Durante la cuarentena, una de las palabras que más he escuchado es “reinvención”. Mucha gente habla de reinventarse para generar productos diferentes, acordes con la época que estamos viviendo. ¿En qué ha consistido dicha reinvención en la música criolla?
Pararse frente a una cámara y cantar para transmitirlo en Facebook no es precisamente descubrir la pólvora. Eso ya se hacía desde antes de la cuarentena, solo que muchos no habían incursionado en la tecnología y el manejo efectivo de las redes sociales. Cuando vino la cuarentena no les quedó otra que comenzar a familiarizarse con las redes, pero, aun así, como agarró a muchos con la guardia abajo, no tenían los equipos necesarios (ni los conocimientos de producción tampoco) para poder transmitir un contenido acorde con la tecnología de hoy. Un ejemplo sencillo. Una cámara de video tiene también micrófono de audio incorporado, pero como no ha sido creada para audio, el audio que capta es algo básico. Por eso ustedes ven videos en los que a la persona que habla se le escucha lejos y a veces ni se le entiende. En un video, el 50% de este es el audio. Ahora, trasladen ese ejemplo a nuestro ambiente musical. ¿Cuántos músicos y cantantes del género criollo (que es mi especialidad) han cuidado en hacer sus videos con una buena calidad de sonido? Y eso es solo una arista porque podría hablar de iluminación, vestuario, escenografía, edición, imagen y mucho más. En la música, reinventarse no es cantar frente a una cámara de celular y transmitir eso en vivo. Reinventarse es crear algo diferente, con calidad, con un guion, sabiendo de lo que se habla y cuidando cada palabra de lo que se dice y, además, cómo se dice. La novedad es básica. Quien apuesta por algo nuevo es una persona valiente. Es más sencillo repetir sobre algo ya hecho que arriesgarse a producir algo nuevo. Sin embargo, si se tiene éxito ya se puede considerar ese esfuerzo como un hito. Ya marcó la diferencia. Muchos podrán decir mil cosas, pero quien dice y no hace podrá tener voz, pero no voto.
Esta introducción era necesaria para contarles que hacia la mitad de la cuarentena comenzó a publicitarse en redes la emisión de un microprograma de título Sin distancias, el cual lo produce y conduce Araceli Poma, gran intérprete nacional a quien tuve el privilegio de conocer cuando ambos cursábamos estudios de Derecho en la universidad. Desde aquellas épocas ambos compartíamos nuestras inquietudes por lo que se hacía en el criollismo, pero, sobre todo, por lo que se podía hacer. El cielo era el límite. Araceli, desde hace ya un buen tiempo, decidió (y demostró) que el arte y ella eran una sola. Una amalgama de pasión por lo nuestro, amor y responsabilidad por lo que comunicaba. Más que una intérprete, creo que es una comunicadora. El público que la sigue entiende su mensaje. Es alguien que propone y no se queda repitiendo. Ha trabajado muy duro por labrarse un nombre en el medio y lo ha logrado con creces. Con raíces cajamarquinas, no solo canta (y muy bien) música criolla, sino también música andina, y en más de un país extranjero ha representado al Perú con su voz y talento. Como les cuento, ella sí que se reinventó. La pandemia frustró varios de sus conciertos, por lo que imagino que se habrá hecho la pregunta que todos nos hicimos: ¿y ahora cómo llegamos a nuestro público? Pues de forma muy inteligente comenzó a investigar sobre temas muy interesantes y que a veces, aunque parezca mentira, el gran público no conoce. Y así se emitió la primera edición de Sin distancias, y confieso que me causó una gratísima impresión, ya que era algo diferente a lo que había visto en otras páginas de artistas. Ella nos introduce en su hogar, en cómo es la vida con su padre durante la cuarentena, sus platos de comida favoritos y sus recetas secretas. Y mientras tanto nos va contando historias documentadas sobre nuestra canción criolla. Ritmos, instrumentos, personajes, opiniones, y todo ello de una forma fresca, actual y diferente. Ha cuidado su imagen, su presentación y la de su escenografía, su sonido y, sobre todo, el contenido que nos presenta. Sin duda, en los detalles está el éxito de un producto y Araceli con Sin distancias tiene el éxito asegurado. Los invito a visitarla en su página de Facebook y YouTube, y a compartir su trabajo. Está en nuestras manos que contenido de calidad como el de este programa llegue a más peruanos y también al resto del mundo.
