EL APU AUSANGATE, UNA FUENTE DE AGUA Y ENERGÍA

 

 

AUTOR: Armida Testino

Llegar hasta el Ausangate, la quinta montaña más alta del país con 6384 m.s.n.m. es una experiencia dura, pero gratificante. El nevado está ubicado en la provincia de Canchis, a ocho horas de la Ciudad Imperial, y es considerado uno de los apus más poderosos y sagrados de los Andes. Sin embargo, en las últimas décadas, su ecosistema se ha visto seriamente afectado por el cambio climático, la minería ilegal, la tala indiscriminada y otros factores.

El Ausangate es llamado el “Creador de las Aguas”, debido a que su masa glaciar da origen a la laguna Sibinacocha, la segunda con mayor extensión en el Cusco, con una superficie de 30 kilómetros. Esta, a su vez, forma una serie de bofedales que preservan la flora y fauna andina. Además, el recurso hídrico cumple un papel fundamental en la electrificación de la región.

“El 60% de esas aguas van al río Vilcanota. Lo interesante es que esa agua sirve para mover las máquinas de la Central Hidroeléctrica de Machu Picchu en las épocas secas”, señala el director de la sede Cusco de la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA), Efraín Samochuallpa.

Proyecto

Dada la gran importancia del nevado como fuente de energía y de vida, el Gobierno Regional del Cusco y organizaciones de la sociedad civil vienen gestionando acciones para que la zona sea declarada como Área de Conservación Regional (ACR).

El objetivo es proteger el territorio y preservar las tradiciones y costumbres de las poblaciones originarias.

“A diferencia de muchas otras áreas dentro de nuestro país, el proyecto ACR Ausangate involucra la protección de dos glaciares emblemáticos, el Ausangate y el Quelccaya. Estos dos (estarían) unidos bajo un mecanismo de protección de los recursos hídricos, que en este caso sería la laguna de Sibinicocha”, indica el gerente de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente del Gobierno Regional, Miguel Ángel Atausupa, quien agregó que la tarea para iniciar el proyecto fue titánica y no hubiera sido posible sin la colaboración de instituciones como la ACCA.

El funcionario señaló que la iniciativa nació en el 2009, con una ordenanza en la que también se priorizó la protección de otras 17 áreas. En un inicio, el proyecto abarcó 125,541.60 hectáreas e incluía a nueve comunidades ubicadas en las provincias de Canchis y Quispicanchi. Sin embargo, durante el proceso, únicamente dos centros poblados continuaron con la iniciativa.

“Tras la etapa de consulta previa, solo las comunidades de Phinaya y Sallani (en Canchis) quedaron”, señala Miguel Atausupa.

Al parecer, los otros centros poblados temieron que el proyecto implique la expropiación de sus tierras o impida que continúen con sus actividades económicas.

Pero no todos piensan así. Freddy Chuchichampi, alpaquero de la comunidad de Sallani, ha visto la iniciativa con buenos ojos. Señala que, de aprobarse, ninguna concesión minera podrá apropiarse del área natural ni contaminarla. Además, asegura que -al igual que él- decenas de familias podrán ser capacitadas en cuanto al manejo y mejoramiento de la fibra de alpaca, principal actividad económica en Sallani.

Pese a que el proyecto ha sufrido algunos retrasos y otros vaivenes, sus impulsores esperan que el Ausangate se convierta, bajo decreto supremo, en la tercera ACR del Cusco, en el próximo mes de diciembre. 



Publicado por: El Correo, 07 de octubre del 2018.