A 67 kilómetros al sur de la capital, el agua no viene de las alturas. En Chilca y Las Salinas, proviene del mar. Ha llegado desde los dominios de Poseidón para salvar a la población de la ausencia del líquido vital. Sí, el agua potable que llega por las redes de tuberías de este distrito de Cañete proviene del océano Pacífico y, ahora, es potable.
Porque el agua era el recurso más preciado y escaso desde hace décadas en esta zona del sur de Lima. En 1969 se inició una veda de pozos por la sobreexplotación del acuífero. Entonces, Las Salinas y Chilca sufrían, y de día solo contaban con agua potable durante dos horas. De noche, tener agua era solo un sueño.
Y ello afectó seriamente el desarrollo de la zona, importante en el circuito turístico del sur de la capital. (Paradójicamente, Chilca es conocida no solo por el avistamiento de ovnis y sus helados alienígenas, sino también por sus lagunas de barro, que son medicinales.)
En 2014 se creó la Central Termoeléctrica Fénix Power en Chilca, con capacidad para producir 570 megavatios (Mw) y con una inversión adicional construyeron una planta que desaliniza y potabiliza a diario 2,500 metros cúbicos de agua de mar.
Todo cambió en el 2015. Se tomó simbólicamente el 14 de febrero, día de San Valentín, para lanzar el programa “Agua de mar que transforma vidas”, gracias a la capacidad para desalinizar que tenía la CT Fénix para producir 2,000 metros cúbicos diarios de agua. Ese día empezó a entregarse gratuitamente a las autoridades de Chilca el líquido potabilizado para beneficiar a los vecinos.
Parece una historia surrealista, pero hubo personas que tras la presencia del líquido vital utilizaron por vez primera sus duchas y abrieron el grifo de agua para lavar sus frutas y verduras. El proyecto influyó positivamente en Chilca.
Hoy, gracias a esta planta privada desalinizadora, los vecinos de Las Salinas cuentan con agua potable por 12 horas, de 5:00 a 17:00 horas, y Chilca, de 17:00 a 22:00 horas.
Gracias a este recurso vital (que escasea en la mayoría de balnearios del sur de Lima), hay vecinos que desde hace dos años se han animado a poner su negocio o mejorar el que ya tenían.
La firma ha implementados diversos programas de responsabilidad social en Chilca y Las Salinas, y planes de desarrollo comunitario, identificando las áreas que requerían mayor atención: educación, turismo, salud, infraestructura, seguridad y agua.
Fecha de reflexión
Mañana se celebrará el Día Mundial del Agua. El gerente general de Fénix, Juan Cayo, opina que es la oportunidad para recordar que el recurso hídrico “representa la base para el desarrollo social y económico de nuestra zona de influencia. Con la implementación de este servicio gratuito ayudamos a asegurar la sostenibilidad del turismo, la industria y un mejor sistema de salud para la localidad”. El agua –ya lo dice el viejo eslogan– es vida.
¿Cómo funciona?
La planta de tratamiento de agua en Chilca utiliza la tecnología denominada “ósmosis inversa” o de desalinización.
Esta permite retirar las sales del agua de mar. Posteriormente, el agua es clorada y remineralizada hasta obtener agua potable. De acuerdo con la empresa, 50 litros de agua producida en la planta, “entubada” y entregada por redes, tienen un costo de 0.0281 soles, mientras que las cisternas que llegan a la zona venden un cilindro de 50 litros a 3 soles. Ello significa que esos 50 litros resultan ser 100 veces más caros para los vecinos de Chilca y Las Salinas que el agua potabilizada entregada por redes a los usuarios desde la central termoeléctrica.
US$ 1 cuesta el metro cúbico de agua en la planta de Chilca.
Publicado por: El Peruano, 21 de marzo del 2018.