AUTOR: Luis Luján Cárdenas
La Ley de Recursos Hídricos tiene nueve años de vigencia. Necesita cambios. Cierto: ha permitido la creación de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) e impulsar la gestión integrada del agua por cuencas. La Política 33 de Recursos Hídricos necesita un mejor soporte normativo. Uno de los más importantes logros es el proyecto de Modernización de la Gestión de los Recursos Hídricos que, en cinco años, posibilitó la creación de seis consejos de recursos hídricos de cuenca: Tumbes, Chira-Piura, Chancay-Lambayeque, Chancay-Huaral, Quilca-Chili y Caplina-Locumba, aunque con limitaciones de autonomía administrativa y financiera.
Días atrás se anunció la segunda etapa de esta iniciativa, denominada Proyecto Gestión Integrada de los Recursos hídricos en Diez Cuencas, con una inversión de alrededor de 88 millones de dólares. El objetivo es fortalecer la capacidad institucional de la ANA y de los seis consejos de cuenca creados en la vertiente del Pacífico, y crear cuatro nuevos consejos (Cuenca Mayo, Mantaro, Pampas-Apurímac y Urubamba-Vilcanota), esta vez en la vertiente del Atlántico, donde se concentra la mayor pobreza en el país.
La ANA ha entrado en un proceso de reestructuración, pero dado que el agua tiene un carácter transversal, es necesario que este cambio esté acompañado de su adscripción a la PCM y que cuente con mayor autoridad, apoyo político y recursos financieros. Es preciso comprender que el agua es un motor de desarrollo de los diferentes sectores económicos y sociales, generador de empleo, riqueza y bienestar, clave para eliminar la pobreza. Vivimos un boom de las ciudades, crecimiento de la población, mayor necesidad de energía, desarrollo de la industria, permanente deterioro socioambiental, conflictos por el agua, cambio climático y globalización. Es preciso fortalecer el Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos. Hay que trabajar nuevos paradigmas y conceptos como, por ejemplo, construir con la naturaleza en una economía verde y circular.
La gestión del agua debe ser humana, justa, inclusiva, sostenida, resiliente, innovadora, creadora social y medioambientalmente. No podremos aumentar el PBI, reducir los índices de pobreza, cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible ni entrar a la OCDE si no tenemos una visión multidimensional, multidisciplinaria, integral, transversal y de sostenibilidad ambiental y social, que promueva la activa participación y compromiso de todos los actores del agua, en una verdadera interacción social. Sin seguridad hídrica no podremos construir gobernanza, desarrollo, paz social y democracia.
Publicado por: El Peruano, 05 de junio del 2018.