Publicado por: El Peruano, 09 de Agosto del 2020.
En la actualidad, la humanidad viene enfrentando una época atípica debido a la pandemia del COVID – 19. Hemos sido testigos de cómo cada aspecto de la sociedad debe reinventarse y ser resilientes ante los retos que se presentan. El aislamiento social de los últimos meses nos ha enseñado el valor de utilizar la creatividad y aprovechar los espacios digitales para llegar a más personas y esto se ha visto reflejado dentro de los distintos ámbitos de la sociedad, incluidos, la educación.
La educación debe ser un aliado para hacer frente a las distintas problemáticas que se presenten, siendo una de las principales, la pérdida acelerada de la naturaleza y de sus recursos. Ante dicha problemática, los jóvenes se convierten en actores clave para luchar y buscar soluciones que permitan contrarestarla.
Hoy, en Latinoamérica y el Caribe, contamos con la mayor proporción de jóvenes de nuestra historia. Según el Anuario Estadístico CEPAL 2019, se estima que, entre las edades de 15 a 24 años, son más de 109 millones de jóvenes, dicho dato representa el 17% de toda la población. Ellos se han convertido en un grupo que marca el camino para las generaciones futuras, los hemos visto alzar sus voces junto a un caso que muchos de nosotros ya conocemos, Greta Thunberg.
A través de un movimento mundial para luchar contra el cambio climático, la voz de Greta se multiplicó a lo largo del mundo por jóvenes que tienen la misma aspiración, ser más conscientes, proactivos y tomar acción por el planeta, impulsando a otros a que sigan estos pasos. Greta representa a una nueva generación, una generación dispuesta a luchar por un mañana que priorice la salud del planeta.
Y esta realidad no es ajena a nuestro país, según la Secretaría Nacional de la Juventud, en el año 2019, se identificaron 343 organizaciones juveniles acreditadas a lo largo del Perú y que trabajan bajo distintos rubros, apuntando hacia un mismo objetivo: hacer del país, un lugar más sano para sus pobladores y para el medio ambiente. Un buen ejemplo de estas organizaciones es Global Shappers, una comunidad juvenil que trabaja alrededor del mundo impulsando soluciones creadas por jóvenes, frente a problemáticas globales. Liga ambiental, es otro ejemplo, dicho emprendimiento, busca impulsar proyectos de comunicación y educación ambiental para fortalecer la cultura ambiental en el país y existen muchos más, como PROA y AIESEC.
Como podemos apreciar, estamos frente a una nueva generación que viene impulsando iniciativas y desarrollando proyectos que marcan el camino hacia un mundo sostenible y estamos convencidos que necesitan mayor apoyo para tangibilizar sus ideales en acciones concretas. Desde WWF, oganización mundial de conservación, identificamos dicho potencial y decidimos trabajar de la mano con ellos a través de una propuesta que unifique sus esfuerzos. Con la iniciativa Generacion10.com, la primera red global de jóvenes de WWF, buscamos dar un espacio que fomente el aprendizaje, la interacción y el apoyo entre los jóvenes que la conforman.
Seguimos avanzando, aún hay mucho camino por recorrer, y esto solo lo conseguiremos si seguimos trabajando de manera articulada, en distintos niveles y en diversos frentes, con la finalidad de ofrecer espacios que permitan a esta nueva generación conocer la problemática, aprender cómo ser parte del cambio, solicitar ayuda y, sobretodo, generar conexiones con otros jóvenes que los insipren y compartan sus mismos intereses.
Publicado por: Fondo Mundial para la Naturaleza, 25 de Agosto del 2020.