Salvar al conejo Ralph fue una consigna que unió al mundo la semana previa a la quincena de abril. Se trata de un cortometraje de cuatro minutos producido por la Humane Society International, líder mundial en campañas de protección animal, que busca acabar con el testeo de productos cosméticos en animales. Para ello, la organización eligió contar la historia de Ralph, un conejo que "trabaja" en la industria cosmética como animalillo de prueba. Como resultado de esta labor, Ralph ha perdido un ojo y la audición en un oído.
Las pruebas cosméticas que se realizan en laboratorios experimentan con animales para verificar la seguridad de ciertos productos o ingredientes, y prever posibles reacciones alérgicas o asegurar los efectos sobre seres humanos. Los animales más usados para estos procesos son ratones, ratas, conejos y cobayos.
En un ar´ticulo titulado "¿Por qué es importante oiner fin a las pruebas cosméticas con animales?", publicado en julio de 2020 en el portal Animal Político, los investigadores Antón Aguilar y Elizabeth Téllez señalan que, en estos estudios, se mide el grado de irritación e inflación en ojos y piel; en consecuencia, los aniamles se pueden quedar ciegos, sufrir convulsiones o incluso morir. Es frecuente que estas pruebas produzcan resultados inexactos o erróneos, dado que el grado de lesión es subjetivo para el observador.
Actualmente, 39 países, incluyendo los de la Unión Europea, Guatemala, Noruega, Suiza, Israel, India, Nueva Zelanda, COrea del Sur, Turquía, Taiwan y, recientemente, Colombia, así como varios estados de Brasil, han promulgado prohibiciones totales o parciales de pruebas en animales de productos e ingredientes cosméticos.
Las pruebas en la historia
En los códigos de ética para la investigación biomédica, los ensaos con animales son una obligación. Según el Código de ética médica de Nuremberg, publicado en 1947 tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y los experimentos realizados en judíos, cualquier prueba debe basarse en los resultados de investigación animal antes de hacerse los estudios correspondientes en humanos.
Como detalla el artículo "Ética de la experimentación con animales", escrito por los investigadores de la Universidad de Murcia Ana Aranda y Luis Pastor, la experimentación animal no es nueva y los problemas han existido desde hace muchos años. Ya en la Antiguedad, los conocimientos se basaban, en buena parte, en la oservación y la disección anatómica. En el Corpus Hippocraticum (en el 350 a.C.), aparecen experimentos con cerdos y, en el siglo VI, se habla de inmunoprofilaxis en CHina. También es conocido que Anaxágoras, Aristóteles, Hipócrates, Galeno y muchos otros disecaron aniamles para conocer su cuerpo.
Se debe tener claro que, al realizar un estudio con animales, los investigadores están obligados a garantizar el mayor bienestar, la ausencia de dolor y el cumplimiento del principio de las 3R: reducción, el mínimo número de animales para generalizar el resultado de una investigación; refinamiento, evitar el estrés en el animales y procurar el mayor bienestar en el procedimiento: reemplazo, utilizar diferentes alternativas y solo hacer pruebas en animales si es estrictamente necesario.
Sobre este punto, vale recalcar que, dejando de lado los ensayos con fines médicos, los ensayos cosméticos sí pueden encontrar un sustituto para los animales. Cientos de marcas cosméticas en el mundo así lo vienen demostrando.
Fuente: El Comercio, 25 de abril del 2021.