrollar una planta a gas o una hidroeléctrica. Como el costo de expansión del sistema eléctrico en el futuro será marcado por el costo de desarrollo de las ERNC, que viene con tendencia a la baja, ello implica que será más rentable construir plantas de ERNC y, más bien, será poco atractivo construir nuevas unidades a gas o hidroeléctricas.
Paréntesis: (Al reflexionar sobre esto, no puedo sino acordarme de aquellos que proponían dejar el gas natural bajo tierra y guardarlo para el futuro, en vez de exportarlo. También me acuerdo de aquellos que están llevando a que nuestro petróleo se quede enterrado en el subsuelo, en vez de aprovechar estas últimas décadas en que tendrá valor en el mercado. Finalmente, lamento lo que está sucediendo con Petroperú; no hace sino demostrar que la incapacidad y la falta de transparencia destruyen mucho valor).
Debemos promover el desarrollo limpio y eficiente de nuestro parque de energía. La buena noticia es que parece que no tendremos que gastar en grandes subsidios, solo evitar entorpecer el funcionamiento del mercado y dar señales claras y atractivas a los inversionistas. Ahora, más que nunca, hay que hacerlo con mucha energía.
Autor: Carlos E. Paredes. Publicado por: Gestión, 17 de marzo del 2022.