AUTOR: José Vadillo Villa
Son los vigías frente a los invasores, promotores del buen manejo de los recursos y del cuidado del medioambiente y ayudan a investigadores y turistas. Los ojos del Sernanp en las áreas son los guardaparques.
Avanzas en un bote con el motor fuera de borda que se balancea y sabes que tu vida corre peligro. Que ganarás enemigos gratuitos, porque consideras que es indispensable no contaminar quebradas, ríos, porque genera un gran impacto ambiental. Que el bosque se respeta.
Para tomar ese riesgo, debes de tener conciencia que es indispensable conservar las áreas naturales protegidas (ANP). Por el país. Por el planeta. Es lo que tienen interiorizado los guardaparques cuando, salen de patrullaje junto a soldados de la Marina de Guerra en la Reserva Nacional de Tambopata. Y los guardabosques levantarán actas sobre los campamentos o maquinaria de mineros ilegales que hallen.
“Nuestra vida es la conservación”, resume Iván Villafuerte. Lleva 18 de sus 43 años en este oficio apasionado. Explica: “Ser guardaparques es una vocación. Aquí no hay nada de conveniencias; si no lo amas, no te gustará”.
Héroes verdes
Hay casos de estos celadores fallecidos en acción. Hoy, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) tiene 717 guardaparques oficiales.
Del 100%, 656 son hombres y 61 mujeres; 106 trabajan en las ANP de la costa, 139 en la sierra y la mayoría (472), en la Amazonía.
Gracias a la labor de los guardaparques del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) se ha liberado 97% de la Reserva Nacional de Tambopata. Es decir, 736 de las 759 hectáreas afectadas por minería ilegal al interior de esta área. Solo en el transcurso del año se han realizado 47 operativos al interior de esta área protegida de la región Madre de Dios.
En los nueve puestos de control de Tambopata trabajan 34 guardaparques de Sernanp. Su rutina es de 22 días de trabajo y 8 de descanso.
“Te debe de gustar porque no es un trabajo fácil. Vives alejado de la familia durante 22 días; y no siempre puedes estar pendiente con las noticias de casa. Las familias comprenden esta labor”.
Otros guardabosques necesitan hasta dos días para llegar a su puesto; y de acuerdo a la estación del año les será más difícil avanzar por el río.
Villafuerte tuvo suerte: se casó con una guía de turismo. “A ambos nos gusta la conservación y ella comprende el valor de mi trabajo”, dice. Sus hijos lo comprenden. El menor de los seis también siente “el llamado de los bosques”.
Turismo responsable
Él es coordinador del puesto de control y vigilancia del Lago Sandoval, el de mayor atracción turístico en el área natural protegida de Tambopata, a casi hora y media de Puerto Maldonado.
Allá, frente al lago Sandoval realizan “educación ambiental”. No solo enseñan a los turistas por qué zonas desplazarse, sino que también les dan “ciertas normas de conducta”: por ejemplo, la basura deben llevarla a la ciudad. Con los niños de los colegios cercanos, el mensaje es más contundente.
Si llegó a esta labor también fue porque sus padres amaban la conservación de las ANP en Madre de Dios y encontró una jefa que le dio la oportunidad de ser guardaparques y aprender en los puestos de control con los compañeros mayores. “Lo único que me gusta es proteger esta hermosa tierra de Madre de Dios, capital de la diversidad del Perú”, cuenta Villafuerte, que estuvo desde el nacimiento de Tambotapa como ANP.
Labor clave
A Sernanp la experiencia le ha enseñado que la labor del guardaparques es clave para aprovechar mejor los recursos de las ANP.
De acuerdo a los puestos de control, los guardaparques realizan distintas funciones. Unos luchan contra la minería ilegal; otros terceros con los turistas.
En estos tres últimos años se ha triplicado el número de guardaparques especialistas en prevención y combate de incendios forestales. Hoy suman 167.
Otra función es asistir y acompañar a los investigadores, lo que les permite aprender de su metodología de trabajo.
“Nuestro trabajo es muy interesante; no nos aburrimos como en una oficina. Aprendemos a manejar brújulas, motores, a realizar monitoreo con GPS… Nosotros aportamos un granito de arena para que nuestros bosques sigan siendo bosques. Con la experiencia que tengo, le puedo decir que ser guardabosques debe gustarte, tiene que nacerte; debes de tener también iniciativa propia para que tomes ciertas determinaciones porque la jefatura está en la ciudad y tú, en un puesto de control lejano”.
Unos terceros trabajan más con el manejo del recurso y las comunidades nativas. Por ejemplo, en el lago Sandoval reside una familia dedicada hoy a la conservación y al turismo. Además, los guardaparques deben supervisar el trabajo de las familias que se benefician con las concesiones castañeras, para su mejor manejo, no lo depredan y sigan beneficiándose de la planta.
“No podemos imponer sino trabajar con los pobladores para que ellos lo valoren. La conservación tiene que ser participativa, así es como se debe trabajar en los bosques y ellos lo comprenden”, afirma Villafuerte.
55
mil 142 visitantes llegaron a tambopata en 2017. 60% visitaron el lago Sandoval.
717
guardaparques trabajan en las 76 ANP. representan el 15.14% del territorio nacional.
Publicado por: El Peruano, 05 de diciembre del 2018.