Una investigación de nueve años presenta el templo ceremonial de Montegrande, en Jaén, como parte del descubrimiento de una cultura que se desarrolló en la frontera del Perú y Ecuador, y que revela que en esta zona se halla el cacao más antiguo del mundo. La meta de los investigadores de ambos países es crear un eje turístico arqueológico binacional.

 

LA ESPIRAL QUE NOS UNE

 

 

AUTOR: José Vadillo Vila

Tiene forma de cola del mono de Nasca. De espiral de la Marca Perú. Un dron le tomó la fotografía que reproducimos en estas páginas. En 2012, Quirino Olivera y su equipo excavaron, limpiaron y encontraron en Jaén una “arquitectura en forma de espiral”. El arqueólogo cree que el templo tiene forma de serpiente enroscada, símbolo importante hallado en sitios cercanos.

Dos años antes, el equipo había desenterrado el templo arqueológico Montegrande, debajo de una moderna iglesia católica abandonada, que era un botadero y un fumadero, a solo cinco minutos de la ciudad de Jaén, Cajamarca. Por falta de presupuesto, el hallazgo debió taparse con arena seca.

Pasos de la investigación 

Las investigaciones empezaron en el 2009, gracias a un aporte de 10,000 dólares de la Comunidad Andina de Naciones que permitió reunir a ocho arqueólogos ecuatorianos, encabezados por Francisco Valdez, y a nueve arqueólogos peruanos, dirigidos por Quirino Olivera. 

En Ecuador, Valdez había hallado una arquitectura similar a la de Montegrande. La diferencia es que en el caso de la de Jaén, la arquitectura se rodea de “brazos extendidos” que envolvían la totalidad hacia el centro de la espiral, donde se supone hay una tumba. 

En el 2016, el plan Binacional Perú-Ecuador aportó al 80,000 soles al proyecto; otros 100,000 los financió la municipalidad provincial de Jaén. Con ese dinero se avanzó para mostrar los detalles del bello templo. Para este fin de año, el Ministerio de Cultura apoya excavaciones para “abrir” parte del frente norte del templo. El arqueólogo afirma que se necesitan unas excavaciones adicionales de medio año para, mediante la técnica de la anastilosis (desmontaje arqueológico), desenterrar la tumba. 

Reivindicación de Tello 

Olivera presenta el libro Jaén. Arqueología y turismo (municipalidad provincial de Jaen, 2018). Por un lado, permite desmitificar la idea de que entre Jaén y Bagua no hubo un desarrollo arqueológico importante, como sí ocurrió en la costa o la sierra peruana. 

Por otro, refuerza la teoría autoctonista de Julio C. Tello (1880-1947), quien al investigar Chavín de Huántar halló elementos amazónicos y planteó que el origen de la civilización andina estaba en la Amazonía. “Pero, a pesar de ocupar el 60% del territorio del país, no hay proyectos de investigación”, recuerda Olivera. 

El cacao más antiguo

La civilización que construyó los templos en el Perú y Ecuador tiene más de cinco mil años y sería la cuna del cacao. Sus restos se ubican en la cuenca binacional del Chinchipe-Marañón. “Donde hace 20 años se desarrolló un conflicto; ahora, los arqueólogos trabajamos en conjunto para investigar el pasado porque somos un solo pueblo”, dice el arqueólogo cajamarquino. 

La primera arquitectura monumental se descubrió en la naciente del río Mayo-Chinchipe, en Ecuador, donde hicieron 32 fechados de carbono 14, que permitieron identificar una bebida fermentada del teobroma cacao, cuando siempre se pensó que este fruto era originario de la región mesoamericana, relacionado con los olmecas. “Las evidencias arqueológicas señalan que se encontraría en la parte alta de la cuenca binacional del Chinchipe-Marañón, evidencias de 2,000 años antes que los olmecas; es decir, 5,500 años de antigüedad. Eso lo hace el cacao más antiguo del mundo”, dice Olivera, quien opina que esta cultura debería de llamarse Marañón, en honor al curso más importante del Amazonas.

“De acuerdo a las investigaciones, el cacao estuvo en estado silvestre en la Amazonía, lo que buscamos es identificar en qué momento se domesticó. Un proceso fundamental porque el cacao es vital para los rituales y está presente en los elementos más importantes de nuestras culturas: la piedra, el oro, el lapislázuli y el collar de concha Spondylus, que llevaba el ajuar del Señor de Sipán. Ahora investigamos una maqueta encontrada en la huaca de la Luna, donde personajes amazónicos cargan un gran cacao”. 

Eje turístico binacional 

Los investigadores han planteado la creación de un eje turístico arqueológico Perú-Ecuador. Se iniciaría en el cantón Palanda, donde se ubica el sitio arqueológico de Santa Ana-La Florida (el gemelo ecuatoriano del templo de Montegrande). Pasaría por las provincias de San Ignacio y Jaén, en Cajamarca, y Bagua, Utcubamba y Chachapoyas, en Amazonas. 

En San Ignacio se podrían apreciar las 1,200 figuras de arte rupestre de Faical, en Jaén a Montegrande y el museo Hermógenes Mejía Solf. Se recorrería Bagua hasta Kuélap, captando a los turistas que llegan en los vuelos aéreos de Lima a Chachapoyas. Inclusive se prolongaría hasta la región San Martín. La iniciativa ya se presentó a la ministra de Cultura, Patricia Balbuena, y al Plan Binacional de Desarrollo Perú-Ecuador.

Dato

650 Metros cuadrados mide el templo de Montegrande.



Publicado por: El Peruano, 04 de octubre del 2018.