Parece que el etendimiento del desarrollo, la economía, la sociedad, ha sido "capturado" hace muhco tiempo por las personas interesadas en presentar un país inviable, lleno de malas noticias. El formato, incluye casi siempre la necesidad de culpar a alguien por nuestros males. Lo peor es que los mitos casi siempre se asientan en el imaginario colectivo, y muchos terminamos por creerlos.
"Que el crecimiento económico produce desigualdad"... falso, estudios con la metodología del coeficiente GINI, demuestran que los pobres, progresaron más que los ricos.
"Que la pobreza rural aumenta"... falso, en las zonas más pobres del ande peruano se ha producido un fenómeno de properidad muy notable.
"Que la seguridad hídrica está en peligro"... también falso, y esto es lo que analizaremos ahora:
Es verdad que estamos en un momento de cambio climático, y es también cierto que los glaciares de las montañas altoandinas están retrocediendo debido al fenómeno de calentamiento... lo que no es cierto es que esas sean las principales fuentes de agua fresca en los andes.
Los verdaderos flujos de agua están en las cuencas que captan el agua de lluvias y eventualmente en los acuíferos subterráneos. Lo que nadie dice es que ahora llueve más que antes, y eso, es agua, agua fresca y ¡mucha! Una comprobación evidente es que en temporadas de lluvia, tenemos desastres anturales, miles de personas afectadas y millones en pérdidas. Y es que el agua se precipita por las quebradas, arrastra suelo fértil, produce erosión e inundaciones.
El agua en las cuencas de montaña
Cuando los conquistadores españoles llegan al Perú, ven las montañas como un reto por vencer... Ellos venían de un territorio plano d grandes cuencas y ríos navegables. Las montañas era, definitivamente una dificultad.
Los andinos que en miles de años se adaptaron al territorio veían en la variedad de alturas una ventaja, los múltiples climas y potencial para cultivos diversos de productos, y sobre el manejo del agua, desarrollaron una variedad muy amplia de tecnologías de riesgo que les permitieron controlar los flujos de tal manera que fueran útiles para cultivos de diversas alturas.
Hicieron los waruwaru, en los terrenos húmedos del Altiplano, logrando una tremenda eficiencia para regar por capilaridad, para retener grandes cantidades de agua, y equilibrar las temperaturas para el control de heladas. En las vertientes andinas hicieron andenes (terrazas), con sistemas de riego que alcanzaban grandes extensiones. Alimentaban bofeadles, a manera de reservorios. Y las qochas se multiplicaban por todo el territorio.
En las ciudades tenían complejos sistemas de captación y ahorro de agua, que permitieron abrir reservorios en temporada seca para el aprovisionamiento del líquido.
En la costa, captaron agua en acueductos subterráneos e irrigaron grandes extensiones. Entiéndase que no estamos proponiendo regresar a la agricultura precolombina; solo estamos llamando la atención de que antes había un sistema de "manejo de agua".
El sistema que tenemos ahora no alcanza la eficiencia de antes, fundamentalmente porque no hemos logrado construir una infraestructura que permita recuperar agua, controlar la erosión entre otras cosas. La ANA (Autoridad Nacional del Agua) no es un ente promotor de inversiones, lo vemos más como un administrador de carencias.
Pruebas al canto. En los varios episodios del fenómeno de El Niño no se han afectado los sitios arqueológicos... porque sus constructores sí sabían dónde edificar, mientras que, contrariamente, las construcciones contemporáneas sí sufren de huaycos. El ministro Nieto decía cuando los pobladores clamaban por ayuda... "No es que los ríos hayan entrado en las casas... Es que las casas han entrado en los ríos".
Manejar el agua hoy es posible
Un manejo de todas las cuencas de nuestro extenso territorioes posible, y sí se puede financiar con los beneficios colaterales que va a producir.
El Cusco tiene aproximadamente la misma extensión que Panamá (72.000 km2). En el extremo sur, tenemos el macizo montañoso del Ausangate, a 6.300 metros de altura. En el extremo norte tenemos Camisea, a solo 300 metros de altura... es decir seis kilómetros de caída en poco más de 250 km. Esta agua discurre rauda por 5 cuencas (al norte Vilcanota- Urubamba/ Apurímac/ Paucartambo - Yavero/ al sur hacia Puno/ Madre de Dios.
Lo único que deberíamos hacer es tratar de evitar que las aguas se pierdan en el océano, con la construcción de reservorios grandes y chicos, en las partes altas de todas las cuencas. El agua retenida podrá discurrir impulsada por la gravedad (la diferencia de nivel que es uno de nuestros grandes activos). Tendríamos entonces millones de metros cúbicos retenidos y abundante agua para el campo y las ciudades.
¿Cómo financiar estos proyectos? Con una sinérgica combinación de hidroenergía, reservorios para el agro y miles de nuevas qochas para piscicultura.
¿Cuáles serían las ventajas de esta estrategia?
1. Seguridad hídrica para nuestra población.
2. Eficiencia hídrica (el volumen de agua puede reutilizarse).
3. Energía hidroeléctrica.
4. Potencial acuícola (piscicultura en los altos Andes).
5. Incorporación de miles de hectáreas a la agricultura.
6. Plantación de nuevos bosques en altura y valles para madera, control de erosión y captura de carbono.
7. Activos ambientales (retardar el cambio climático).
8. Control de desastres.
Es decir podemos convertir la tremenda energía destructiva del agua, en una energía para el desarrollo, pues los huaycos de hoy, pueeden ser electricidad , oxígeno y proteínas en el cercano futuro.
Es absolutamente increíble e intolerable que nuevamente los mitos enraizados en la población hagan que las poblaciones cercanas a los proyectos mineros se opongan a los reservorios, con el argumento del "Derecho al agua".
Publicado por: El Comercio, 20 de mayor del 2019.