Lucha por la defensa del bosque de Cascaxide, Galicia
El Ministerio de Medio Ambiente acaba de reconocer tan encomiable dedicación
otorgándole el premio al 'Bosque Amenazado del año', un galardón que "reconoce
la lucha y el esfuerzo que se ha hecho" por salvar Cascaxide.
Los recuerdos familiares y el amor por la riqueza de una floresta centenaria han
guiado en el último año la lucha de Lucía Espinosa para evitar que se hiriera de
forma irreversible al bosque de Cascaxide.
Se trata de siete hectáreas pobladas de castaños, pinos y robles de hasta 300
años, que rodean el pazo de su familia, ubicado en la parroquia de Escuadro, en
el concello pontevedrés de Silleda, y que a comienzos de año sufrieron una tala
que afectó a cerca de 300 ejemplares. El corte resultó devastador incluso para
los acebos, una especie natural protegida que "está casi extinguida" en la
provincia y en buena parte de Galicia.
'Bosque amenazado del año'
El Ministerio de Medio Ambiente acaba de reconocer tan encomiable dedicación
otorgándole el premio al 'Bosque Amenazado del año', un galardón que "reconoce
la lucha y el esfuerzo que se ha hecho" por salvar Cascaxide, y que,
tristemente, recae por segundo año consecutivo en Galicia, dado que el año
pasado se lo llevó la Casa Grande da Fervenza, en el concello lucense de O Corgo.
"Mi padre amaba mucho esta tierra", explica Espinosa, quien revela que prevé
emplear los 3.000 euros del premio "na limpeza manual" de la arboleda, con el
fin de evitar el azote de los incendios.
Ante una legislación "más permisiva que en los años 70", que fomenta que "más
del 90% de las talas" se realicen por silencio administrativo, la heredera de
Cascaxide arremete contra el proyecto de Ley de Montes, "porque pone en peligro
los pocos bosques naturales que quedan en Galicia". Al margen de este cambio
legal, la actual normativa permite a los propietarios de un espacio forestal
talar los árboles si la Junta no se pronuncia en los 15 días siguientes a la
presentación de la solicitud.
Piden la declaración de espacio protegido
Esta "dejadez" fue la que auspició la tala de Cascaxide, en cuyo caso los
funcionarios "ni siquiera se han dado cuenta de que la usufructuaria ha firmado
la solicitud como si fuese la dueña", constata Espinosa.
Mientras espera que los tribunales se pronuncien, Lucía tramita ante la
Consejería de Medio Ambiente la declaración de la zona como espacio protegido,
de manera que quedará prohibida cualquier agresión a este patrimonio natural.
La finalidad última es que los vecinos, "que se han sentido indignados" por la
devastación de la zona, puedan seguir "paseando y recogiendo leña" en los
alrededores de uno de los pocos pazos tradicionales gallegos que, además de
conservar la zona de labranza y los jardines, aún puede presumir de bosque.
Publicado en Web Ecoticias (23/12/08).