Muy cerca de la ciudad del Cusco, "Bárbol" y otros cuatro personajes de gran altura se han convertido en el atractivo turístico del humedal aledaño al pueblito de Huasao, en el distrito de Oropesa

EL VALLE DE LOS GIGANTES

 

 

AUTOR: Percy Hurtado Santillán

1 “Bárbol” parece caminar. No pierde de vista la alejada urbe del Cusco mientras complace a los visitantes regocijados a sus pies. Un letrero pone la voz al personaje: “Mi hogar se esconde en lo profundo del bosque, junto a las raíces de la montaña. Le prometí a Gandalf que os mantendría a salvo, y a salvo estaréis donde os llevo”.

Su imponente presencia, con esa exuberante barba, abrazada por álamos, ofrece paz a curiosos que se asoman por un caminito empedrado en medio de emergentes totoras. Sus enormes y abiertas manos dan la bienvenida a los que aman la naturaleza separada de esa gran ciudad.

“Bárbol” ya no es más solo un personaje nacido de la imaginación de J. R. R. Tolkien. Ahora, en el páramo de Huasao, es El Señor de los Humedales del valle sur de Cusco. Su efigie es de acero, amalgamada con fibra de vidrio y recubierta con pinturas acrílicas. Cobra vida ante un gran espejo de agua dulce.

Más allá están los otros “ents” o pastores de árboles, como “Jerséy” y “Adírf”. Y también están los groots: “Grufo” y “Baby Groot”, que vienen de otra saga de ficción, Avengers Infinity War, de Anthony y Joe Russo, y Guardianes de la Galaxia, de James Gunn. Juntos forman una familia de defensores de un área que estaba destinada a convertirse en el desagüe de la capital cusqueña.

Fue el artista y escultor de la Escuela de Bellas Artes de Cusco, Juan Challco Chura, quien se encargó de plasmar las gigantescas imágenes por idea de Jean Carlos Pacheco, del Ministerio del Ambiente (Minam). Challco tuvo 75 días para hacer estar figuras que tendrán una vida útil superior a los 10 años.

2 Estos héroes “verdes” son la sensación en el Humedal de Huasao, en la provincia de Quispicanchi. Ningún cusqueño quiere perder la oportunidad de verlos y pasear por las cinco hectáreas donde abunda la biodiversidad, menos los turistas que llegan para visitar el Santuario de Machu Picchu y parques arqueológicos alternos.

Recuperar el lugar no fue tarea fácil para Jean Carlos Pacheco, coordinador regional del Programa Minam+CAF. En el 2016, la municipalidad de Oropesa (en cuya jurisdicción se halla este atractivo natural y turístico) ganó un concurso que permitió el cofinanciamiento para el proyecto Potencial Ecoturístico, con 700,000 soles.

“El humedal era invadido por la expansión urbana”, recuerda Pacheco. Entonces se inició una minuciosa labor en el perímetro de ojos de agua, la atracción de patos migratorios Barcino, amén de peces, reptiles, el purunqoe o cuy silvestre, entre otras especies que milagrosamente emergían.

3 En el 2001, una oenegé se interesó por retener con geomembranas el agua que brotaba. La acción eutrofizó el lugar (aumentó la concentración de nitratos y fosfatos) , donde abundaban las algas. El lugar ahora forma parte de un jardín botánico con álamos, sauces, ñiwa, molles y el Kantu o Cantua buxifolia, la flor sagrada de los incas, entre otras especies.

“Mantener un humedal es beneficioso en una zona urbana, es como un pulmón natural; la biomasa capta el carbono y fija el oxígeno”, explica Pacheco.

La sostenibilidad de este ecosistema es un reto para Oropesa, el distrito con más de 7,000 habitantes, rico en paisajes y restos arqueológicos, atravesado por el corredor Interoceánico. Oropesa es paso obligado hacia la ruta del Barroco Andino que atesora la provincia de Quispicanchi, que ya comenzó a recibir miles de visitantes de todas partes.

4 Alfredo Jurado, el alcalde de esta localidad, está sorprendido con los más de 2,000 visitantes que ingresaron en el humedal en los cinco primeros días. “No nos lo esperábamos”, jura. Sostiene que la atracción era compartida entre los personajes de ficción y la naturaleza.

La afluencia de visitantes no les preocupa, más sí la urbanización del valle. Para ello, Jurado dice que trabajan un proyecto para el crecimiento demográfico ordenado, contrario a la invasión de cerros que se aprecia en Saylla, el distrito colindante.

“El entorno del humedal se declarará área protegida y no permitiremos edificaciones de siete u ocho pisos que impacten. Nos preparamos para mantener la naturaleza, evitar la contaminación; no buscamos el lucro, sino la sostenibilidad”, afirma.

Cinco especies menos

José Luis Venero, investigador de ecosistemas desde hace 18 años, destaca la animación sintética en Huasao. Sin embargo, recuerda un problema de fondo: están desapareciendo especies de los espejos de agua de la zona, como Choquepucyo, Huacarpay, Pumaorcco, Huáscar, Uncapampa y Waaton; su exuberante vegetación recibía antes a 140 especies de aves migratorias; de ellas, cinco ya desaparecieron: la polla morada, el pato de torrentes, el zambullidor plateado, la gallinita pikipinta y la huallata. También habrían desaparecido otros organismos y microorganismos por la variabilidad de climas y el crecimiento demográfico. “Antes no existía el poblado de Huacarpay y el de Lucre creció”, dice. A ello suma el desinterés de autoridades y los sectores vinculados.

Dato

1.5 soles cuesta la entrada por persona al humedal.


Publicado por: El Peruano, 17 de mayo del 2018.