Una inundación cada diez años en Kampala, la capital de Uganda, aumenta el tiempo de desplazamiento de las empresas en 54-%. Pero el impacto no es parejo: un cuarto de dichas organizaciones se enfrenta a demoras de entre 100% y 350%.
Aunque a miles de kilómetros del Perú, dicha realidad evoca una constante hasta ahora en la costa peruana, cuando llega el Fenómeno de El Niño y , como en el verano del 2016-2017, arrecian los cuadales de los ríos, derrumbando puentes e incomunicando al norte y al sur del país.
Dichas interrupciones no son casuales ni gratuitas.
Según el informe "Lifelines, tomando acción hacia una infraestructura más resiliente" del Banco Mundialm, publicado en junio pasado, los desastres naturales -como inundaciones, huracanes y terremotos- causan cortes de energía e infraestructura de transporte que generan daños directos por año estimados en US$ 18 mil millones en países de ingreso bajo y medio.
Ni las personas ni las empresas de estos países escapan del perjuicio, que según el estudio, por este tipo de interrupciones asumen por año costos de entre US$ 391 mil mlls. y US$ 647 mil millones. Para las compañías, el impacto supone menores ventas (por imposibilidad de suministro oportuno, por ejemplo) y pérdida de valor de sus activos.
Ante ello, el mensaje del Banco Mundial es retador: invertir en infraestructura resiliente a los desastres naturales y el cambio climático es "contundente, rentable y urgente". Es una recomendación alineada sobre todo con el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas N°13 (adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático).
Estrategia privada
¿Cómo alcanza este desafío el sector privado? En conversación con Día1, Julie Rozenberg, economista senior del organismo multilateral y autora del estudio en cuestión, explica que las empresas pueden implementar nuevos modelos de análisis de riesgos en los proyectos de inversión que incluyan diversos escenarios y escoger la estrategia que genere mayores beneficios en todos los casos. "En su planificación, tienen que lograr (proyectar) muchos futuros diferentes, porque hay mucha incertidumbre alrededor de los escenarios de desarrollo y de los impactos del cambio climático", sostiene y explica que en el mundo dicha metodología se conoce como "toma de decisión robusta".
En ese sentido, explica que hoy la limitante para aterrizar el negocio con dichas consignas es el acceso a información pública sobre los potenciales impactos. "El sector seguros tiene información sobre los impactos directos. No es perfecta, sería mejor si hubiera datos públicos, como mapas de inundaciones y riesgos de terremotos", agrega Rozemberg.
No es un elemento menor. Según el estudio, la falta de dichos datos puede incrementar hasta 10 veces el fortalecimiento y la resiliencia del sistema de servicios de energía, agua, saneamiento y transporte, que oscila entre US$ 11mil mlls. y US$ 65 mil millones.
De allí que una de las cuatro recomendaciones finales tenga que ver con invertir en datos de libre acceso sobre amenazas naturales y cambio climático para facilitar las deciones. Esto supondría un desembolso de entre US$ 50 mlls. y US$ 400 millones. "Permitiría realizar evaluaciones a fondo de los riesgos de todos los nuevos activos de infraestructura", indica el estudio.
Publicado por: El Comercio, 04 de noviembre del 2019.