De acuerdo con el informe de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Informe Bruntland, 1987) el desarrollo sustentable se define como el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades. Esta perspectiva nos obliga a que el crecimiento económico debe estar condicionado a mantener los servicios y la calidad de los recursos naturales a largo plazo.
Sin duda, garantizar que las siguientes generaciones gocen de un stock de capacidad productiva que permita mantener el nivel de bienestar per cápita que goza la generación actual, incluye realizar los esfuerzos necesarios para crecer sin disminuir nuestra calidad ambiental buscando la prosperidad equitativa y la inclusión social. ¿Cómo lo logramos?
La ONU, en el 2015, propone darle fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad al 2030 a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODS), los cuales son un llamado para todas las naciones a concentrar los esfuerzos en las personas que aún viven en la pobreza y población vulnerable y a construir de manera conjunta una verdadera alianza para el desarrollo sustentable. Los 17 ODS representan un enfoque universal y ambicioso, con un claro esfuerzo de incluir todas las dimensiones de sostenibilidad de manera operativa a nivel global.
De acuerdo con el Informe del 2020 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se vienen movilizando importantes fondos para financiar los ODS, por ejemplo, por medio de su Concentrador del Sector de Finanzas, que han ayudado a 45 países a recaudar 775 millones de dólares en cinco años. Además, el PNUD ha generado una plataforma de inversión que proporciona información sobre 207 áreas con oportunidades de inversión en 15 países, y se espera que cada país implicado movilice unos 50 millones de dólares en favor de los ODS. Con estas iniciativas se busca mejorar sustancialmente en materia de gobernanza, protección social, recuperación verde y digitalización, que podrían sacar a 146 millones de personas más de la pobreza extrema para el 2030.
En el caso peruano, las características de una estructura económica dual con sectores modernos de alta productividad y sectores precarios, dependiente de los ciclos de los commodities y limitada capacidad para la inserción en las cadenas de valor, hace que el reto de la sostenibilidad como modelo de desarrollo sea aún mayor. Sin embargo, su promoción se ve reflejada en diversos instrumentos de políticas, como el Plan Nacional de Acción Ambiental, Lineamientos para el Crecimiento Verde y la Ley Marco de Cambio Climático y su Reglamento. Planteamientos de política orientados a fortalecer la gobernanza eficaz, inclusiva y responsable, lo que nos hace pensar que nos encontramos en la senda del desarrollo sustentable.
Fuente : El Peruano, 23 de Diciembre del 2021.